Desde que las autoridades científicas chinas afirmaron que un remedio tradicional era bueno contra el nuevo coronavirus, una poción medicinal a base de plantas se ha vuelto muy difícil de encontrar. Aunque no todo el mundo está convencido de sus propiedades.
La prestigiosa Academia China de las Ciencias indicó el viernes que el “Shuanghuanglian” podía “inhibir” al letal patógeno, que ya ha causado más de 300 muertos y contagiado a más de 14.000 personas en el país. Desde entonces, la gente se precipitó a las farmacias para comprarlo.
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Rápidamente sin embargo las redes sociales y la prensa pusieron en duda la eficacia del remedio.
El Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista, advertía contra el uso de la farmacopea tradicional sin consultar a un médico, y la televisión nacional informó que el producto podía tener efectos secundarios.
Pekín parece no obstante determinado a integrar la medicina tradicional en la lucha contra esta neumonía viral.
La muy oficial Academia de las Ciencias también hizo hincapié en las posibles virtudes de un herbáceo llamado “Fallopia japonica” que podía atenuar los síntomas de la enfermedad.
Varias decenas de especialistas en medicina tradicional figuran entre los 6.000 efectivos enviados como refuerzo en los hospitales saturados de Wuhan, la ciudad donde irrumpió el virus y puesta en cuarentena, de facto, desde 23 de enero.
¿Tratamiento eficaz?
Todo ello reaviva el debate sobre la eficacia de la medicina china, de 2.400 años de antigüedad.
Marc Fréard, miembro del Consejo académico francés de medicina china, considera que la farmacopea puede ayudar a reducir la fiebre o evacuar las mucosidades, dos síntomas de la neumonía viral.
Pero recuerda a la AFP que algunos de estos remedios son de dudosa calidad. También explica que la medicina china no está sujeta a normas de eficacia científica, puesto que se basa en un tratamiento individualizado.
Durante la epidemia del SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) en 2003, que mató a 774 personas en el mundo, en China se aplicaron tratamientos tradicionales asociados a medicamentos occidentales.
Pero un estudio de la organización internacional Cochrane estableció en 2012 que esta combinación de tratamientos “no cambió” nada en la lucha contra la epidemia.
“Fibra nacionalista”
El régimen del presidente Xi Jinping hace todo lo posible para promocionar la medicina china en el extranjero.
En 2015, el Premio Nobel de Medicina atribuido a la china Tu Youyou fue considerado como un reconocimiento mundial de la farmacopea tradicional.
Pekín publicó en 2016 su primer Libro Blanco sobre la medicina tradicional, que defiende la puesta en marcha de centros especializados en los países desarrollados y el envío de doctores.
El mismo Xi Jinping calificó la medicina tradicional como “tesoro de la civilización china” y en octubre declaró que tenía que tener tanta influencia como la medicina moderna.
China “busca difundir a nivel internacional su mensaje cultural”, y la medicina forma parte de ello, observa el doctor Fréard.
Para el escritor chino Fang Shimin, conocido por sus críticas a la pseudociencia, el apoyo del régimen comunista a la medicina tradicional “sirve para tocar la fibra nacionalista y no tiene que ver con la ciencia”.
Agencia AFP
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