La semana pasada explicamos el origen de los cables submarinos, inventados para comunicación telegráfica a mediados del siglo XIX, y su constante evolución. Ni el teléfono ni la radio se habían inventado cuando los científicos de la época se lanzaron a crear cables impermeables que pudiesen extenderse a través de océanos.
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Una vez inventados el teléfono y la radio, estos avances recién permitieron el alcance transoceánico de sus señales en las décadas de 1920 y 1930. En los sesenta, la telefonía radial y la de cables submarinos se vieron compitiendo con la aparición de satélites.
Revoluciones digitales
La comunicación satelital, esencialmente repetidoras radiales en órbita, se vio impulsada por una revolución en procesadores digitales que permitían retransmitir miles de canales de voz simultáneos. Pese al crecimiento explosivo de la demanda, el costo de poner satélites en órbita y su vulnerabilidad ante interferencias atmosféricas presentaban limitaciones importantes.
Los satélites de comunicaciones estaban en apogeo cuando apareció la tecnología que acabaría con su preponderancia: la fibra óptica. Su principio es simple: pulsos de luz transmiten código digital a través de un hilo de vidrio o plástico.
Ventajas materiales
La fibra óptica, patentada en 1966 e inicialmente implementada en el programa lunar Apolo (1968), recién tuvo aplicaciones comerciales en la década de 1980 gracias a técnicas de fabricación más rápidas y baratas que los alambres de cobre. La fibra óptica se usó para mejorar la comunicación telefónica, pero su contribución principal fue permitir la siguiente revolución en comunicaciones: la expansión de una red global de computadoras que hoy conocemos como Internet.
Si bien la señal de las computadoras podía ser transmitida por cables telefónicos, los alambres metálicos son lentos. Con fibra óptica, ya no se hablaría de transmitir uno o varios canales de voz: se habla de kilobitios (Kbps, kilo = mil) y megabitios (Mbps, mega = millón) de piezas de información por segundo, y luego de gigabitios (Gbps) y terabitios (Tbps), varios órdenes de magnitud más, que transmiten video, música y enormes volúmenes de datos a todos los rincones del globo.
Los cables de fibra óptica son hilos de plástico o vidrio (básicamente cristal de dióxido de silicio o SiO2), del grosor de un cabello. La compresión de pulsos y el uso de diversas longitudes de onda de luz en un mismo canal (‘multiplexing’) permiten que una sola fibra llegue a transmitir más de 400 Gbps, más que 400 líneas de alambre. Un cable óptico puede tener cientos de fibras, recubiertas de material oscuro para evitar contaminación.
“Los satélites estaban en su apogeo cuando apareció la tecnología que acabaría con su preponderancia”.
Tocando fondo
La carrera para tender cables ópticos submarinos se inició apenas se pudieron fabricar, pues los barcos tendedores y rutas ya existían. El debilitamiento de la señal por distancia es mucho menor en la fibra óptica, y no se distorsiona por el magnetismo de rocas próximas; algunos cables pueden prescindir de repetidores por grandes distancias. Esto abrió nuevas rutas por áreas con fondos marinos menos conocidos.
Los cables submarinos están revestidos para reducir riesgos de cortes y rupturas. Cerca de orillas y otras áreas de riesgo, se informa la ubicación a navíos y los cables son reforzados o se entierran bajo el zócalo. Especialmente en áreas donde pasan redes de arrastre y anclas, que causan más de la mitad de los 100 daños anuales serios.
Hasta hoy conocemos superficialmente menos de 20% del fondo marino, básicamente mapas producidos con sonares, y hemos visto menos del 5%. Aun así, las naciones y empresas de telecomunicación han tendido cables a través de todos los océanos y rodeando todos los continentes.
Existen más de 1,3 millones de kilómetros de cables submarinos en funcionamiento. Típicamente se diseñan para durar 25 años, pero los más antiguos son reemplazados antes por nuevos de mayor capacidad. Uno de los más cortos es el CeltixConnect entre Irlanda e Inglaterra (131 km). El Asia América Gateway tiene 20.000 km. El cable submarino Marea, de Facebook, Microsoft y Telxius, tiene 6.600 km, conectando Bilbao (España) con Virginia Beach (EE.UU.) y puede transmitir 224 Tbps.
“La duplicación de canales es esencial para mantener continuidad de servicio, algo costoso en lugares remotos. Por esto la ruptura de su único cable dejó a Tonga desconectada”
El caso peruano
En el Perú tenemos varias conexiones con cables submarinos, principalmente desde Lurín, lugar de nuestra primera estación de comunicación por satélite.
Las más antiguas son la línea Pan-Am (1999), con casi 20 copropietarios multinacionales que va desde Arica a las Islas Vírgenes y tiene 7.225 km de largo, y la línea South American Crossing (2000), con 20.000 km de cable submarino conectando Lurín con Chile, Colombia, Panamá, Venezuela, las Islas Vírgenes, tres puntos en Brasil y Argentina.
La línea Sudamérica-1 (SAm-1) instalada en el 2001 tiene 25.000 km y circunda el continente, desde Valparaíso (Chile), conectando en Lurín y Máncora, hasta Guatemala, donde cruza por tierra al Caribe, y de ahí pasa por Florida para ir al sur hasta Argentina.
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En el 2020 se conectó la fibra óptica al Pacífico de Entel Bolivia, que conecta por cable terrestre a Bolivia con Ilo, y recorre el zócalo continental hasta Lurín. Tenemos la línea submarina del Sistema de Cable del Pacífico Sur Mistral, con 7.300 km, que desde el 2021 conecta Valparaíso, Arica, Lurín, Salinas (Ecuador) y Guatemala.
Las conexiones no siempre son directas. Por ejemplo, la línea Curie de Google conecta Valparaíso, Panamá y la costa de California, pero no conecta directamente con el Perú. Cuando hacemos una búsqueda de Internet, nuestra digitación bien puede ir primero hacia Chile, para de allí ir y volver de California.
La duplicación de canales es esencial para mantener continuidad de servicio, algo costoso en lugares remotos. Por esto la ruptura de su único cable dejó a Tonga desconectada. Felizmente, la antigua tecnología satelital logró mantener un mínimo de comunicación. Eventualmente habrá más cables cruzando océanos y conectando lugares aún más remotos, hasta que aparezca una nueva tecnología que los haga obsoletos.
Así lo publicó El Comercio a finales de 1800
- El 8 de mayo de 1876, El Comercio publicó la primera nota informativa con datos que llegaron por un cable submarino.
- José Antonio Miró Quesada, director del Diario, contrató los servicios de una empresa que tendió un cable de telégrafo bajo el mar que iba desde EE.UU. hasta Chile.
- Esta tecnología permitió que los corresponsales enviaran los resultados de las elecciones presidenciales en provincias.
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