Especialistas realizando trabajo de campo en el  templo de San Juan Bautista de Huaro, en el Cusco. (Foto: UTEC)
Especialistas realizando trabajo de campo en el templo de San Juan Bautista de Huaro, en el Cusco. (Foto: UTEC)
Diego Suárez Bosleman

Desde muy pequeños nos han enseñado que el es el hogar de lugares, piezas y objetos de un incalculable. Sin embargo, se nos olvida que esos bienes culturales se deterioran, ya sea por el tiempo, por el clima, los insectos o, incluso, por el aliento de una persona. Para detener y revertir ese deterioro, un equipo interdisciplinario de especialistas trabaja en el desarrollo y en la implementación de estrategias de conservación. El Comercio conversó con el coordinador general del proyecto, el Dr. Juan Carlos Rodríguez, director del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio de la Universidad de Ingeniería y Tecnología ().

—¿En qué se diferenciarían las estrategias de conservación que usted y su equipo buscan proponer con las empleadas ya por los museos que hay en el país?

Si vamos a los museos que hay en Lima y en el interior del Perú, encontraremos estrategias de conservación pero muchas de estas parten de un conocimiento más empírico o importado de otras realidades. Lo que nosotros estamos haciendo como principal contribución es darle la base científica, que implica una mayor rigurosidad, y diseñar soluciones a medida de nuestros bienes culturales y nuestra realidad: el objeto en sí y la condición ambiental que lo rodea. En otras palabras, buscamos establecer metodologías claras y con rigor científico y tecnológico para poder conservar mejor nuestro patrimonio cultural.

Juan Carlos Rodríguez es doctor en Química por la University of Delaware. (Foto: UTEC)
Juan Carlos Rodríguez es doctor en Química por la University of Delaware. (Foto: UTEC)
/ alex fernandez

— ¿Con qué piezas específicas trabajan actualmente?

El proyecto está más o menos a la mitad. Ya estamos trabajando con un conjunto definido de bienes patrimoniales. Contamos con muestras de colecciones de cobres dorados de las culturas Moche y Vicus, pinturas de Cristóbal Lozano –quien es quizás el pintor limeño más importante de la época colonial–, mates burilados del Museo de Sitio de Pachacámac, y retablos en templos de la ruta del barroco andino (Cusco).

— ¿Cómo se refleja el rigor científico y tecnológico en el proyecto?

Como parte del trabajo que realizamos en los retablos del Cusco hemos hecho un análisis fotogramétrico. Este consiste en la utilización de drones para realizar fotografías, y a partir de estas construir un modelo 3D, el cual tiene toda la información acerca de las características de la construcción, el tamaño de las vigas, la profundidad, etc. Asimismo, tanto para los retablos como para las obras de Cristóbal Lozano, empleamos técnicas de caracterización avanzadas. Con esto me refiero, esencialmente, al uso de equipos de análisis químico que nos permitan obtener información acerca del tipo de materiales que se aplicaron. También hemos usado caracterización por rayos X, y microscopía, que nos permita llegar a la nanoescala. Estos métodos nos ayudan a tener un conocimiento muy cercano de cómo se ha construido o preparado un bien cultural.

Especialistas utilizaron drones para tomar distintas imágenes de retablos en el Cusco. (Foto: UTEC)
Especialistas utilizaron drones para tomar distintas imágenes de retablos en el Cusco. (Foto: UTEC)

— ¿Y respecto a determinar los riesgos asociados al medio ambiente?

Contamos con un equipo de entomología, de especialistas en insectos. Ellos lo que hacen es colocar algunas trampas para capturar ejemplares que pueden rondar los museos o lugares donde se exhiben o se guardan estos bienes culturales. Los expertos determinan las especies de insectos. Por ejemplo, hemos identificado en el Museo de Sitio de Pachacámac algunos tipos de escarabajos que no han sido documentados en el Perú, de los cuales no hay mucha información disponible. Los criamos para estudiarlos al detalle, para saber cómo se comportan y determinar cómo podrían dañar un bien cultural.

— ¿Cuál sería el siguiente paso como parte de esta iniciativa?

Dentro del proyecto estamos desarrollando también estrategias para algo que es sumamente importante: definir maneras de monitorear las condiciones a las que está expuesto un bien cultural. Por ejemplo, podríamos concluir que el smog es peligroso para una pintura; entonces, lo que nos tocaría hacer es monitorear cómo va la concentración de smog en el museo de la catedral para poder tomar acciones correctivas.

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