Su etérea apariencia y su ligereza hacen que parezca como si le hubieran robado un pedazo a una de las nubes que flotan en el cielo.
Sin embargo, es asombrosamente fuerte.
Y eso lo hace ideal para atrapar polvo de estrellas.
Y como está compuesto principalmente de aire, y el aire es un conductor de calor tan terrible, puede proteger hasta a una flor de una feroz llama.
Lo llaman "humo congelado" y "nube sólida", pero su nombre oficial es aerogel.
Un reto
La exótica sustancia azul ahumada transparente fue descubierta por el científico e ingeniero químico Samuel Stephens Kistler al parecer como resultado de una competencia con Charles Learned para ver quién podía "reemplazar el líquido dentro de un frasco de mermelada sin causar ningún encogimiento".
En 1931, Kistler publicó un artículo en la revista Nature titulado "Coherentes aerogeles y gelatinas expandidos", y continuó dedicado a estudiar el material que había creado.
A principios de la década de 1940, Kistler le vendió la licencia para la producción de aerogel de sílice a Monsanto Corp., que fue la primera empresa en comercializarlo.
En sus primeros días, los aerogeles se comercializaron como agentes espesantes y se usaban en todo, desde maquillaje y pintura hasta napalm. También fueron utilizados como filtros de cigarrillos y aislantes para congeladores.
No obstante, el método de secado supercrítico de Kistler, aunque efectivo, también era peligroso, largo y costoso. Todos esos factores hicieron que Monsanto dejara de producirlos en los años 70.
El verdadero potencial del aerogel no sería aprovechado hasta unas décadas más tarde.
Una sencilla receta
Con el tiempo, los científicos crearon más de una docena de recetas para diferentes tipos de aerogel, pero todas comparten un proceso similar: mezclar químicos, dejar que se asienten en un gel húmedo y luego extraer todo el líquido.
A base de sílice, el resultado es un sólido con una estructura porosa y esponjosa de densidad extremadamente baja pues el 99,8% del volumen es espacio vacío.
Es decir que fundamentalmente está hecho de aire, por lo que no sorprende que sea uno de los sólidos más ligeros del mundo.
Lo que sí sorprende son sus inusuales propiedades y su capacidad de soportar temperaturas extremas.
Pero esa versatilidad sólo resplandeció cuando llegó a manos de investigadores de la NASA.
Para traer recuerdos del espacio
Como cuenta la NASA, su Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, California, modificó la receta original para usar aerogel para la exploración espacial, haciéndolo duradero y capaz de soportar sin problema los entornos de lanzamiento y espacio.
Así lo pudieron usar en cohetes y otros artilugios cuyo destino era viajar lejos de la Tierra.
La caja electrónica del rover Mars Pathfinder Sojourner, que exploró Marte en 1997, estaba aislada con aerogel, por ejemplo.
El JPL desarrolló también un aerogel para atrapar delicadas partículas de polvo interestelar y cometas que viajan a velocidades seis veces más altas que la bala de un rifle.
Como el aerogel es tan fuerte, puede detenerlas pero para que no se estrellen y se destruyan, la densidad de la cara en la que impactan es menor.
Pero a medida que las partículas viajan dentro de la lámina ésta se va haciendo más densa para irlas frenando hasta que se detengan y queden guardadas hasta volver a Tierra.
Bajarlo de las nubes
Esos son apenas unos ejemplos de las maravillas que ha podido hacer la NASA con esas nubes sólidas.
La combinación única de propiedades físicas -térmica, acústica, óptica y electrónica- del aerogel hace que su potencial sea enorme, no sólo en el espacio.
Pero sigue siendo costoso y eso ha sido un verdadero obstáculo.
No obstante, se han hecho esfuerzos para crear aerogeles rentables, y ya se usan por ejemplo en los trajes de los bomberos, en los de buceo, en tragaluces, pinturas y en armas nucleares.