La semana pasada iniciamos una serie sobre las unidades de medida con el segundo. La siguiente de las siete unidades básicas –globalmente reconocidas bajo el Sistema Internacional de Unidades (SI)– de la cual hablaremos es el metro.
Su historia empieza con la Revolución Francesa, hace más de dos siglos. Hoy está definido en función de la constante universal "C" de Albert Einstein, la velocidad de la luz.
El metro tiene especial importancia porque es la primera medida que introdujo el SI, y con esta unidad básica se inició también el reconocimiento internacional del sistema decimal. La única medida que usa un sistema distinto, el sexagesimal –que data de los asirios y babilonios– es el tiempo: la hora de 60 minutos y el minuto en 60 segundos.
—Distancias geográficas—
Después de la Revolución Francesa, la academia francesa de ciencias propuso establecer una sola escala para todas las medidas. En 1790 fue adoptado el sistema decimal, y al año siguiente el nombre de ‘metro’ (del griego ‘metron’, que significa ‘medida’), definido como la diezmillonésima parte de la distancia entre el Polo Norte y el Ecuador, a lo largo del meridiano que pasa por París.
Las expediciones geográficas para establecer estas medidas son materia para un libro. Solo mencionaré que una de ellas llegó a fines del siglo XVIII a lo que era el Virreinato del Perú, hoy Ecuador. Finalmente, siendo evidente que la Tierra no era una esfera perfecta, con la mejor aproximación se estableció en 1799 una medida que fue conservada en una barra de platino. En 1839 fue ajustada.
“El sistema métrico decimal ha sido adoptado oficialmente por todos los países, con tres excepciones: Liberia, Myanmar y EE.UU.”.
—Referencias físicas—
Tal como sucedió con el segundo, que eventualmente fue redefinido en función de la velocidad de la luz, en 1960 el metro fue redefinido en función del largo de onda de la emisión del gas Kriptón-86. Pero los físicos buscan la unificación y –cuando hay oportunidad– ganar en la precisión de las medidas, por lo que las revisan periódicamente.
En 1983 se volvió a analizar la definición del metro, esta vez en función de la velocidad de la luz. Resultó que la luz –para recorrer un metro– requiere un segundo dividido entre 299′792.458. Esta cifra fue confirmada en la última revisión de las unidades del SI en el 2019.
—Las equivalencias—
El Sistema Internacional de Medidas, al introducir el metro y el sistema decimal, revolucionó el comercio mundial. Hasta entonces se usaba una multitud de medidas tradicionales. Como era de esperar, los países más ricos e influyentes imponían sus sistemas de medidas donde comerciaban.
Así, en un país se podía encontrar que la pulgada, el pie o la arroba tenían valores ligeramente distintos, y la mayoría de territorios tenían medidas limitadas a una región, como el codo o el geme para longitud, y el selemín, el cuartillo, la yugada o la caballería para medir superficies. Simplemente, enumerar las medidas antiguas españolas requeriría toda esta página. Lo mismo para las medidas usadas en otros países. Sin embargo, hay sistemas que han sobrevivido por el poder de los países que los adoptaron.
El sistema inglés de medidas sigue en uso en algunos países, notablemente en EE.UU. y Reino Unido. Los dos tienen un origen común, ya que EE.UU. era colonia británica. Siendo una potencia imperial, Gran Bretaña estableció en 1826 las unidades imperiales.
“El metro tiene especial importancia porque es la primera medida que introdujo el Sistema Internacional de Unidades”.
Las medidas imperiales son una mezcla de sistemas romanos, normandos y anglosajones que se combinaron a través de los siglos, y fueron unificados en Inglaterra en época de la reina Isabel I. Hoy, en Inglaterra se sigue usando el sistema de medidas de longitud y pesos imperiales oficializado en 1824. Sin embargo, oficialmente, Inglaterra ha adoptado el sistema métrico decimal, que su establecimiento científico y algunas industrias vienen usando hace tiempo.
EE.UU., al independizarse de Inglaterra en 1776, conservó el sistema inglés antiguo, previo al imperial. El resultado es que hay pequeñas diferencias: el pie inglés tiene 3,2 mm más que el estadounidense, y lo mismo sucede en algunas medidas de peso, área y volumen. En algunos casos hay diferencias sustanciales, como en el galón, siendo el inglés 20% mayor.
—Los sobrevivientes—
El sistema métrico decimal ha sido adoptado oficialmente por todos los países, con tres excepciones: Liberia, Myanmar y EE.UU. Sin embargo, algunas medidas tradicionales han sobrevivido. Por ejemplo, la milla náutica, que tiene 1.852 m, sigue siendo usada en el mar y el aire.
Otra medida con un origen interesante que sobrevivió es el nudo marino, que deriva su nombre de la driza (tipo de soga) con nudos, atada a una tabla que se tiraba al mar. Al alejarse el barco de la tabla, los nudos corrían entre los dedos de quien sostenía la soga, y los contaba, mientras otro con un reloj de arena marcaba 30 minutos.
Como es de imaginar, la medida no era muy exacta ni tenía en cuenta las corrientes. Pero hasta ahora se usa y se ha establecido universalmente que el nudo es una milla náutica por hora o 1.852 km/h.
Como hemos visto, Reino Unido y EE.UU. siguen usando pulgadas, pies y yardas, además de varias otras medidas inglesas. Estas por supuesto no son las únicas sobrevivientes; en muchas partes del mundo, millones de personas usan medidas tradicionales, como el li chino y la rikra quechua, pero estas no son usadas en el comercio internacional.
Con la entrada de China como potencia mundial en la industria y comercio, la presión para adoptar el sistema métrico universal sobre EE.UU. e Inglaterra será cada vez mayor. Hoy los componentes de un artefacto –que requieren precisión milimétrica para ensamblar– se fabrican no solamente en varios países, sino en diferentes continentes. Para facilitar la globalización, el sistema decimal, y por lo tanto el metro, probablemente logren hegemonía en un futuro no muy lejano.
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