MADRID. Un estudio publicado en la revista de investigación Cell Stem Cell habría descubierto el motivo por el cual los hombres tienen un mayor riesgo de desarrollar leucemia que las mujeres. La clave estaría en las hormonas sexuales.
Según explica la investigación, las hormonas sexuales femeninas (estrógenos) podrían hacer la diferencia. Además, podrían también proteger al organismo de algunos tipos de este cáncer y de otros desórdenes sanguíneos.
La leucemia es un tipo de cáncer que comienza en la médula ósea, donde se forman las células sanguíneas, glóbulos blancos o leucocitos, que constituyen la defensa del cuerpo frente a las infecciones; los glóbulos rojos o eritrocitos, que transportan el oxígeno; y plaquetas o trombocitos, que colaboran en la coagulación sanguínea. Sin embargo, las células cancerosas impiden precisamente que estas se produzcan.
Para demostrar su hipótesis, los investigadores de este trabajo analizaron dos modelos animales. Unos con leucemia mieloide aguda, que interfiere en la producción de glóbulos rojos, y otro con neoplasia mieloproliferativa, tumores causados por una mutación en el gen que produce la proteína JAK2 en las células madre sanguíneas.
En los dos modelos se trató de averiguar el efecto de un fármaco, ya existente, eficaz contra el cáncer de mama: el tamoxifeno.
En el primero de los casos, las variaciones no fueron significativas (menos masa tumoral pero no consiguieron frenar la enfermedad). Sin embargo, en el segundo el resultado fue “muy notable”.
Actualmente, no existe tratamiento curativo para la neoplasia mieloproliferativa, con la excepción del trasplante de médula ósea. Sin embargo, solo es recomendado en una minoría de pacientes, informó el CNIC.
Esta enfermedad provoca la acumulación de células sanguíneas anormales y la degeneración de la médula ósea, procesos que en los animales enfermos son bloqueados por el tamoxifeno, según este trabajo.
El tratamiento es capaz de eliminar las células madre anormales, responsables últimas de la enfermedad, y lo ha hecho tanto en los modelos animales machos como en las hembras, en ambos "respondiendo de modo bastante similar".
Este fármaco imita el comportamiento del estrógeno y, aunque no se conoce exactamente la causa, parece tener un efecto más potente sobre las células leucémicas que sobre las sanas, lo que permite bloquear la enfermedad sin causar efectos secundarios importantes sobre las células normales de la sangre.
Lo que se sospecha es que los niveles de estrógenos elevados "controlan mejor" a las células madre sanguíneas que fabrican la médula ósea y que con el tiempo se convierten en maduras, originando los glóbulos rojos, blancos y plaquetas.