La reciente coyuntura política en el Perú es noticia internacional. La disrupción del orden público que están causando los desórdenes sociales de los últimos días en el país está afectando la salud de la población. Hoy veremos cuál es el impacto de las crisis sociales sobre la salud pública.
Movimientos sociales versus disturbios civiles
Es muy importante reconocer la diferencia entre esos dos términos, los cuales están relacionados con actividades humanas que han ocurrido desde tiempos inmemoriales.
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Mientras que el movimiento social o protesta popular se define como la actividad informal entre diversos grupos de individuos, grupos y/u organizaciones que comparten identidades colectivas y pueden originar conflicto político o cultural, los disturbios civiles se producen cuando durante un movimiento social ciertos participantes provocan disturbios públicos intencionales que violan la ley, por lo que son fuertemente reprimidos por autoridades policiales o militares. Las violentas respuestas policiales a los disturbios civiles originan severas disrupciones a la salud de las personas y de las comunidades.
Por su naturaleza, los movimientos sociales o protestas populares tienen relativamente un menor impacto sobre la salud pública, mientras que los disturbios civiles, especialmente aquellos catalogados como actos terroristas y de larga duración, tienen un profundo impacto sobre la salud pública sobre la sociedad.
Los disturbios civiles y su impacto en salud
Desde el punto de vista de la salud personal, los enfrentamientos que ocurren durante los disturbios civiles ocasionan lesiones traumáticas, heridas y laceraciones, causadas por porras, palos, botellas, piedras, y el uso de pistolas de perdigones y armas de fuego.
El súbito aumento de casos origina un rápido aumento de visitas a las emergencias de los hospitales por heridas, laceraciones, contusiones, quemaduras y hematomas. Además, el uso de gases lacrimógenos, sustancias químicas que provocan lagrimeo y dolor en los ojos ha sido asociado con efectos a corto y largo plazo en el sistema respiratorio.
Se ha documentado que las consecuencias inmediatas de la violencia durante los disturbios civiles son dermatológicas (erupciones cutáneas), traumatológicas (lesiones y discapacidades) y respiratorias (falta de aire, tos, asfixia y opresión torácica).
Por su lado, la violencia causada por los disturbios civiles puede afectar severamente la salud de la comunidad. Por ejemplo, restringir el acceso de los pacientes, el cierre de calles, la interrupción del transporte público y los daños a la infraestructura pública y privada afectan negativamente la utilización de los servicios de salud.
“Los recientes disturbios civiles solo contribuirán a empeorar las cosas. Es urgente una rápida y coordinada respuesta del Ministerio de Salud”.
El caso chileno
Una publicación en “The Lancet” del 1 de enero del 2022 describe el impacto de las manifestaciones sociales y disturbios civiles de octubre del 2019 en Chile, eventos desencadenados por el aumento de 30 pesos (US$0,04) en la tarifa del metro. Considerado como el detonante, el movimiento popular evolucionó rápidamente a graves disturbios civiles que denunciaron reivindicaciones de históricas injusticias y desigualdades de la sociedad chilena.
De acuerdo a la publicación, “los manifestantes pidieron cambios estructurales relacionados con la distribución de la riqueza, el aumento del costo de vida, el estancamiento de los salarios, el acceso y la calidad de los servicios públicos básicos (por ejemplo, sistemas de salud, educación, transporte y justicia), pensiones de jubilación, entre otros procesos estructurales”. Pese a la falta de liderazgo organizado, este movimiento social presentó altas tasas de asistencia y un fuerte apoyo nacional.
A consecuencia de la respuesta policial a los disturbios civiles, los investigadores documentaron que –del 18 de octubre al 29 de diciembre– la tasa de hospitalizaciones por cada 1.000 consultas aumentaron por casos de traumatismos y enfermedades respiratorias. Mas específicamente, se encontró que las hospitalizaciones por traumatismos fueron un 40% superiores a lo esperado; mientras que, por afecciones respiratorias, las hospitalizaciones fueron un 59% superiores.
Los autores concluyen que su estudio debe interpretarse como “el primer paso para entender el impacto de movimientos y disturbios sociales a gran escala sobre la salud individual y pública de un país”. Los autores sugieren que el estudio sirva para “abogar por cambios de política con respecto a la respuesta policial en disturbios civiles, para evitar la escalada de violencia y daño entre los manifestantes, la fuerza policial y los transeúntes en las áreas circundantes”. El Ministerio del Interior y Seguridad Pública de Chile publicó a mediados del 2020, una modificación de uso de balas de goma y otros protocolos de control de multitudes. Además, el estudio puede servir para establecer planes de contingencia para el acceso a los servicios de emergencia en tiempos de protestas sociales, así como para fortalecer la atención de emergencia en los servicios menos especializados.
Corolario
Del mismo modo que el impacto de un terremoto sobre la sociedad, el impacto de los disturbios civiles puede presentarse también en tres olas.
La primera ola del terremoto es instantánea y se produce con el colapso de las construcciones y la muerte por aplastamiento de los pobladores. En el caso de los disturbios civiles son los muertos causados por la violencia de uno y otro lado. Hasta el momento de escribir esta columna, son 22 los fallecidos.
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La segunda ola de los terremotos se produce durante las primeras horas después y está causado por la saturación de los servicios de salud. Del mismo modo, la segunda ola de los disturbios sociales está ocurriendo cuando miles de pacientes no pueden acceder a los servicios de salud.
La tercera ola de los terremotos se produce días y semanas después, cuando –por ausencia de servicios de salud eficientes– ocurren graves complicaciones en las personas fracturadas y operadas. Del mismo modo, en las próximas semanas se esperan severas disrupciones en los servicios de salud causados por los disturbios civiles.
Si el sistema de salud peruano ya era precario e ineficiente antes de la pandemia, y esta lo empeoró, no hay duda de que los recientes disturbios civiles solo contribuirán a empeorar las cosas. Es urgente una rápida y coordinada respuesta del Ministerio de Salud.
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