Los síntomas agudos de la COVID-19, como tos, fiebre y falta de aire, son ampliamente conocidos en la actualidad; pero lo que aún se desconoce es qué síntomas y complicaciones pueden perdurar hasta mucho después de la infección inicial.
Los primeros estudios revelan que el ataque de la enfermedad va más allá del sistema respiratorio, pues llega a varios órganos con coágulos sanguíneos e inflamación.
“Es una enfermedad que conlleva varios misterios, a diferencia de las causadas por otros virus respiratorios. Por un lado, se observan manifestaciones muy graves, aunque son variables; y por otro, se ven casos de infección sin síntomas. Además, con este coronavirus se observa que a medida que transcurre el tiempo, hay una disminución de la inmunidad”, dice Gregory Poland, experto de Mayo Clinic en COVID-19.
Según Poland, empieza a surgir la idea de que existen “casos prolongados”, término usado para describir a quienes desarrollan complicaciones duraderas y continuas.
“En realidad, hay muchos informes respecto a gente que sufre prolongadamente de cansancio, dolor de cabeza, vértigo y, lo más interesante, dificultades con la cognición, pérdida del cabello, problemas cardíacos y menor resistencia cardiorrespiratoria. Creo que lo que se va a descubrir es que gran parte de esto (aunque no todo) probablemente está relacionado con el gran daño que este virus ocasiona a nivel celular”, señala el Dr. Poland.
Algunos de los posibles efectos prolongados pueden afectar incluso a pacientes asintomáticos o con casos leves de la COVID-19.
“Creo que esa es la razón por la que esta enfermedad debe tomarse muy en serio. Aquellas personas, especialmente jóvenes, que piensan que tan solo es una enfermedad leve, que hasta podría no ocasionar ningún síntoma y superarse… ¡vaya, que están equivocadas! Los datos plantean un panorama distinto, pues hay evidencia de daños al miocardio, de miocardiopatía, de arritmia, de disminución en la fracción de eyección, de fibrosis pulmonar y de accidentes cerebrovasculares”, añade Poland.
“Además, cuando la fase más aguda se extiende durante uno o dos meses, se ha suscitado un problema realmente interesante de anomalías en la coagulación, las cuales han ocasionado oclusiones en arterias y venas, tanto grandes como pequeñas. De modo que este virus puede ser realmente nocivo en algunas personas”, explica el especialista.
“Vamos a ver aparecer más y más consecuencias a largo plazo y vamos a necesitar estudiarlas con la misma intensidad con la que analizamos los síntomas agudos. Hay que catalogarlas, entenderlas y, luego, hacer ensayos clínicos para descubrir la mejor manera de tratarlas”, concluye.
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