Los pingüinos emperador son una especie que se alteran fácilmente con la presencia de humanos. Esta característica hace que sea difícil estudiarlos. Por eso, un grupo de científicos infiltró con éxito a un robot disfrazado de polluelo para poder investigarlos.
Los pingüinos reales fueron totalmente engañados, pues tomaron como un miembro más al robot que era teledirigido. Los polluelos se le pegaron -como suelen hacer- y las especies adultas le cantaron.
El experimento sirvió para reconocer las reacciones de los pingüinos reales. "Acercarse a los animales con un vehículo a control remoto puede reducir el impacto, según evidencian los ritmos cardíacos y el comportamiento de los pingüinos rey, permitiendo así que estos animales no sean considerados perturbados", señala el estudio.
El robot tiene una antena que permite leer las etiquetas electrónicas para determinar los ritmos cardíacos de algunos pingüinos y poder, de esta manera, recolectar información sobre su salud y población, detalló la líder del estudio, la investigadora de la Universidad de Estrasburgo, Francia, Yvon Le Maho.
En un inicio, se planteó enviar vehículos sin disfraz alguno, pero a pesar que causaban menos estrés que la presencia de humanos, afectaban la tranquilidad de los pingüinos, que incluso atacaban al robot.