Especialistas estudian en la Universidad de Cambridge eventos capaces de ponerle fin a la humanidad o afectar a gran parte de la población.
Especialistas estudian en la Universidad de Cambridge eventos capaces de ponerle fin a la humanidad o afectar a gran parte de la población.
Diego Suárez Bosleman

La actual ha dejado un claro mensaje: la humanidad no es invencible; por lo tanto, debe estar preparada para cualquier tipo de amenaza global. En los últimos años, con el acelerado avance de la actividad humana y del desarrollo tecnológico, nuevos peligros potenciales han surgido. Identificarlos, estudiarlos y desarrollar políticas para mitigar sus efectos es parte del trabajo de la peruana Clarissa Ríos Rojas, miembro del Centro para el Estudio de Riesgo Existencial de la Universidad de Cambridge (CSER). El Comercio conversó con ella sobre su peculiar e importante labor.

—¿Cómo describirías el trabajo que se realiza en el CSER?

No hay muchos lugares en el mundo dedicados al estudio del riesgo existencial y del riesgo catastrófico global. El CSER es uno de ellos. El riesgo existencial se entiende como eventos que pueden llevar al colapso de la humanidad. El riesgo catastrófico global es aquel que podría causar la muerte o afectar a una gran parte de la población.

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—Por ejemplo...

Existen diferentes clasificaciones. Si empleamos de repente la clasificación más simple, tendríamos, por ejemplo, a los eventos naturales, como el impacto de un asteroide o una supererupción volcánica. Los efectos del entran en la categoría de causados por la actividad humana. Luego están los eventos que aparecen a causa de las tecnologías emergentes, como las armas biológicas o químicas, una guerra nuclear, o el mal uso de la inteligencia artificial.

Clarissa Ríos Rojas estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Clarissa Ríos Rojas estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

—Ha mencionado eventos muy diversos asociados a varias disciplinas.

En el CSER somos un equipo interdisciplinario; yo soy bióloga molecular, pero mis colegas en el centro son sociólogos, antropólogos, filósofos, especialistas en inteligencia artificial y ‘machine learning’, abogados y economistas. Es bien diverso porque buscamos estudiar este tipo de eventos de una manera holística, para así ver cuáles son las soluciones que deben aplicarse con el objetivo de manejar los riesgos de una mejor manera, desde la prevención hasta la mitigación.

—Está claro que los avances tecnológicos pueden tener doble filo.

No es que estemos en contra de la . Al contrario, queremos que la tecnología sea usada bajo la ética y que los avances se realicen tomando en cuenta a las personas y especies que pueden verse impactadas por sus efectos, los buenos y los malos. Hay que pensar en cómo lo que hacemos ahora afectará a las próximas generaciones, y no estamos hablando de aquí a 500 años, sino de la siguiente generación, viendo efectos en el 2030.

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—¿Los gobiernos tienen áreas especializadas en el manejo de riesgos existenciales o catastróficos?

El Reino Unido era considerado el ejemplo en todo lo relacionado a responder a riesgos, tal vez no catastróficos o existenciales, pero sí globales, como una pandemia. Y ahora, en esta crisis de salud, es como si no hubiese llenado las expectativas. Sin embargo, hay cosas que me llaman mucho la atención del Gobierno del Reino Unido. Ellos tienen el POST, la oficina de ciencia y tecnología establecida en el Parlamento, que se encarga de ser el puente entre la comunidad científica y los parlamentarios. Por ejemplo, realizaron recientemente un informe sobre el COVID-19: los 10 puntos en los cuales el Gobierno debería ser más transparente en términos de ciencia y tecnología. Además, el CSER impulsó hace unos años la idea de crear un grupo parlamentario de todos los partidos para las futuras generaciones. Eso se estableció hace dos años, con la ayuda del centro, y lo que hace es tener, por ejemplo, cada mes un tema asociado al riesgo global. Esa iniciativa a mí me parece algo bueno que se debe seguir, que podría ser copiado en otros países.

—¿Y dentro de las organizaciones internacionales?

Dentro de la Naciones Unidas está la Oficina para la Reducción del Riesgo de Desastres. Lo único malo es que los riesgos existenciales y catastróficos no son parte de su agenda. Pero podría ser el ejemplo más cercano a cómo luciría un acuerdo internacional de riesgo global. Otro ejemplo podría ser el Foro Económico Mundial. Ellos han formado los Consejos Mundiales Futuros. Dentro de estos figura el consejo Frontier Risks, del cual yo soy parte. Aquí observamos temas de riesgos. Como parte de esta iniciativa actualmente estamos conversando sobre aquellos eventos que no sabemos si van a ocurrir pero igual deberíamos prepararnos; es decir, qué cosa podría agarrarnos desprevenidos nuevamente. Esperamos que diversas iniciativas surjan para velar por los intereses de las futuras generaciones y así podamos trabajar desde ahora en un mejor manejo de eventos catastróficos globales.

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