Entre abril y octubre de este año, Patricia García volvió al Ejecutivo como parte de la Comisión de Innovación. Este grupo de trabajo fue creado por el Ministerio de Salud (Minsa) para asesorar en temas de nuevas tecnologías sanitarias para el manejo del SARS-CoV-2.
Sin embargo, la poca recepción de las recomendaciones hechas por este grupo los hizo renunciar. En momentos en que se espera el inicio de una segunda ola de contagios en el país, la exministra de Salud sostiene que el gran problema en el mal manejo de la pandemia es que no se escucha a los expertos.
— Hay un grave problema con la compra de vacunas para el Perú. Recién esta semana se ha transparentado un poco esa situación. ¿Cuáles son las expectativas que podemos tener?
Es bueno que se haya sincerado esto. Se necesitaba que la gente entienda de qué se trata esto de la vacuna. Primero, sí es una luz al final del túnel, porque en un relativo corto tiempo se están teniendo varias alternativas. Además, no es uno, sino como 14 diferentes proyectos de vacunas y se piensa que, incluso, vamos a necesitar vacunas de segunda generación, porque no sabemos qué va a pasar con el virus. La vacuna de Pfizer, por lo que sabemos, protege contra la enfermedad con síntomas graves, pero no sabemos si tiene algún efecto en los asintomáticos. Esto significaría que el virus podría seguir dentro de la comunidad e implicaría que necesitamos coberturas [de vacunas] más altas en la población para que todos estemos protegidos.
— Eso implica la disponibilidad de la vacuna para atender a la mayor cantidad de gente y gente dispuesta a ponérsela…
Son tres cosas: la disponibilidad de las vacunas; que haya un sistema que permita el acceso a ellas en todas partes; y la aceptabilidad por parte de las personas. Son muchos factores por tomar en cuenta. Si bien la vacuna es la forma con la que podríamos parar esto, es una tecnología que recién está empezando a salir y debemos esperar a que otras vayan saliendo. Hay algo que tiene que quedarnos en claro: no es que me vacuno y ya, salgo a loquearme. Así no es. Ninguna vacuna es 100% efectiva. El porcentaje de efectividad aumenta dentro del contexto poblacional. Es decir, si me inoculan una vacuna con 90% de efectividad, tengo 10 chances en 100 de infectarme. Pero si más gente a mi alrededor está vacunada, el riesgo de enfermarme disminuye. Entonces, no solo es que yo me vacune, sino que una proporción importante de la población esté vacunada antes para estar protegida. Hasta que todos estemos protegidos, ninguno está protegido. Como este proceso de producción de vacunas va a tomar tiempo –y por eso necesitamos varias vacunas en desarrollo–, no van a estar disponibles. Ni siquiera para vacunar a todos en EE.UU. en los siguientes meses. Probablemente, todo el 2021 vamos a tener que seguir cuidándonos con mascarillas, distanciamiento social y lavado de manos. Estas cosas no se dicen y deberían hacerlo.
“Ninguna vacuna es 100% efectiva. [...] Si más gente a mi alrededor está vacunada, el riesgo de enfermarme disminuye”.
— Ese concepto de “para protegerme yo, tenemos que estar protegidos todos” tiene que ver con la inmunidad de rebaño. Pero esta se aplica en un contexto de vacunación universal...
Así es. Con una vacuna lo que se hace es fortalecer la respuesta inmune, que es mucho más alta que la inmunidad natural. También sabemos que la inmunidad natural desaparece y por eso hay reinfecciones. El concepto de inmunidad de rebaño para infecciones no ha sido el más adecuado. ¿Quiénes lo trajeron a la discusión? Los economistas y no los epidemiólogos. Las vacunas son fantásticas, pero no funcionan al 100% ni son mágicas. Ahora sumemos un factor más: todo depende de las características de la vacuna, que mejora la protección cuando hay más gente vacunada; depende de la disponibilidad, de la implementación y de la aceptabilidad.
— ¿Cómo está el Perú en esta lucha mundial por conseguir una vacuna?
Esa ha sido mi gran desesperación. He luchado para que el Perú pueda entrar en la plataforma Covax Facility. Soy miembro de la mesa consultiva de la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés), que es una de las organizaciones desde donde ha salido esta idea. Ya se veía venir esta polarización mundial, entre los países que pueden –porque tienen la plata– y los países más pequeños. Pero, inclusive entre estos últimos, tienes dos grupos: los muy pobres, como los de África, para los cuales existen fundaciones que los van a ayudar. Luego quedamos nosotros, que estamos en el medio, y que tenemos que bailar con nuestro propio pañuelo. En esa polarización se vio que esto iba a ser [y todavía puede ser] un descalabro. Todo iba a ser tipo “el que puede, puede; y el que no, que se funda”.
