Este equipo de jóvenes universitarios comenzó a trabajar en Crioprot a inicios del 2019.
Este equipo de jóvenes universitarios comenzó a trabajar en Crioprot a inicios del 2019.
Diego Suárez Bosleman

La pandemia, sin lugar a dudas, ha dejado claro cuán importante es que un país invierta en la . Necesitamos de la innovación científica para resolver problemas en todo aspecto productivo. Bajo esa línea, un equipo formado por estudiantes de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) trabaja en la producción de una proteína capaz de proteger a los cultivos de las heladas. Llamado Crioprot, este proyecto recientemente obtuvo un financiamiento para participar en el evento principal del International Genetically Engineered Machine (iGEM), una competencia de biología sintética que congrega a jóvenes de más de 40 países. El Comercio conversó con Jesús Durand, estudiante de Biología de la UPCH y la líder de este equipo.

—En líneas generales, ¿en qué consiste su proyecto?

Nosotros buscamos producir una proteína anticongelante y formar con ella una especie de solución que pueda ser aplicada sobre los cultivos, para así reducir el daño por congelamiento que sufren en las épocas de heladas.

—¿Qué tipo de proteína es?

Es una proteína que no ha sido descubierta por nosotros, ya se encontraba en bases de datos especializadas; es decir, ha sido descrita y estudiada por otros equipos de investigación. Lo que hicimos fue determinar, entre varias opciones, si aquella era la más adecuada para ser producida en un sistema biológico que diseñamos. La función de esta proteína es, básicamente, unirse a los cristales de hielo que se forman externamente e impedir su crecimiento. Se puede encontrar en varios organismos, pero identificamos dos que poseen una mayor actividad: la planta ‘Lolium perenne’ y el insecto ‘Tenebrio molitor’.

—¿A través de qué método planean replicarla?

Es mediante un sistema de expresión bastante conocido en biología molecular. Teniendo ya la secuencia genética de la proteína, hacemos un proceso de transcripción y traducción, que en sí lo hace una bacteria. En otras palabras, introducimos la secuencia genética a este organismo y, a través de una señal bioquímica, le decimos a esta pequeña fábrica que produzca lo que nosotros queremos. Experimentamos primero, como se suele hacer, con bacterias de ‘Escherichia coli’, luego empleamos ‘Pseudoalteromona nigrifaciens’, que es de origen marino y crece a bajas temperaturas. Planeamos usar esta última debido a que es capaz de desarrollarse en ambientes fríos, de aproximadamente 4 grados.

—¿Por qué decidieron enfocarse en la protección de cultivos?

Queríamos abordar un problema local. Y uno de ellos resultó ser muy cercano a una de las integrantes del equipo. Ella es de Cajamarca y su familia se ha visto muy afectada por este tema. Y, hasta ese momento, no se conocía en el país una solución novedosa y que sea afín a nuestras carreras. Como parte del proyecto, entrevistamos al director de investigación del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), en Cajamarca. Asimismo, recientemente fuimos contactados por agricultores de Junín y organizamos una especie de dinámica para conocer más sobre el tema, pero como somos una institución de investigación, tenemos que hacer todo un protocolo a fin de que sea presentado ante un comité de ética para su ejecución. Por ahora estamos en todo el proceso de documentación.

—¿Qué medidas aplican los agricultores para reducir el impacto de las heladas?

Básicamente, ellos trabajan con protección física. El año pasado, más o menos, se implementaron fitotoldos (así se les denomina) como una especie de protección física, pero eso es costoso y la mayoría de agricultores no puede acceder a estos. Asimismo, siembran en zonas de ladera para reducir el daño a las plantas. Por el momento, en el país, no hay una solución basada en biotecnología. Por eso se han visto muy interesados en nuestro proyecto.

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