Así como hay confusión sobre el uso de medicamentos para el COVID-19, hay confusión sobre las pruebas diagnósticas. Hoy veremos los tipos de pruebas que existen, y por qué las pruebas rápidas o serológicas deberían dejar de usarse para el diagnóstico en el Perú.
—Dos tipos de pruebas—
Existen dos tipos de pruebas para estudiar la enfermedad: las que descubren al virus en personas infectadas y las que descubren la respuesta del organismo a la infección por el virus.
Las primeras se hacen en secreciones de nariz, boca o garganta y buscan al virus. Estas incluyen la PCR (busca segmentos de estructura genética del virus para amplificarlos e indicar su presencia) y las de antígeno (reconocen la envoltura proteica del virus). Las PCR son caras y requieren tecnología sofisticada, las de antígeno –como las que la aerolínea Lufthansa planea proveer a sus pasajeros en octubre– son baratas (unos S/15) y dan resultado en 15 minutos. Si sale positivo, significa que la persona tiene el virus al momento de la prueba.
La segunda, la serológica o rápida, busca anticuerpos o inmunoglobulinas que produce el sistema de defensa en respuesta al virus, y se hace en sangre. Un resultado positivo indica que la persona ya tuvo la enfermedad.
—Para buscar el virus—
Para saber si una persona tiene el virus y es contagiosa, debe hacerse la prueba que descubre al virus en sus secreciones, es decir, la PCR o la de antígeno. Lo ideal es que sea cuando el caso está fresco, o sea, cuando la persona tiene síntomas.
Una prueba PCR o de antígeno positiva impulsa tres importantes acciones. La primera, aislar a la persona para proteger a los contactos. La segunda, instruirla para que aprenda a manejar la enfermedad en su casa, vigilando los síntomas que indiquen una complicación respiratoria. Y la tercera, que identifique a sus contactos, para rastrearlos y hacerles también la prueba molecular, para –de ser positiva– aislarlos también e impedir la propagación de la enfermedad. La prueba molecular es un poderoso instrumento de salud pública.
“Entrando al séptimo mes de pandemia, es justo preguntarse por qué seguimos usando pruebas serológicas en el Perú”.
—En busca de anticuerpos—
La prueba rápida o serológica identifica dos tipos de inmunoglobulinas (IgM e IgG), anticuerpos producidos por el sistema de defensa en respuesta a la infección. Esos anticuerpos dan idea de los días que han pasado después de la infección pero, al no detectar al virus, su positividad indica casi siempre un caso antiguo, raramente contagioso.
Si la prueba molecular permitía descubrir a la persona con el virus y a sus contactos para cortar los brotes, gracias a los estudios de prevalencia, la serológica permite conocer la proporción de gente que ya tuvo la enfermedad en la población general. Al respecto, debido a que no hay certeza de cuánto duran los anticuerpos, la idea de expedir un “pasaporte de inmunidad” basado en una prueba serológica positiva no tiene base científica.
—A corregir el error—
Al iniciarse la epidemia en el Perú, las pruebas PCR moleculares en el mercado internacional eran muy escasas, y el país no tenía laboratorios para procesarlas. En controversial decisión, el Ministerio de Salud (Minsa) decidió usar pruebas serológicas para enfrentar la pandemia. Sabiendo sus limitaciones, ahora comprobamos que ese fue un error.
Pero entrando ya al séptimo mes de la pandemia, es justo preguntarse por qué seguimos usando pruebas serológicas en el Perú. ¿Qué barreras existen para no usar solo pruebas moleculares y dejar las pruebas serológicas para estudios de prevalencia u otros usos menores? ¿Por qué se sigue confundiendo a la población?
—Mal uso de las pruebas—
Son varios los ejemplos del mal uso, e interpretación, de las pruebas serológicas en el Perú.
El 13 de mayo, por ejemplo, al encontrarse que 20 de 150 trabajadores del Mercado de la Cooperativa de Trabajadores Unidos del Callao habían tenido pruebas serológicas positivas, las autoridades decidieron cerrar el establecimiento. ¿Por qué? ¿No era acaso posible que los trabajadores positivos ya habían pasado la enfermedad semanas antes y ya no eran contagiosos? Ese mismo día, pese a que 157 de 200 comerciantes del Mercado Mayorista de Frutas dieron positivo en sus pruebas serológicas, el centro de abastos no fue cerrado “para evitar el alza de las frutas”.
El 30 de agosto, se informó que 18 de 47 repartidores de delivery en Miraflores tuvieron una prueba serológica positiva y el gerente de desarrollo humano de la municipalidad ordenó la confiscación de la comida que repartían porque, según él, esos trabajadores “eran portadores del virus”.
El 22 de septiembre se informó que 172 de 500 pasajeros del Metropolitano salieron positivos en la prueba rápida, y el director de Gestión Comercial de la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) dijo que esos exámenes eran importantes “para evitar la propagación del COVID-19”.
Esos tres ejemplos demuestran la profunda ignorancia de las autoridades en la interpretación de las pruebas serológicas. Todos ignoraban que, por esos resultados positivos, los trabajadores del mercado, los repartidores y los pasajeros del Metropolitano ya habían superado la enfermedad y ya no eran contagiosos. Lamentablemente, al igual que las autoridades, el público está confundido. Para muchos, una prueba serológica positiva es un signo ominoso y causa de angustia.
—Corolario—
Pensamos que el Minsa debe desincentivar el uso de las poco confiables pruebas serológicas y utilizar solo las moleculares para el diagnóstico del COVID-19. Eso permitiría implementar un programa nacional de identificación de casos y seguimiento de contactos para impedir futuros brotes. Ya no estamos en marzo, es casi octubre.
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