— ¿Qué tan complicadas son las negociaciones para conseguir vacunas en este momento de la pandemia?
Complicadísimas. Por eso se crea Covax Facility, con la idea de tener ya no un país, sino una coalición de países que puedan comprar varios millones de dosis, que van a pagar como grupo, que tienen el respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es mucho más fuerte formar parte de este grupo y negociar, que ir solos como país y esperar a que nos hagan caso. Pero, aun así, hay otros temas. Pfizer es una empresa basada en EE.UU. ¿Con quién tuvo que cumplir primero? Con su país. Incluso las negociaciones con Covax, para definir qué laboratorios, cuántas dosis de vacunas van a dar y en qué plazos a esta plataforma mundial, están siendo complicadas. Primero fue complicado lograr que los países participaran. Eso se logró y el Perú pudo entrar. Pero ahora Covax lo que dice es: para ser francos, vamos a estar entregando las vacunas para finales del segundo y comienzos del tercer trimestre del 2021.
“El concepto de inmunidad de rebaño para infecciones no ha sido el adecuado. ¿Quiénes lo trajeron a la discusión? Los economistas”.
— ¿Qué fue lo que pasó?
Aquí tenemos mucho lío político, pero sucede en otros países. Lo que tienen otros países es el tema regulatorio, que ya está acabado. Aquí se quedó atracado en el Congreso, por todos los problemas, y la ley se quedó sin salir. Ahorita el Ejecutivo se ha demorado en darle su visto bueno a la ley. Después tiene que entrar Digemid para sacar un reglamento para la aprobación de urgencia, que me han dicho que ya está listo y que solo están esperando la otra cuestión. Pero que tengan ya las vacunas, que vayan a llegar, aún no. El problema es que, a nivel macro, está peleando el nacionalismo de las vacunas con la otra parte, que es el multilateralismo y la globalización, que están tratando de empujar la OMS y Covax Facility, para que al menos todos los países tengamos, en un tiempo prudente, una proporción de las vacunas que nos permitan proteger a los más vulnerables. Porque si no, se lo comen los otros países.
— ¿Qué es lo que pasa en nuestro Gobierno?
Hemos sufrido de grandes cosas: la primera ha sido la inestabilidad política; los cambios de ministros y de presidente; y el Congreso. Eso nos ha hecho un daño espantoso, en medio de una crisis, para las negociaciones y otros temas. La segunda cuestión es que hemos sufrido de que no se llame, ni se asesoren bien, con respecto a estos temas.
— Cada vez queda más claro que, desde que empezó la pandemia, el Ejecutivo no hace caso a las recomendaciones basadas en evidencias…
No solamente eso. Se creó la Comisión de Innovación. Nosotros dábamos recomendaciones sobre qué se podría hacer. Por ahí solo se ponían en práctica algunas cositas. Pero no han hecho caso a las recomendaciones de los expertos, no han llamado a los expertos adecuados y tienen fallas de fondo en gestión, en capacidad. No sé si hay conflictos de intereses, no tengo evidencia, pero ha sido una gestión espantosa. Llegó un momento –entre tanto cambio de ministro– que el nuevo titular no sabía de qué se trataba. Nos dábamos el trabajo de hablar con ellos y explicarles nuevamente. Luego, se olvidaban y reclamaban que no había nada escrito.
“Que tengas 260 positivos con prueba rápida ¿qué te dice? Que la mayoría ya tuvo la enfermedad. Sería diferente si fueran moleculares”.
