El terrible incendio ocasionado por un camión-cisterna en Villa El Salvador, que causó la muerte (hasta el cierre de esta nota) de siete personas, ha dejado también más de un centenar de heridos, 11 de los cuales son niños que resultaron con quemaduras de gravedad.
¿Sabe usted realmente cómo debe actuar si tiene que auxiliar a una víctima de quemaduras en el cuerpo? El Comercio consultó a especialistas, que nos explican cómo ser útiles en estas situaciones de riesgo.
TIPOS DE QUEMADURAS
Existen tres grados de quemaduras. La de primer grado es cuando se daña la capa más superficial, y hay enrojecimiento y dolor. Un ejemplo es la quemadura solar.
En la de segundo grado, la agresión es más profunda y llega hasta la dermis. Se identifican porque aparecen ampollas en la piel. Es la que se causa, por ejemplo, con el agua hirviendo.
En las quemaduras de tercer grado se destruye completamente la piel, incluso se lesionan los músculos. Es la que se produce por fuego directo.
“La primera acción es alejar al afectado de la fuente que ha causado el accidente. Eso incluye sacarle toda la ropa que estuvo en contacto con la sustancia que produjo la lesión”, indica la doctora Lucía Bobbio, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Nacional Dos de Mayo.
“En todos los casos, se debe enfriar la zona afectada. El medio más fácil para lograrlo es el agua. En una quemadura de primer o segundo grado, de ser posible, hay que sumergir la zona lesionada bajo el agua para enfriar y para disminuir el dolor. En las quemaduras de tercer grado, si la lesión es sangrante, hay que colocar un pedazo de tela, toalla o trapo limpio, humedecido, en el lugar afectado”, explica el doctor Alberto Calvo, cirujano plástico de la clínica La Luz.
Bobbio advierte que no se debe utilizar hielo porque puede ser contraproducente. “El hielo también quema y puede agravar la quemadura”, agrega.
Ambos especialistas coinciden en la importancia del uso solo de agua para ayudar a disminuir el dolor en el afectado y a mantener limpia la zona lesionada. Esto será fundamental para el tratamiento posterior.
UN CAMINO LARGO
Lo que sigue inmediatamente es la evacuación del afectado a un centro de salud. En esta etapa se hacen indispensables las donaciones de sangre y la correcta hidratación de los pacientes afectados.
“Tras una quemadura de tercer grado se rompen los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos. Se pierde sangre, plasma, así como otros líquidos del interior del organismo. Hay riesgo de que el paciente sufra un shock séptico por presencia de piel muerta contaminada con bacterias. En esta fase los médicos buscan estabilizar al paciente”, señala la doctora Bobbio. Cuando esto se consigue, recién se puede empezar a hablar de injertos.
Un injerto es un parche cutáneo que se extrae mediante una cirugía de un área del cuerpo y se trasplanta o se pega a otra.
“En casos de quemaduras de tercer grado en grandes zonas del cuerpo, se necesita primero cómo completar esos espacios para proteger al organismo. En el Perú se usa piel de cerdo [lamentablemente no hay bancos de piel humana] como injerto provisional, por unos veinte días. El injerto permanente es el que se extrae de la misma persona”, detalla el doctor Calvo.
Lamentablemente, los tratamientos en pacientes quemados suelen ser sumamente largos. No termina necesariamente cuando ya no hay áreas heridas. Siempre se van a requerir terapias físicas para devolver movimiento y elasticidad a las zonas afectadas. Es un largo proceso de reeducación. También son necesarias terapias psicológicas, por las secuelas como consecuencia de estos accidentes.
“La gravedad de estas lesiones se determina por los siguientes factores: intensidad, profundidad y área comprometida. No es lo mismo quemarse un brazo que la cara, no es lo mismo quemarse una pierna que los genitales. Pero más allá de los esfuerzos que se puedan hacer para atender de la manera apropiada a estas personas, lo más importante es que las quemaduras se deben evitar”, concluye la doctora Bobbio.
La cifra
- 10 a 30 minutos, en promedio, es la cantidad de tiempo que se debe tener sumergida o bajo el agua la zona afectada por una quemadura.