Las inundaciones constituyen el desastre natural más frecuente que afecta a la humanidad. Se calcula que entre 1998 y el 2017 asoló la vida de más de dos mil millones de personas en el mundo, especialmente en países pobres. El Perú no es la excepción y los recientes acontecimientos asociados a las lluvias causadas por el ciclón Yaku en el norte del país lo confirman. Además de enormes consecuencias en la economía, las inundaciones causan graves problemas en la salud pública.
Los riesgos y la severidad de las inundaciones dependen de varios factores predisponentes. Por ejemplo, el tipo de inundación es importante para evaluar el daño. Del mismo modo lo son la geografía, el tamaño y densidad de las poblaciones afectadas, así como el nivel de educación, conciencia y preparación de la comunidad. Obviamente, la capacidad de escapar de una inundación va a ser muy importante.
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Ciertos segmentos de la población tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud a causa de las inundaciones, entre ellos personas mayores, niños, personas con discapacidad y afectadas de enfermedades. Por último, los estándares de construcción y el diseño de la infraestructura en la localidad, así como la presencia de un sistema de gestión de desastres funcional y sostenible también determinarán el impacto y el daño.
Efectos sobre la salud
A corto plazo, el ahogamiento, los traumatismos, la hipotermia y el golpe de calor –de acuerdo con la temperatura del lugar– serán problemas que se pueden presentar. No es lo mismo una inundación después de varios días de lluvia que después de un huracán: la frecuencia de ahogamientos será diferente.
En un efecto dominó, una vez producida la inundación, se tendrá afectación de los sistemas del suministro de agua potable y de alcantarillado (si existían antes de la inundación), lo que traerá problemas de higiene con las bebidas y los alimentos.
Esa situación causará un enorme riesgo de infecciones gastrointestinales causadas por virus, bacterias y parásitos, entre ellas hepatitis A, shigelosis, fiebre tifoidea, norovirus, rotavirus, criptosporidiosis y giardiasis.
“Vivir en casas afectadas por las inundaciones causa infecciones pulmonares y sistémicas por hongos como el Aspergillus”.
Una vez producidas esas enfermedades infecciosas, las poblaciones buscarán atención médica en centros de salud y hospitales que no podrán atender los casos por el daño sufrido en las inundaciones. Al respecto, parte del hospital Cayetano Heredia (Piura) y centros de salud (Lambayeque), han sido completamente inundados, calculándose que desde que empezaron las lluvias en setiembre de 2022, 60 establecimientos de salud han sido severamente afectados en el país.
La acumulación del agua ocasiona que aumente el riesgo de enfermedades transmitidas por mosquitos. Dengue, malaria, zika y chikunguña son algunos de los problemas que aumentan rápidamente en los días y semanas posteriores a las inundaciones.
Al mismo tiempo, la acumulación de basura en las calles inundadas, mucha de la cual ya existía antes de la inundación, entrará en putrefacción. Esto provocará aparición de ratas infectadas con leptospira, la bacteria de la leptospirosis, enfermedad que origina daño en el hígado y los riñones, y puede ser fatal.
Y si los gobiernos locales o las autoridades reúnen a los damnificados en centros de evacuación, las cosas se pueden complicar por las condiciones de hacinamiento. Los baños portátiles, que muchas veces se colocan sin supervisión ni mantenimiento, constituyen focos infecciosos.
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Además de los severos daños a la propiedad (causados por desplazamientos de población y hacinamiento), vivir en casas afectadas por inundaciones genera infecciones pulmonares y sistémicas por hongos como el Aspergillus, presente en el aire y en el polvo.
En el aspecto social, las inundaciones pueden ocasionar pérdida de empleo, falta de acceso a los servicios escolares y de guardería infantil y aumento de la violencia doméstica.
Y si hasta ahora hemos visto problemas de salud física y ambiental, se calcula que el 75% de las personas afectadas por inundaciones sufre problemas de salud mental, con altos niveles de ansiedad, trastorno de estrés postraumático, insomnio, psicosis y depresión.
Y para continuar con el efecto dominó, semanas y meses después de las inundaciones, y como consecuencia de los problemas de la pobreza, la alimentación insuficiente y las infecciones gastrointestinales, aparece o se agrava la desnutrición de niños y adultos.
Corolario
Las inundaciones constituyen una grave amenaza a la salud pública y los programas de ayuda, además de reparación de puentes, carreteras y otra infraestructura, deben estar centrados en el aspecto sanitario.
La provisión diaria de agua y comida limpia y la instalación de baños portátiles deben ser la prioridad desde el primer día. La instalación de baños portátiles debe ir acompañada de un sistema de limpieza diaria por miembros de la comunidad remunerados.
Del mismo modo, la recolección de basura y desperdicios debe ser una prioridad. Probablemente, el gran reto como sociedad es aprender a prepararse para la próxima inundación, pareciera que no aprendemos de nuestros errores. Todos los años se produce el problema y todos los años estamos en la misma situación.