El exitoso caso de vacunación en un pueblo de Brasil, por Elmer Huerta

En vísperas de la contienda electoral –la primera de la historia del Perú realizada durante una pandemia–, se reveló que el país tiene la tasa de mortalidad por 100.000 habitantes, la más alta del mundo. Eso significa que durante el año que pasó, el virus se diseminó sin freno y causó enfermedad y muerte por donde quiera que pasaba.

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La ciencia, sin embargo, ha desarrollado en tiempo récord el arma más poderosa para frenar la pandemia: la vacunación. En ese sentido, hoy veremos cuál es la valiosa experiencia que le ha dado Serrana, un pequeño pueblo brasileño, a la lucha contra el COVID-19.

Serrana, localizado en el sureste de Brasil, aproximadamente a 300 km de Sao Paulo, tiene 45.000 habitantes y uno de cada cuatro viaja diariamente a trabajar a la cercana ciudad de Ribeirão Preto.

Preocupados por su alta tasa de COVID-19, sus autoridades –en coordinación con el Instituto Butantan, uno de los centros de investigación brasileños más importantes del mundo– planearon en agosto del 2020 un singular experimento destinado a probar el impacto de la vacunación contra esta enfermedad.

“La ciencia ha desarrollado en tiempo récord el arma más poderosa para frenar la pandemia”.

En secreto, para que los pobladores de las ciudades aledañas no se enteren del proyecto y alteren el estudio, decidieron vacunar a todos los habitantes del pueblo y analizar la efectividad de la vacuna CoronaVac del laboratorio chino Sinovac. El resultado fue el primer ensayo masivo en el que se vacuna a todo un pueblo contra el COVID-19, antes que al resto del país.

Las preguntas científicas del estudio fueron: ¿Cuál sería la consecuencia de vacunar a todos los pobladores de la ciudad? ¿Disminuirán las infecciones, los casos graves, las hospitalizaciones y las muertes? ¿Será la discutida vacuna CoronaVac efectiva en controlar la enfermedad?

El estudio dividió la ciudad en 25 áreas, agrupadas en cuatro sectores, verde, amarillo, gris y azul, y se empezó a vacunar a la población en ese orden desde el 17 de febrero hasta el 11 de abril.

Se vacunó a todos, excepto a menores de 18 años, embarazadas o mujeres que estaban amamantando y personas con graves problemas de salud. Según funcionarios de la ciudad, de los aproximadamente 27.700 adultos elegibles, 27.150 o el 98%, fueron vacunados.

Aunque las conclusiones no han sido publicadas en un estudio científico revisado por pares, estas fueron anunciadas en una conferencia de prensa el 31 de mayo.

Los resultados indican que –en comparación con las estadísticas de principios de febrero– los casos sintomáticos de COVID-19 disminuyeron en 80%, las hospitalizaciones en 86% y las muertes en 95%.

El 6 de mayo pasado, se reportó en “The Wall Street Journal” que durante abril seis personas murieron en Serrana por COVID-19, cinco después de la primera dosis de la vacuna y la sexta había empezado sus síntomas dos días después de la segunda dosis, lo que sugirió que la enfermedad la contrajo entre las dos dosis de la vacuna, cuando aún no tenía aún inmunidad completa.

Además de esos impresionantes resultados, los investigadores dieron a conocer otras dos consecuencias del programa de vacunación: el primero es que al disminuir –gracias a la vacunación– la circulación del virus en las personas mayores de 18 años, los casos en los menores de 18 años también disminuyeron.

Y la segunda es que, al estar protegidos por la vacuna, los 10.000 habitantes del pueblo que viajaban diariamente a la ciudad de Ribeirão Preto no fueron capaces de traer el virus a Serrana, gracias a la formación de lo que los investigadores llamaron un “cinturón inmunológico” alrededor de la ciudad.

Otro importante hallazgo es que, debido al particular diseño del estudio –que dividió a la población en cuatro sectores de vacunación progresiva–, se observó que el impacto favorable de la vacuna en reducir enfermedad y muerte en un sector se iba repitiendo en otro de la ciudad apenas el 75% de pobladores se vacunaba, lo que demostró el concepto de protección del rebaño o de la manada.

“Cuando de vacunas se trata, más importante que prevenir la enfermedad, es prevenir la muerte”.

Por último, este singular estudio demuestra que una vacuna como la CoronaVac –que había sido muy discutida por tener una eficacia de solo 51% en prevenir la enfermedad en un previo estudio en Brasil y 67% en Chile e Indonesia– es capaz de reducir la consecuencia más temida de la enfermedad, la muerte de una persona infectada.

Lo curioso es que ambos estudios, el brasileño y el chileno, habían demostrado una altísima eficacia en prevenir la muerte. Lamentablemente, parece que ambos números –100% y 80%, respectivamente– quedaron ocultos en la mente de las personas, quienes solo se fijaron en las eficacias de 51% y 67%, y consideraron, por lo tanto, que la vacuna era de menor calidad.

Además del inmenso valor de demostrar que la inmunidad de rebaño es muy importante, este estudio nos demuestra que cuando de vacunas se trata, más importante que la eficacia en prevenir la enfermedad, es prevenir la muerte de la persona infectada.

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—Corolario—

Múltiples estudios de eficacia demuestran que cuanto más rápido y eficientemente se vacune a la población de un país o región, más rápida también será la recuperación económica y el regreso a la vida normal. Del mismo modo, la experiencia demuestra que el orden de acción es primero vacunar, y luego abrir la economía, no al revés.

Quien quiera que tome las riendas del Gobierno Peruano en las elecciones del 6 de junio debe, antes de abrir completamente la economía, asegurarse de una rápida y eficiente vacunación de la mayor parte de la población. Hacerlo al revés podría implicar un retroceso, muy difícil de justificar.

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