Los astronautas sufren una serie de cambios físicos cuando se encuentran en misión. (Foto: NASA)
Los astronautas sufren una serie de cambios físicos cuando se encuentran en misión. (Foto: NASA)
Redacción EC

El cuerpo humano es sometido a condiciones límite en el espacio. Desde que el primer hombre salió de la Tierra se han detectado una serie de cambios que la microgravedad causa en los humanos.

Ahora, la astronauta y médico de la Serena Auñón-Chancellor ha reportado un riesgo médico hasta ahora desconocido que se ha presentado en un tripulante de la Estación Espacial Internacional (EEI).

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El caso, dado a conocer a través de un estudio publicado en la revista , se relaciona con el flujo sanguíneo estancado que resulta en un coágulo en la vena yugular interna de un astronauta que vive en la EEI.

Además, se trata del primer caso de riesgo médico desconocido que ha sido tratado en el espacio con los recursos limitados que hay en la estación, detalla el informe.

“Todavía no hemos aprendido todo sobre medicina aeroespacial o fisiología espacial”, señala Auñón-Chancellor en un comunicado.

“Estos nuevos hallazgos demuestran que el cuerpo humano todavía nos sorprende en el espacio”, agrega la experta certificada en medicina interna y aeroespacial.

¿Cómo detectaron el problema médico?

La experta llevó a cabo un estudio vascular en la EEI en el que participaron 11 astronautas. La investigación tenía como objetivo conocer más a profundidad la fisiología circulatoria en ambientes de microgravedad.

La astronauta Serena Auñón-Chancellor lideró el estudio en la EEI. (Foto: NASA)
La astronauta Serena Auñón-Chancellor lideró el estudio en la EEI. (Foto: NASA)

Según la NASA, los resultados obtenidos permitirán no solo mejorar el tratamiento vascular en personas que se encuentran en la Tierra, sino también para la salud de los astronautas que formen parte de viajes de larga duración a la Luna y a Marte.

Durante la investigación se analizó la estructura y la función de la vena yugular interna, pues se conoce que los astronautas están expuestos a cambios sostenidos de sangre y fluidos tisulares mientras se encuentran en órbita.

Para detectar cambios se realizaron exámenes de ultrasonido a las venas yugulares internas de los astronautas a determinadas horas y en diferentes posiciones durante la misión.

Luego de dos meses de monitoreo, el equipo detectó una sospecha de trombosis venosa yugular interna obstructiva izquierda (formación de coágulo de sangre) en un astronauta. Los datos fueron confirmados por dos radiólogos independientes en la Tierra.

Entonces los astronautas se vieron puestos a prueba para tratar la trombosis, pues en la EEI solo había 300 mg de enoxaparina inyectable (un anticoagulante similar a la heparina). Hacer uso de las inyecciones en el espacio también es un problema debido a la tensión superficial de los objetos.

En órbita, el astronauta comenzó a ser tratado con enoxaparina durante 33 días hasta que un anticoagulante oral (apixaban) llegó en la siguiente nave espacial de suministro.

Si bien el coágulo se redujo considerablemente, el flujo sanguíneo espontáneo seguía ausente después de 90 días de tratamiento anticoagulante, por lo cual el astronauta tomó apixaban hasta cuatro días antes del regreso a la Tierra.

Luego de su llegada a tierra, el coágulo estuvo presente durante un día más y desapareció por completo tras 10 días. La NASA reportó que seis meses después del aterrizaje, el astronauta permaneció asintomático.

Los médicos de la NASA esperan realizar más estudios al respecto con el objetivo de reducir al mínimo los riesgos de trombosis en los astronautas que pasan meses en órbita.

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