La búsqueda de la eterna juventud es una obsesión en la historia del ser humano. A raíz de que una reciente investigación ha encontrado que el transfundir sangre de ratones viejos a jóvenes ocasiona signos de envejecimiento, y que al revés, ya se sabía que el transfundir sangre de ratones jóvenes a viejos, hace que estos rejuvenezcan, hoy repasaremos esa eterna obsesión del ser humano. A continuación, un poco de historia:
China. Qin Shi Huang, fundador de la dinastía Qin y primer emperador chino estuvo obsesionado con ser inmortal y envió a 3.000 jóvenes, encabezados por el alquimista Xu Fu a la isla Zhifu, en donde se pensaba estaba la Montaña de la inmortalidad Penglai. La delegación, encargada de traerle el elixir de la vida eterna, nunca retornó y la leyenda dice que al descubrir el Japón, el grupo se quedó allí. Tristemente (al igual que muchos otros emperadores que buscaban lo mismo) Qin Shi Huang murió envenenado por mercurio, luego de tomar un brebaje preparado por sus médicos, que le aseguraron que ese era el elixir de la juventud. Dice también la leyenda que, en búsqueda de la poción de la vida eterna, los chinos inventaron la pólvora.
India. En el Hinduismo, el néctar de la inmortalidad era la amrita, creada por los dioses del bien (devas) y del mal (asuris) al batir el Océano de Leche. Los alquimistas indios, influenciados por los chinos, creían que la amrita podía obtenerse también al trasmutar metales ordinarios en oro, pero el desarrollo de esa práctica no llegó lejos pues el Hinduismo creía en otras rutas a la inmortalidad.
Si quieres saber más sobre la historia de esta búsqueda y los esfuerzos que se están haciendo hoy, lee el más reciente post del blog Cuida tu Salud del doctor Elmer Huerta.