LISBOA (EFE). Hace 10 días Portugal declaró a la legionelosis como una epidemia dentro del país. Según un comunicado de la Dirección General de Sanidad, el brote ha afectado a 317 personas y ya ha cobrado su octava víctima.
De las ocho víctimas mortales, seis eran hombres y dos mujeres con edades comprendidas entre los 52 y los 89 años, precisó la fuente. "La tasa de mortalidad estimada hasta el momento es del 2,5 %", según las autoridades, que consideran que el brote ya está controlado debido a que se ha frenado la aparición de nuevos casos. Asimismo, recuerdan que "no existe riesgo de transmisión entre personas y que es segura la ingesta de agua procedente de la red pública".
El Ayuntamiento de Vila Franca de Xira, municipio a 30 kilómetros de Lisboa donde se centran las investigaciones sobre el origen del brote, anunció este fin de semana la reapertura de las piscinas y pabellones deportivos, cerrados desde hace una semana.
Oficialmente, el brote se declaró el 7 de noviembre y generó alarma en el país, que nunca había registrado una legionelosis tan grave. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) mostró su preocupación y ofreció el envío de especialistas, en caso necesario.
Las sospechas de las autoridades sobre el foco del brote se centran en una torre de refrigeración de una fábrica de la empresa de fertilizantes "Adubos de Portugal", perteneciente al grupo español Fertiberia. No obstante, la compañía, que mantiene cerrada esa planta desde la semana pasada, aseguró en un comunicado que ha cumplido con todas las exigencias legales y ha pasado satisfactoriamente las inspecciones sanitarias.
La legionelosis (enfermedad del legionario) es un tipo de neumonía, causada por la bacteria legionella, que generalmente se produce por respirar vapor de agua que las contiene y que puede provenir de bañeras, duchas calientes o de grandes unidades de refrigeración por agua.
La única forma de contagiarse de la enfermedad es si uno inhala agua pulverizada. Además, Sus manifestaciones clínicas se parecen a las de las neumonías atípicas, con una sintomatología respiratoria variable (que al principio puede incluso confundirse con la gripe), así como alteraciones de diversos órganos, que pueden ser más o menos severas en función del estado previo del afectado.