La reciente decisión de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC), en la que cambia sus recomendaciones sobre el uso de mascarillas y solicita que toda persona –sana o enferma– use este tipo de producto en público, es consecuencia del nuevo conocimiento de que el virus puede contagiarse solo con la respiración; es decir, sin necesidad de toser o estornudar. Hoy veremos cómo surgió este nuevo conocimiento y cómo obliga a replantear el uso de las mascarillas.
Todo empezó con la carta –no hecha pública– que el director de la Oficina de Políticas de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca le envió al presidente del Comité de Enfermedades Infecciosas Emergentes y Amenazas de Salud del Siglo XXI de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., la organización científica no partidaria más importante y prestigiosa del país norteamericano.
En esa misiva, la Casa Blanca le hizo una sola pregunta a la Academia Nacional de Ciencias: que responda si existe la posibilidad de que el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) se contagie no solamente a través de la tos y el estornudo, sino también mediante el aliento, o sea la respiración.
En su carta, fechada el pasado 1 de abril, la Academia Nacional de Ciencias responde: “Aunque los estudios actuales no son concluyentes, los resultados disponibles son consistentes con la aerosolización del virus por la respiración normal”.
En términos sencillos, eso significa que el virus puede estar en el invisible aerosol que se produce durante la respiración normal, y por lo tanto, es posible que una persona pueda contagiar el virus a través de la respiración.
Sin duda que este es un hallazgo muy inquietante porque eso significaría que la posibilidad de transmisión del nuevo coronavirus sería muy fácil. Bastaría estar cerca de una persona que nos hable para adquirir la infección.
Y ese conocimiento se hace mucho más preocupante cuando se sabe que el 25% de personas infectadas con el coronavirus son asintomáticas; es decir, no tienen síntomas, y más aún si se tiene en cuenta que los infectados pueden transmitir el virus dos días antes de que aparezcan los primeros síntomas.
Todos estos nuevos conocimientos amplían lo que hasta ahora se sabía, que el contagio ocurre cuando una persona infectada despide gotitas de saliva o moco, las que de acuerdo con su tamaño pueden caer a corta distancia o avanzar hasta un metro y medio de la persona enferma. Esas gotitas son responsables también del contagio que tiene lugar cuando alguien toca un objeto contaminado y se lleva las manos sucias a la boca, la nariz o los ojos.
¿Pero cuál es la evidencia de que el virus puede contagiarse a través de un aerosol producido en una respiración normal? El debate empezó el 17 de marzo, cuando investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (NIH) publicaron un estudio en la “Revista Médica de Nueva Inglaterra”, en el que demostraron en un experimento hecho en tambores de metal cerrados –y en los que una máquina producía un aerosol que contenía el nuevo coronavirus– que el SARS-CoV-2 podía persistir en el aire del tambor –en forma de aerosol– hasta por dos o tres horas.
En su carta de respuesta a la Casa Blanca, la Academia Nacional de Ciencias cita dos estudios adicionales. El primero, publicado el 10 de marzo, investigó en dos hospitales de China si existía la presencia de partículas virales en el aire y superficies de las habitaciones de cuidados intensivos, en los pasillos y en los espacios públicos de esos establecimientos.
El trabajo identificó partículas virales no solo en las superficies, sino también en el aire de las habitaciones y de los pasillos públicos cuando mucha gente circulaba. Se encontró también que la cantidad de partículas virales era alta en las habitaciones donde los médicos se cambiaban las ropas protectoras.
La segunda investigación, publicada el 26 de marzo, analizó las habitaciones en las que estuvieron internados 11 pacientes infectados con el nuevo coronavirus en la Universidad de Nebraska. Los investigadores detectaron partículas virales de ácido ribonucleico en las superficies y en el aire de la habitación; para ser más específicos, en el aire a más de dos metros de distancia de la cama del enfermo que no estaba tosiendo o estornudando.
Según la Academia Nacional de Ciencias, es posible que el aire pueda contener aerosoles provenientes de la respiración de las personas afectadas, además de la tos y el estornudo.
Esa información ha hecho que, la semana pasada, los CDC recomienden el uso público de mascarillas, especificando que estas pueden hacerse de una tela regular. Es más, en su página web, los CDC dan instrucciones de cómo confeccionar una mascarilla en casa. Los CDC aconsejan también que, en caso de que no se tenga una mascarilla a la mano, puede usarse temporalmente una bandana o una bufanda.
No hay duda de que, a poco más de tres meses de ser conocido, este nuevo coronavirus nos da sorpresas todos los días; mientras tanto, mantener una distancia de por lo menos dos pasos largos con otra persona, lavarse las manos al tocar objetos, usar una mascarilla en lugares públicos y respetar las órdenes de confinamiento domiciliario o cuarentena son muy importantes para evitar más contagios.
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¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?
Entre los síntomas más comunes del COVID-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.
¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
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