Además de los peligros de la radiación solar, el calor del verano puede producir graves cuadros de deshidratación, que puede ser causada por la falta de consumo de líquidos, vómitos o diarrea, enfermedades renales o por diabetes.
Por ello, te ofrecemos tres consejos para hacer frente a la deshidatación.
¿Cómo identificarlo?
Ante la falta de líquidos internos, se presenta cansancio, fatiga, sed, calambres musculares o mareos ante cambios de posición; si la pérdida de líquidos es más severa, puede haber dolor abdominal y torácico, alteración del estado de conciencia similar a un estado de confusión o una orina de color oscura, explica Walter Hidalgo, coordinador de Medicina Interna de Clínica Delgado
¿Qué hacer?
El primer paso, en caso la persona pueda ingerir y no se encuentre vomitando, debe ser intentar reponer los líquidos que se han perdido. Estos líquidos -señala el especialista- deben contener sales minerales por lo que es ideal la rehidratación oral. En caso no sea viable, se debe llevar al afectado a un centro de salud para iniciar la hidratación endovenosa.
¿Cómo prevenirlo?
Según recomienda Hidalgo, debe mantenerse una adecuada ingesta de agua. Lo ideal es beber alrededor de dos litros por día, siempre y cuando no haya contraindicación médica.
No obstante, la cantidad mínima que se debe ingerir es entre 800 a 1, 000 ml por día, que es lo necesario para el correcto funcionamiento del riñón, ayudando a eliminar los desechos producidos por el organismo y mantener el balance de líquidos del cuerpo.
El líquido debe ser agua, o soluciones con electrolitos (bebidas rehidratantes) únicamente si la persona realiza ejercicios. Asimismo, debe evitarse realizar ejercicio intenso ante altas temperaturas, pues esto perjudica el rendimiento y la salud, destaca el experto.