La medicina del hábitat busca la conservación de la salud individual y colectiva. ¿La razón? Quienes la promueven aseguran que las enfermedades emergentes (fibromialgia, fatiga crónica, la depresión, etc.) están relacionadas con las radiaciones terrestres, la contaminación electromagnética y los materiales usados en la construcción y la decoración.
“Queremos que la gente se empiece a interesar por revisar sus viviendas y sus espacios de trabajo, para investigar los posibles tóxicos que nos están acechando. El Perú es un país en crecimiento y se sigue construyendo de la misma manera que hace 50 años, obviando la incorporación de sistemas inalámbricos eléctricos”, refiere el español Joan Carles López Sancho, experto en geobiología (relación de los humanos con su hábitat y las implicaciones en su salud) que está en Lima para dictar un curso al respecto.
López Sancho asegura que en el 80% de las casas hay más radiación al interior que fuera de ellas. “Se habla mucho de las antenas, pero ese no es el problema. Cuando descansamos estamos más vulnerables y lo que debemos hacer es cuidar nuestros lugares de descanso. Deben estar libres del teléfono inalámbrico, de los celulares, del Wi Fi. Esto solo le roba salud a nuestro cuerpo”, indica.
Joan Carles López recalca que no solo son las radiaciones. “Se hacen edificios que no transpiran, sin ventilación. Eso nos crea alergias que antes no había”.
“Hay que diseñar espacios de trabajo y habitabilidad para que las personas estén a gusto, sin que pierdan la conectividad”, agrega.