La escena del 2 de enero pasado ante millones de televidentes y más de 65.000 espectadores en el estadio Paycor de Cincinnati fue escalofriante. Se jugaban los primeros 10 minutos del partido de la Liga de Fútbol Americano (NFL) entre los Bengals de Cincinnati y los Buffalo Bills, cuando Damar Hamlin, jugador de 24 años de los Bills, fue derribado por un rival con un certero y violento golpe de hombro en el pecho. Hamlin cayó, se levantó, dio dos pasos para atrás y volvió a caer como un árbol derribado.
Los ayudantes de campo y el equipo médico ingresaron, y uno de los asistentes, al reconocer que el jugador no tenía pulso y había sufrido un paro cardíaco, empezó con la maniobra de resucitación. Los médicos usaron el desfibrilador eléctrico que se encontraba a mano. Al ver que Hamlin estaba en coma, le introdujeron un tubo endotraqueal e iniciaron la respiración asistida. Una ambulancia ingresó al campo de juego y el jugador fue llevado al hospital. El partido fue suspendido y la pregunta que quedó flotando fue qué pasó. ¿Por qué ocurrió ese grave incidente? ¿Por qué un joven atleta sufrió un paro cardíaco en pleno partido?
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‘Commotio cordis’
A diferencia de numerosos incidentes de deportistas que sufrieron un paro cardíaco en público –como el futbolista danés Christian Eriksen en junio del 2021–, el episodio de Damar Hamlin tuvo un claro antecedente: un violento golpe en el pecho.
Ese antecedente ha hecho que múltiples expertos postulen que lo que sucedió con Hamlin fue un episodio de ‘commotio cordis’ o disturbio del corazón.
Según las conclusiones del grupo de trabajo N° 13 sobre anomalías cardiovasculares en atletas de competición de la Asociación Estadounidense del Corazón, el ‘commotio cordis’ se define como la muerte cardíaca súbita provocada por un golpe relativamente inocente en la parte delantera del pecho (precordio).
Inicialmente considerado como un evento extraordinariamente raro, en los últimos 20 años el ‘commotio cordis’ se está reportando con mayor frecuencia en EE.UU. y el mundo. Según el comité, esa mayor frecuencia no se debe a un aumento real en la frecuencia de eventos, sino al mejor reconocimiento de la condición y la mayor visibilidad de esos eventos.
El comité especifica que el ‘commotio cordis’ es una de las causas más comunes de muerte cardíaca súbita en deportes recreativos y competitivos, y es causada por un súbito trastorno eléctrico del corazón llamado fibrilación ventricular, un tipo de arritmia potencialmente fatal.
“Solo los golpes que ocurren cuando se está originando el recorrido ascendente de la onda eléctrica T pueden causar la mortal fibrilación ventricular”.
También aclaran que debe diferenciarse de la contusión cardíaca, situación en la que el golpe en el pecho causa daño estructural en el corazón y que, de manera secundaria, puede causar un trastorno eléctrico o arritmia en las 24 horas tras el golpe.
En EE.UU., la Universidad de Minneapolis mantiene un registro nacional de casos de ‘commotio cordis’. Hasta el 2012 tenían registrados más de 200 casos, calculando unos 30 cada año.
Factores de riesgo
Según el registro, el 95% de los casos sucedió en varones adolescentes, de 14 años en promedio, y el impacto con un objeto esférico duro (pelota de béisbol, disco de hockey) ocurrió sobre la pared torácica izquierda. El colapso del paciente fue instantáneo y fue causado por una fibrilación ventricular.
El ‘commotio cordis’ ha sido replicado en modelos experimentales en cerdos, en los que se ha demostrado que para que un golpe en el pecho cause fibrilación ventricular debe caer de manera perpendicular sobre la silueta cardíaca con un objeto de cierta forma y tamaño. La velocidad de impacto es ligeramente menor que la que produce daño cardíaco: 65 km/h es lo óptimo; 80 km/h causa daño cardíaco.
Por último, el modelo animal demostró un crítico elemento, y es que debe haber una exacta sincronización entre el momento del golpe y la fase en que se encuentra el ciclo eléctrico del corazón. En ese sentido, solo los golpes que ocurren cuando se está originando el recorrido ascendente de la onda eléctrica T pueden causar la mortal fibrilación ventricular.
Es decir, no todos los golpes en el pecho causan una grave arritmia cardíaca.
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Pronóstico
De acuerdo a los datos del registro de la Universidad de Minneapolis, el pronóstico del ‘commotio cordis’ ha mejorado mucho en los últimos 30 años. De 10% de supervivencia a principios de la década de los 90 del siglo pasado, ahora está cerca del 60%.
El pronóstico del paciente va a depender fundamentalmente de dos elementos: la prontitud con que se inicia la resucitación cardiopulmonar y la disponibilidad de un desfibrilador cardíaco.
En el caso de Damar Hamlin, la recuperación ha sido extraordinaria: 48 horas después del paro cardíaco, recobró la conciencia en la UCI, obedeció órdenes sencillas y preguntó (por medio de la escritura) si su equipo había ganado el partido de fútbol. A las 96 horas se le retiró el tubo de la tráquea, recuperó su respiración espontánea y pudo hablar con sus compañeros por videoconferencia. Solo el tiempo dirá si puede volver a jugar.
Corolario
Este extraordinario caso debe estimularnos a hacernos algunas preguntas. Frente a una emergencia, ¿sabe usted cómo tomar el pulso de una persona y reconocer un paro cardíaco? ¿Está usted preparado para iniciar una maniobra de resucitación cardiopulmonar? ¿Existen desfibriladores eléctricos en aeropuertos, centros comerciales, centros deportivos y otros lugares públicos? ¿Sabría usted cómo usar un desfibrilador eléctrico?