—Debió ser demandante…
En todo este tiempo, nos hemos dado el trabajo de hacer nueve informes. Los hemos entregado por los canales regulares, pero además se los volvimos a llevar. Yo soy una persona obsesiva-compulsiva por documentar todo, porque ya sabía que algo como esto iba a pasar. ¿Pero sabes qué terminaban haciendo? Llegó el punto en que enviábamos un informe y nos regresaban otro informe, hecho por un abogado, en el que nos querían convencer de que o ya se había hecho todo o que lo que pedíamos no se podía hacer, pero sin ninguna evidencia. La primera vez, nos dimos el trabajo de responder detalladamente, adjuntando toda la evidencia disponible. Después de eso, nos fuimos, porque considerábamos que estábamos pintados. Si lo que van a hacer es tratar de protegerse con un abogado que va a decir “todo está hecho” o que “todas las negociaciones ya están”… Ha llegado al punto que incluso planteé, para el tema de la implementación de las vacunas, que veamos los modelos que tienen en África. Unicef ha trabajado uno con Coca-Cola para ver el tema de la cadena de frío. Adelantémonos, hagamos esto, hagamos el otro, incluso adjuntando todas las referencias, los contactos. Me decían: “Todo ya está resuelto”. Luego, preguntábamos si ya se habían comprado las jeringas y otros implementos necesarios, pese a que estábamos a la cola de las compras. Cuando estuve de ministra, implementamos el carnet electrónico de vacunación, que se empezó a implementar en establecimientos de salud de primer nivel. Propusimos que se recupere ese proyecto, que se llame a los expertos para que ayuden a implementarlo de nuevo. ¿Cuál fue la respuesta? Sonido de grillos. Entonces, creo que los problemas han sido la inestabilidad, no escuchar ni traer a los expertos que se requieren, y tener incapacidades en la gestión… Y a eso le agregaría el secretismo absurdo y la falta de buenos canales de comunicación. Toda la información sobre la presencia en Covax Facility la sé desde el otro lado. Sé que las negociaciones ya están y que el Perú ya está sentado en la mesa. Es lo único que tenemos firme. Las negociaciones con Pfizer se han caído y tampoco te lo dicen claro. Y se han caído porque han metido gente incapaz. Imagínate esto: se trata de una vacuna nueva. Van a haber eventos adversos, como con cualquier otra vacuna. ¿Quién debe asumir el riesgo de eso? ¿Pfizer? ¿En todos los países? No lo asume el fabricante y jamás lo hace. El riesgo lo asume cada país.
— ¿La responsabilidad debe ser de quien compra?
Eso, a través de la comisión, ya lo habíamos comunicado al ministerio. Pero al insistir con que el responsable sea el laboratorio, se cae toda la negociación. Eso tiene que ver directamente con la falta de gestión, la ausencia de un equipo asesor, el secretismo, no trabajar con el sector privado.
“Las negociaciones con Pfizer se han caído y no te lo dicen claro. Se han caído porque han metido gente incapaz”.
— ¿Se pudo hacer más?
No se usa toda la información que nos obligan a recolectar y que todos –instituciones y negocios– tienen que reportar. No se analiza ninguno de esos datos para tomar decisiones. Usan lo más superficial, pero hay tanta información que, si estuviera bien recogida y con un buen control de calidad, podría guiar las decisiones de mejor forma. Nos muestran, por ejemplo, los mapas de calor que está haciendo Essalud. Me parecen una tontería y por eso se han molestado conmigo. Están haciendo pruebas rápidas en un centro comercial. Que tengas 360 positivos con prueba rápida ¿qué te dice? Que la mayoría ya tuvo la enfermedad. Sería diferente si fueran pruebas antigénicas o moleculares, pues con eso sabrías que a ese centro comercial está yendo gente que genera mayor riesgo de contagio. A mí me ha dado mucha pena y me frustra esta situación, porque al final todos nos vemos afectados por este problema.
“Las pruebas rápidas debieron servir para hacernos ganar tiempo”
La cantidad de pruebas moleculares hechas sigue siendo reducida
— ¿Por qué seguimos usando pruebas rápidas [serológicas] para el diagnóstico?
La idea de la introducción de pruebas rápidas no fue mala. Fue revolucionaria, creo yo, y buena en el momento histórico en el que nos encontrábamos. Pero lo que debimos haber hecho es ganar tiempo para ir viendo cómo conseguir los insumos requeridos para las pruebas moleculares, y para asegurarnos que podíamos tener las capacidades. Nunca quisieron incluir, por ejemplo, a los laboratorios moleculares de las instituciones académicas como parte de la red. Se demoraron y ahora recién están dando aprobaciones. ¿Por qué? Por una cuestión de poderes del Instituto Nacional de Salud (INS). Esa es otra cosa de la que nos quejamos como grupo de trabajo.
— ¿Por qué es importante usar pruebas antigénicas?
Su umbral de captación del virus es mucho más alto en comparación con las pruebas moleculares. Es decir, yo puedo captar a gente que bota menos virus con una prueba molecular. Pero también sabemos que quienes contagian más son quienes tienen un nivel de virus más alto. Es decir, con las pruebas antigénicas se podría estar captando a la gente que tiene importancia epidemiológica en la transmisión. Además, se recomienda usarlas en los primeros cuatro días a seis días, cuando la gente tiene síntomas y demora 15 minutos. Si haces estas pruebas a asintomáticos, el valor predictivo negativo es tan alto, que puedes separar a todos los negativos con tranquilidad.
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