Elmer Huerta

El 24 de noviembre del 2021, cuando se esperaba que por el ocaso de la variante delta se diera el fin de la etapa pandémica y se iniciara la fase endémica del , el ministro de Salud de Sudáfrica hizo un anuncio que volvió a cambiar el curso de la pandemia.

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Se había identificado una nueva variante del en ese país, la que, en un tiempo récord de 36 horas, recibió un nombre del alfabeto griego por la OMS y fue inmediatamente considerada una variante de preocupación. Se trataba de ómicron. Al haber sido bautizada tan temprano con la letra griega, su nombre científico, BA.1, pasó más o menos desapercibido.

En pocas semanas, ómicron, comparada en su contagiosidad con el virus del sarampión, se extendió rápidamente, y ocurrió lo impensado: desplazó a la hasta ese momento muy contagiosa variante delta.

La familia ómicron

La importancia de recordar que el nombre científico de ómicron es BA.1 radica en que otras dos variantes, BA.2 y BA.3, fueron descubiertas al mismo tiempo, y se pensó que las tres tienen un ancestro común formado alrededor de marzo del 2021. Las tres variantes BA derivaron del virus original de Wuhan.

Pese a tener mutaciones comunes, por lo que se las agrupa como familia, estas variantes, conocidas como la familia ómicron, son tan diferentes entre sí como lo son las variantes alfa, beta, gamma o delta entre ellas.

Las tres comparten , que se piensa están presentes en la variante madre, de la cual salió BA.1 (ómicron), que tiene 20 mutaciones adicionales; BA.2, que tiene 27 mutaciones adicionales; y BA.3, que tiene 13 mutaciones extras.

La gran mayoría de estas 39 mutaciones de la variante madre están en la zona de la espiga que, como sabemos, es la que el virus usa para ingresar a las células y contiene las zonas antigénicas, contra la cual están dirigidos los anticuerpos producidos por las vacunas y la enfermedad natural. El resto de las mutaciones están distribuidas en otras partes de la estructura del virus, y podrían tener un rol importante en la transmisibilidad del coronavirus.

“El caso de Hong Kong ha demostrado que la variante ómicron está lejos de ser un virus inofensivo”.


Las dos características más importantes de los virus de la familia ómicron son su alta contagiosidad y el modo en que ingresa a las células. A pesar de producir una menor carga viral en la nariz que la variante original de Wuhan, ómicron es 2.7 a 3.7 veces más transmisible que delta y se estima que BA.2 es 1.5 veces más contagiosa que ómicron.

Por otro lado -y esta es una característica que tiene implicancias prácticas aún desconocidas-, al igual que el virus causante del SARS (que desapareció ), la familia de ómicron ingresa de manera completa al interior de la célula infectada, mientras que todas las variantes previas, ingresan a la célula, fusionando su membrana con la de la célula infectada.

Comportamiento clínico del virus

Según los datos de Europa, EE.UU. y otros países en los cuales se ha vuelto predominante, en la mayoría de los infectados que tienen un sistema de defensa intacto o están protegidos con una dosis de refuerzo, la enfermedad causa síntomas leves, como dolor de garganta, malestar general, dolor de cuerpo y fiebre baja.

Sin embargo, el caso de Hong Kong ha demostrado que ómicron está lejos de ser un virus inofensivo. Al respecto, hasta el 31 de enero del 2021, se habían registrado 213 muertes en esa ciudad, número que aumentó a al 13 de marzo del 2022. Es decir, durante las 10 primeras semanas de marzo, ocurrieron 17,7 veces más muertes en Hong Kong que durante los dos primeros años de pandemia.

Una de las razones para esa desgracia sanitaria es que el Gobierno de Hong Kong no puso énfasis en la vacunación de su población, pues para la primera semana de marzo, solo el 48% de la población mayor de 70 años había recibido dos dosis de vacuna y, a comienzos de año, solo el 25% de la población mayor de 80 años había recibido una dosis. Esos datos nos demuestran que si ómicron –y al parecer también BA.2– infecta a personas vulnerables, el virus puede ser mortal.

El avance de BA.2

Se estima que la resurgencia de la pandemia en Europa es consecuencia de la variante BA.2, la cual ha desplazado a ómicron.

En EE.UU., datos de vigilancia genómica demostraron que del 13 al 19 de marzo el lo causó BA.2, y fue de 22% la semana anterior. Se calcula que, en las próximas semanas, BA.2 producirá otra ola de casos en ese país y se teme, al igual que pasó con ómicron, que sature los servicios de salud.

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La posible nueva ola por BA.2 en el Perú

BA.2 fue encontrada en el Perú, y se ignora cuál será el comportamiento de esa variante en una población con altas tasas de infección natural y relativamente altos niveles de vacunación con dos dosis.

En ese contexto, preocupa que la cobertura de vacunación con tercera dosis no llegue al 40% de la población. De causar una cuarta ola, es posible que BA.2 afecte desproporcionadamente a los adultos mayores y a las personas con comorbilidades. La campaña de vacunación con tercera dosis es una prioridad para proteger a personas vulnerables.

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