Cuando un paciente enfermo de COVID-19 tiene un cuadro severo, es muy probable que sea ingresado a la unidad de cuidados intensivos de un hospital. Si tiene dificultades para respirar, lo más probable es que requiera de ventilación mecánica. Para ello, la única manera de que el aire ingrese a su organismo es a través de una intubación.
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Esta técnica que puede ayudar a salvar la vida del paciente severo de COVID-19 trae como consecuencia la estenosis traqueal, una condición que hasta antes de la pandemia no era muy común, pero que ahora es más frecuente.
“Debemos tener una cosa muy clara: el tubo endotraqueal le salva la vida a los pacientes, pues permite una oxigenación constante. Sin embargo, el mecanismo inflable que utiliza para sellar el acceso y permitir que el aire solo entre puede causar problemas. Se calcula que en el 20% de pacientes se presentan casos de estenosis traqueales. Se llama así al proceso de cierre del conducto de la tráquea, luego de que una persona necesitó estar intubada por un largo período”, explica a El Comercio Víctor Gómez Ponce, cirujano de tórax y pulmón.
Se sabe que la tráquea tiene un diámetro de unos 2 cm y por la estenosis algunos tramos se pueden cerrar hasta los 2 mm –cambiando su estructura natural de un tubo regular y asemejándolo a un reloj de arena– y dejando un espacio mínimo para el paso del aire.
“Hay que imaginar si es que tenemos un tubo de 5 cm e intentamos soplar a través de él. Será muy fácil. Si lo intentamos hacer a través de un sorbete, con el diámetro más pequeño, será un poco más complicado, pero no imposible. Ahora, si probamos soplar a través del tubo para la tinta de un lapicero, ¿será igual de fácil? La disminución del espacio hace que sea más difícil el paso del aire y que haya mayor resistencia en su ingreso hacia los pulmones”, detalla, por su parte, el médico Edgar Salas, cirujano de cabeza y cuello de la clínica Ricardo Palma.
—Señales y tratamiento—
De acuerdo con los especialistas consultados, algunas semanas después de haber abandonado la ventilación mecánica, se empiezan a presentar los primeros síntomas. Estos suelen ser la sensación de falta de aire, la presencia de tos y la aparición de un ruido que acompaña la respiración, al que se le llama estridor. “El problema está en que los pacientes pueden confundir estas señales con una bronquitis o hasta con una reinfección de COVID-19. Sin embargo, el antecedente de la intubación prolongada ayuda a confirmar que es un caso de estenosis traqueal”, subraya el doctor Gómez.
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Tras realizar tomografías de tráquea, cuello y tórax, se puede confirmar el diagnóstico. Hay la posibilidad de usar medicamentos, pero solo actuarán sobre los síntomas. “La zona de la tráquea afectada no se va a abrir con nada. Entonces, es necesaria una traqueoplastía, en la que se corta la zona estrecha y, luego, se unen los lados sanos de la tráquea. La cirugía dura unas dos horas y, al despertar, el paciente está respirando normalmente otra vez y al día siguiente sale de alta”, comenta Gómez.
Chequeos regulares
- El doctor Salas recomienda a quienes pasaron por intubación prolongada hacerse exámenes periódicos, para intentar tratamientos preventivos.
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