El debate acerca del rol de los aerosoles en el contagio de COVID-19 parece estar llegando a su fin. Durante las últimas semanas, dos importantes anuncios –uno de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el otro de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC)– reconocieron que el COVID-19 es una enfermedad que se transmite a través del aire, en espacios cerrados y mal ventilados, por medio de microscópicas gotas de secreciones llamadas aerosoles.
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Ambas organizaciones tardaron en aceptar aquella capacidad del virus. La OMS lo hizo primero el 30 de abril, indicando específicamente que los aerosoles son un modo de contagio. Los CDC hicieron lo mismo el 6 de mayo, y agregaron que, aunque el conocimiento del modo de transmisión del virus ha cambiado, las formas de prevenir la infección no lo han hecho; por lo tanto, todas las medidas de prevención hasta ahora conocidas siguen en pie.
Recordemos que el tamaño de las partículas que se despiden de las vías respiratorias varía desde gotas grandes hasta aerosoles microscópicos, y que ambos pueden contribuir a diseminar la infección, distinguiéndose dos tipos de contagio.
El primero, llamado contagio de corto alcance, es la propagación del virus desde la boca o nariz de una persona infectada a través de gotas gruesas de secreciones, generalmente dentro de un metro de distancia. El segundo –y recién reconocido por la OMS y los CDC– es el llamado contagio de largo alcance, y ocurre cuando una persona se infecta al inhalar aerosoles que contienen el virus, o los aerosoles entran en contacto directo con los ojos, la nariz o la boca. Este tipo de contagio se da en espacios interiores concurridos y/o mal ventilados, en donde las personas pasan períodos largos, y en los que los aerosoles pueden permanecer suspendidos en el aire o viajar más de un metro de distancia.
“El tamaño de las partículas que se despiden de las vías respiratorias varía desde gotas grandes hasta aerosoles microscópicos”.
—Impacto—
El reconocer que el COVID-19 –al igual que el sarampión y la tuberculosis– es una enfermedad de eminente contagio por aerosoles, replantea las medidas de prevención.
Sabiendo ya que el contagio causado por superficies contaminadas y gotas gruesas ocurre, pero no contribuyen en demasía con el contagio, el evitar la transmisión del virus por aerosoles en espacios cerrados y concurridos debe ser el foco de las medidas de prevención de toda política de salud.
Vehículos de transporte público y trenes urbanos e interprovinciales, así como supermercados, tiendas, centros comerciales, domicilios privados, hospitales y todo lugar que albergue gente deben ser preparados para minimizar la transmisión de los aerosoles.
En ese sentido, cobran mucha relevancia los múltiples estudios que desde el comienzo de la pandemia –y a los que ni la OMS ni los CDC prestaban mucha atención– enfatizaban que la mayoría de contagios ocurren en espacios cerrados y no en espacios abiertos.
Uno de ellos, presentado en el “Journal of Infectious Diseases” del 24 de febrero del 2021, reporta un metanálisis o revisión sistemática de artículos científicos sobre transmisión humana del SARS-CoV-2, revisado por pares.
En total, se identificaron 12 estudios de valor para ser analizados, y cinco de ellos revelaron que menos del 10% de infecciones por SARS-CoV-2 ocurrieron al aire libre, y que la probabilidad de transmitir el virus en un espacio cerrado fue 18,7 veces más alta que al aire libre.
“Investigadores chinos estudiaron 318 brotes que produjeron 1.245 casos confirmados de COVID-19 en 120 ciudades chinas”.
En general, los factores que determinaron la probabilidad de contagio fueron la duración y frecuencia del contacto entre las personas que se encontraban en una reunión al aire libre, el uso de mascarillas por esas personas, y el hecho de que a pesar de que la reunión era al aire libre, en algún momento se produjeron reuniones ocasionales en un espacio cerrado.
En otro estudio, esta vez publicado en la revista “Indoor Air” de mayo del 2021, investigadores chinos estudiaron 318 brotes que produjeron 1.245 casos confirmados de COVID-19 en 120 ciudades chinas. La ubicación de los brotes fueron clasificadas en seis categorías: hogares, transporte, comida, entretenimiento, compras y otros.
Lo que encontraron fue que casi el 80% de los 318 brotes –con tres a cuatro casos de COVID-19 por brote– ocurrieron en el hogar, y el 34% se originó en el transporte público, documentándose que solo un brote se dio en un entorno al aire libre, evento que produjo solo dos casos.
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—Corolario —
Sabiendo que los ambientes interiores en los que vivimos, trabajamos y nos transportamos son, a través de los aerosoles, donde más se transmite el SARS-CoV-2, es necesario replantear las medidas de prevención, poniendo un especial énfasis en mejorar las condiciones higiénicas y de ventilación en todo ambiente cerrado.
Además del uso de doble mascarilla, el uso de medidores electrónicos de CO2, que dan una medida indirecta de la ventilación de un espacio cerrado, debería ser la norma en lugares en los que haya la posibilidad de tener grupos de gente aglomerada, tales como escuelas y centros de trabajo.
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