La víctima: un perezoso adulto del género ‘Pseudoprepotherium’. La evidencia: un hueso fosilizado con 46 marcas del ataque de un depredador. El lugar: la Amazonía peruana 13 millones de años atrás. Este misterio despertó la curiosidad del paleontólogo francés François Pujos en el 2004, fecha en la cual se desenterró el fósil.
No obstante, tuvieron que pasar 16 años para identificar al culpable: un caimán ‘Purussaurus’. El Comercio conversó con Rodolfo Salas-Gismondi, coautor de este estudio e investigador del Laboratorio de Biogeociencias de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).
— ¿Por qué tomó más de 10 años identificar al atacante del perezoso?
Cuando el hueso fue hallado en el 2004, en unos afloramientos de roca en la parte peruana del río Napo, no se conocía casi nada de las criaturas que habitaron la Amazonía. Por eso se decidió guardar el hueso del perezoso en el Museo de Historia Natural. Y desde ese año en adelante, comenzamos a realizar expediciones anuales en la zona de Iquitos, lo que nos llevó a descubrir diversos fósiles. En el 2015, publiqué la descripción de siete especies de cocodrilos que vivieron hace 13 millones de años en la Amazonía peruana. El año pasado, ya contábamos con las condiciones necesarias para trabajar con el hueso de perezoso.
— ¿Por qué está seguro de que el responsable fue un ‘Purussaurus’?
Analizamos la forma y el tamaño de las marcas. Comenzamos descartando a los mamíferos carnívoros de aquella época –marsupiales grandes–. Sus dientes no coincidían. Todo indicaba a los cocodrilos, pues las marcas tenían una característica típica de estos animales: cónicos con dos bordes afilados. Y entre los cocodrilos que había estudiado, todos, a excepción de uno, tenían dientes muy pequeños para hacer esas marcas o muy afilados, lo cual no encajaba. El único que coincidía plenamente era el ‘Purussaurus’.
— ¿Tan particulares eran los dientes de este animal?
Sus dientes eran muy robustos, cónicos; es decir, la punta no era muy afilada, era más o menos roma, pues este animal, al parecer, lo que hacía era destrozar los huesos de su presa. Eso nos hace pensar que el ‘Purussaurus’ se alimentaba de animales con caparazones duros, como las tortugas, y de grandes mamíferos. No obstante, no habría sido un ‘Purussaurus’ enorme el cual atacó al perezoso –de unos 78,5 kg–, si no, hubiera destrozado el hueso completamente. Calculamos que el depredador tenía unos cuatro metros de largo, un ‘Purussaurus’ juvenil. Hemos resuelto un ‘crimen’ de 13 millones de años.
“Nosotros estimamos que un ‘Purussaurus’ gigante, adulto, llegaba a medir hasta 10 metros”.
— ¿Fue el mayor depredador terrestre después de los dinosaurios?
Sí. Nosotros estimamos que un ‘Purussaurus’ gigante, adulto, llegaba a medir hasta 10 metros. Uno de estos animales podía comer prácticamente cualquier cosa, como peces gigantescos que existían en los ríos de esa época. Pero un ‘Purussaurus’ joven, como el que atacó al perezoso, debe haber comido animales de tamaño mediano. Esto nos permite ver que este caimán, cuando era joven, se comportaba como un cocodrilo moderno, pero cuando llegaba a la adultez, era un animal sin igual en el mundo actual. Podía atacar a cualquier animal de su tiempo.
—PARA TENER EN CUENTA—
El equipo del Laboratorio de Biogeociencias de la Universidad Peruana Cayetano Heredia realizará un Live por Instagram en el cual una estudiante entrevistará a Salas-Gismondi sobre este reciente hallazgo.
El evento se llevará a cabo el domingo 30 de agosto a las 7:00 p.m. a través de la cuenta de Instagram @team.paleo.
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