Uno de los retos más urgentes de los epidemiólogos, al aparecer un nuevo tipo de infección, es determinar el modo de contagio. ¿Es por vía respiratoria, digestiva, sexual? ¿Es a través de un mosquito u otro insecto? ¿Puede pasar de madre a feto a través de la placenta?
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Recordemos: tomó 15 meses demostrar que el VIH se transmitía por la vía sexual, y seis años demostrar que el virus podía contagiarse por la leche materna.
En el caso del SARS-CoV-2, los primeros meses de la pandemia fueron de incertidumbre sobre el modo de contagio. Pensando que era como el de la gripe –por gotas gruesas de secreciones despedidas al toser o estornudar–, se aconsejó que solo personas con síntomas usaran mascarillas.
Entonces también se pensó –al igual que la gripe– que su contagio podía ser por tocar superficies contaminadas. Se aconsejó la desinfección completa de superficies, e incluso la ropa de uso diario y hasta los zapatos.
En los últimos meses, sin embargo, está comprobado que la principal ruta de contagio es la vía respiratoria: a través de los microscópicos aerosoles que se forman al hablar, cantar o gritar, y que la contribución del contagio por contacto con superficies contaminadas es mucho menor de lo que se pensaba.
Las últimas recomendaciones de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC) de EE.UU. con respecto a la limpieza de superficies dicen que, si bien es cierto que puede existir contagio por contacto con superficies contaminadas, de lejos, la forma más importante de contagio son los aerosoles transmitidos por vía respiratoria.
Los CDC dicen que diversos estudios revelaron que el riesgo de infección del SARS-CoV-2 por contacto con superficies contaminadas es bajo y puede cuantificarse en menos de 1 en 10.000, o sea, que el contacto con una superficie contaminada, tiene menos de 1 en 10.000 posibilidades de causar una infección.
“El contacto con una superficie contaminada tiene menos de 1 en 10.000 posibilidades de causar infección”.
También dicen que los estudios de actividad del virus en superficies demuestran que el 99% de las partículas infecciosas del virus desaparece en tres días en superficies no porosas como acero inoxidable, plástico y vidrio, que se encuentran en ambientes interiores de casas y oficinas.
Por último, dice que el uso de agua y jabón para limpiar las superficies basta para eliminar cualquier partícula viral que haya podido estar presente en alguna superficie. Usar desinfectantes para la limpieza solo está indicado cuando una persona infectada estuvo presente en algún ambiente de la casa o la oficina.
—La evidencia—
Un reciente comentario, publicado en “The Lancet” el 15 de abril, enumera diez razones por las que los aerosoles son la principal manera de contagio del COVID-19.
Primero, que se han investigado numerosos eventos superpropagadores del virus, y se ha demostrado que el tipo de contagio masivo ocurrido en esos eventos no puede ser explicado simplemente por contagio de gotas gruesas o superficies contaminadas, sino por transmisión de aerosoles por el aire.
Segundo, se ha demostrado que el contagio producido entre habitaciones de hoteles, sin contacto directo entre personas, solo puede ser explicado por aerosoles.
Tercero, hablar produce miles de partículas de aerosol y que personas asintomáticas o presintomáticas puedan contagiar, explica que 30% a 59% de los contagios se produzca por la combinación de esos factores. Las personas enfermas solo necesitan hablar para contagiar.
Cuarto, el contagio ocurre eminentemente en espacios cerrados y es muy, muy raro en espacios abiertos. La ventilación de un espacio cerrado disminuye la posibilidad de contagio.
Quinto, se ha demostrado el contagio en hospitales donde tomaban precauciones para evitar el contagio por secreciones, pero no por aerosoles.
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Sexto, en experimentos hechos en habitaciones y hasta en vehículos de enfermos, se logró aislar partículas virales viables. Eso indica que los aerosoles pueden permanecer suspendidos en el aire por tiempo variable.
Séptimo, el virus ha sido aislado en filtros de aire y conductos de ventilación en hospitales, lugares que solo pueden ser alcanzados por aerosoles.
Octavo, los contagios producidos en animales de laboratorio, con ambientes solo comunicados a través de tubos, son explicados por la transmisión de aerosoles, no por gotas gruesas.
Noveno, hasta el momento no existe estudio que haya refutado la hipótesis de que el contagio sea por aerosoles. El contagio es dependiente de variables como la carga viral del contagiador, la ventilación y el número de personas en la habitación.
Décimo, la evidencia de que el modo primario de contagio sea por superficies u objetos o gotas gruesas tampoco existe. Pensar que el contagio se produce solo cuando la gente está cerca, a través de gotas gruesas, se ha convertido en un dogma. Además, el número de partículas virales puede ser más numeroso en aerosoles que en gotas grandes.
—Corolario—
El contagio del SARS-CoV-2 ocurre predominantemente por transmisión de aerosoles.
Nuestras actividades diarias deben estar destinadas a disminuir la probabilidad de contagio por aerosoles, usando doble mascarilla, evitando aglomeraciones en espacios cerrados sin ventilación por más de 15 minutos y evitando compartir espacios cerrados con gente que no vive en el mismo hogar.
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