La variante ómicron se anunció en Sudáfrica el 24 de noviembre y la información que se ha generado sobre ella, en las últimas tres semanas, es abrumadora. Tres son las preguntas fundamentales en salud pública: cuánto más contagiosa es que la variante delta, qué tipo de enfermedad causa y cuánto es capaz de escapar a los anticuerpos neutralizantes producidos por la enfermedad natural y las vacunas.
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—Contagiosidad—
No hay duda de que ómicron es mucho más contagiosa que delta y, dependiendo de la fuente, se puede decir que es de dos a cuatro veces más contagiosa. Considerando que delta era ya dos veces más contagiosa que alfa y que esta era a su vez una y media veces más contagiosa que la variante original, la variante ómicron –comparada con la cepa de Wuhan– se ha convertido en uno de los virus más contagiosos de la naturaleza.
Esa extraordinaria contagiosidad ha hecho que, en solo tres semanas, ómicron haya desplazado completamente a delta, y se haya convertido en la variante predominante en Sudáfrica. Del mismo modo, al duplicar los casos de COVID-19 cada dos o tres días en el Reino Unido, logró en solo dos semanas sobrepasar los 93.000 casos el 17 de este mes, el mayor número durante la pandemia. Se anticipa que ómicron será la variante dominante en el Reino Unido antes de fin de año.
Ese enorme aumento de casos ha hecho que los hospitales en Londres empiecen a llenarse, más que por la cantidad de pacientes (que aumenta poco a poco), porque se calcula que al haberse contagiado, el 10% de la fuerza laboral ha dejado de trabajar. Según un reporte de la BBC, hay casi 1.400 pacientes con COVID-19 internados en los hospitales de Londres. Es un aumento del 30% desde finales de noviembre, 195 de los cuales están conectados a ventiladores.
“Esa extraordinaria contagiosidad ha hecho que ómicron haya desplazado completamente a la variante delta”.
En otros países europeos, ómicron se ha diseminado muy rápidamente, y se calcula que, a mediados de enero del 2022, se convertirá en la variante predominante en el continente, desplazando a la delta.
En EE.UU., la situación no es diferente. En una semana, la proporción de casos de COVID-19 por ómicron subió siete veces: de 0,4% a casi 3%. Eso explica el 13% de los casos en la ciudad de Nueva York.
Las colas que tiene que hacer la gente con síntomas en la ciudad de Nueva York y al sur de la Florida, para hacerse las pruebas de COVID-19, son gigantescas y recuerdan las que existían durante las severas olas anteriores. Un análisis genómico de aguas del alcantarillado en Orlando (Florida) indicó que el 100% de las muestras tiene ómicron, cuando hace una semana no se había encontrado ningún caso.
Esa velocidad de contagio hará sin duda que ómicron –como ocurrió con delta– se convierta en las próximas seis a ocho semanas en la variante predominante en América Latina.
—Escape a las vacunas—
Los datos de Sudáfrica, Reino Unido y EE.UU. demuestran que ómicron infecta fácilmente a personas que ya tuvieron COVID-19, así como a personas que han sido vacunadas, incluidos quienes han recibido dosis de refuerzo. Un estudio del Reino Unido, aún no revisado por pares, encontró que la efectividad de dos dosis de Pfizer o AstraZeneca por ómicron sintomático se redujo a menos del 40% a las 15 semanas después de la segunda dosis. La buena noticia es que las dosis de refuerzo son capaces de elevar la protección contra la infección hasta en un 70%.
Si bien es cierto que esos parecen datos ominosos, lo cierto es que un reciente estudio encontró que las dosis de refuerzo podrían proporcionar aproximadamente un 85% de protección contra enfermedad grave y más de 90% de protección contra la muerte causada por ómicron.
“No es bueno dejarse influenciar por las noticias de que la enfermedad por ómicron parece ser más leve”.
—Virulencia—
Esta es una pieza del rompecabezas que no está muy clara, aunque un estudio británico –aún no revisado por pares– no encuentra evidencia de que ómicron produzca una enfermedad menos grave que delta. Sin embargo, los datos de hospitalización siguen siendo muy limitados en este momento.
Datos iniciales de Nueva York muestran que, pese a los 21.027 casos (récord desde el inicio de la pandemia), solo hay 3.839 hospitalizaciones (comparada con 18.825 en el momento más álgido).
—Corolario—
No es bueno dejarse influenciar por las noticias de que la enfermedad causada por ómicron parece ser más leve. El asunto es que esta variante, que no tarda en llegar al Perú, es una grave amenaza para la salud pública porque al infectar a un altísimo número de personas al mismo tiempo –muchas de ellas no vacunadas o parcialmente vacunadas– puede causar un alto número de personas que necesiten camas UCI, por lo que se podría volver nuevamente al dramático colapso de los sistemas de salud.
Sin duda, ómicron se disemina como un tsunami y ahora más que nunca la vacunación, especialmente con la dosis de refuerzo, es fundamental para presentarle batalla.
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