Restaurantes de comida rápida están ofreciendo hamburguesas hechas a partir de vegetales. (Foto: Impossible Foods)
Restaurantes de comida rápida están ofreciendo hamburguesas hechas a partir de vegetales. (Foto: Impossible Foods)
Redacción EC

Ya sea a través de protestas, investigaciones científicas, conferencias internacionales o personajes famosos, este 2019 nos deja un mensaje claro: debemos reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para evitar una catástrofe climática. Es bajo esa idea que los anaqueles de los supermercados y los menús de los restaurantes han comenzado a incluir productos alimenticios que permiten reducir esas emisiones. Hagamos un recuento de algunas de estas opciones ecoamigables que se volvieron tendencia este año.

—Carne vegetal —

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, la industria de carne y lácteos es responsable de más emisiones de GEI que las más grandes compañías petroleras del mundo. La Escuela Forestal de Yale indica que la ganadería es el mayor impulsor de la deforestación en todas las naciones amazónicas. Y eso no es todo, producir una sola hamburguesa de carne de res de un cuarto de libra implica el uso de aproximadamente 1.695 litros de agua, dependiendo del lugar de origen.

La situación se vuelve más preocupante si se toma en cuenta que –según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)– el consumo mundial de carne para el 2050 aumentará en un 76%.

Por tal motivo, la carne a base de vegetales es cada vez más popular, como una opción menos dañina para el medio ambiente. El gigante de comida rápida Burger King ya ha lanzado su versión de hamburguesa vegetal. Del mismo modo, Kentucky Fried Chicken (KFC) vendió por tiempo limitado pollo hecho de verduras.

Impossible Foods y Beyond Meat son algunas de las empresas dedicadas a la elaboración de carne vegetal. Ambas compañías sostienen que la producción de sus hamburguesas requiere entre 75% y 99% menos cantidad de agua que su contraparte de origen animal, así como 93%-95% menos tierra, casi la mitad de la energía y genera 87%-90% menos emisiones.

— Otra fuente de alimento —

En el 2013, la FAO publicó un documento en el que destaca los beneficios para la seguridad alimentaria de los productos a base de insectos. Por ejemplo, estos animales se alimentan de residuos biológicos, los que transforman en proteínas de alta calidad. Granola hecha con larvas, ‘leche’ de cucaracha y helado de vainilla con seda de gusano son solo algunas de las opciones que podrían llegar a venderse de forma común en los mercados en algunos años.

El Perú no es ajeno a esta tendencia. Eduardo Lama Segura, Raisa Lama Segura y Renzo Cateriano Toledo fundaron la start-up Ento Piruw, a través de la cual producen y comercializan Demolitor, una barra de proteínas a base de larvas de gorgojo ‘Tenebrio molitor’.

De acuerdo con estos jóvenes, producir un kilo de carne requiere entre 15 mil y 22 mil litros de agua, mientras que solo se necesitan dos litros para obtener la misma cantidad de ‘Tenebrio molitor’. Además, tiene 52% de proteínas, más del doble que la carne (22%).

La FAO advierte que para el 2030 se tendrá que alimentar a más de 9.000 millones de personas, y señala que la crianza de insectos puede ser una vía óptima para enfrentar la gran demanda alimenticia. Recalca también que la ingesta de insectos complementa la dieta de aproximadamente 2.000 millones de individuos.

—Bebidas ‘verdes’ —

La cerveza no se ha salvado de esta corriente ecológica. La agencia Reuters señala que ya es posible encontrar tiendas que ofrecen cervezas elaboradas con agua servida, y empaques libres de los usuales anillos plásticos. Los vinos naturales, elaborados con uvas orgánicas y sin aditivos químicos, además de ser más puros y ecoamigables, mejoraron su posición en Europa y EE.UU. este año.

—Plantas ‘huérfanas’ —

Así como los insectos son animales con un alto valor nutricional pero que no son bien aprovechados, hay plantas ricas en vitaminas y de rápida adaptación que no reciben la atención que deberían, como el aceite de babasu del Amazonas, el mijo de la India y la espinaca maya de Guatemala. Estos productos están recién comenzando a llegar a las cocinas gracias al impulso de chefs y científicos pioneros.

“Como el 75% de las comidas mundiales procede de apenas 12 plantas y cinco especies animales, expandir la dieta es también una buena estrategia para lidiar con problemas en las cosechas provocados por el clima”, agrega Reuters.

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