Bruno Ortiz Bisso

La lista es larga: medicina cuántica, terapia cuántica, constelaciones familiares cuánticas, terapia de sanación cuántica a distancia, biomagnetismo cuántico, sanación cuántica aeónica, angelical o dimensional, y muchas más. Todas tienen en común que proponen tratamientos (y hasta curas) para padecimientos “que la medicina convencional no sabe cómo solucionar”. Todas carecen de evidencia científica, por lo que son consideradas pseudoterapias. Y todas, por coincidencia, comparten el adjetivo ‘’ o lo incluyen dentro de sus definiciones.

Utilizan ese término porque mucha gente sabe que tiene que ver con algo sumamente complejo, pero que a la vez es científico. Así, los promotores de estas pseudoterapias las disfrazan, dándoles un aire de credibilidad y confianza a sus propuestas.

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A continuación, conoceremos a grandes rasgos qué es la , y entenderemos por qué una interpretación antojadiza es usada casi como un sinónimo de mágico y milagroso.

Conceptos claros

La es un área de la física que estudia los elementos a nivel microscópico, desde átomos hasta todo tipo de partículas en el mundo subatómico. Por su parte, la física clásica –esa que aprendemos en el colegio– estudia las propiedades de la materia, en reposo y en movimiento, pero a nivel macroscópico. La complicación empieza al saber que los objetos cuánticos no tienen propiedades fijas: cambian de posición, de velocidad, etc.

“La solo funciona a ese nivel pequeñito, microscópico. Nunca se ha podido encontrar que tenga consecuencias en la biología, en el cerebro, en los objetos, en los planetas [...] Hemos tenido el desarrollo intelectual suficiente para hacer modelos matemáticos de lo que observamos. Pero cuando hemos ido a lo micro, a la física cuántica, hemos querido imponer nuestros prejuicios de algo que corresponde a nuestra realidad macroscópica”, me explicó esta semana el profesor Enrique Solano, doctor en Física y Chief Visionary Office de KipuQuantum, una startup alemana de computación cuántica.

Pero esto lo debemos tener muy en claro: no es que la sea un misterio incluso para los propios científicos que la estudian o algo de lo que recién escucharemos más a futuro. “Se han hecho muchos avances y hay un ‘boom’ real de inversiones de gobiernos, de empresas privadas. Es una especie de guerra comercial geopolítica, pues se compite por saber quién alcanzará este triunfo tecnológico”, agrega Solano.

“No se deje sorprender si escucha sobre unas nuevas tarjetas cuánticas que curan cualquier enfermedad. Son una estafa”.


Mala interpretación

Quantum (‘cantidad’, en latín) o cuanto es un concepto relacionado con la física cuántica para denotar la cantidad mínima de energía que pude emitirse, propagarse o ser absorbida a través de una longitud de onda.

Este dato es clave, pues quienes promueven estas pseudoterapias aseguran que las enfermedades son producto de un desequilibrio en las vibraciones energéticas de nuestros organismos.

La energía emocional y la energía que aparece en las ecuaciones de la física cuántica, y que es un constituyente básico de la realidad material que nos rodea, no son la misma cosa, aunque compartan el nombre y un parentesco metafórico. Afirmar que, ‘según la física cuántica’, los pensamientos deben ‘vibrar en la frecuencia de la prosperidad’ para atraer dinero revela una confusión conceptual comparable a la de creer que la Coca-Cola es un tipo de cola hecha a base de cocaína”, escribe Carlos Orsi, periodista y editor de la revista de divulgación “”.

Aprovechando esa confusión aparecen más terapias para potenciar o equilibrar nuestra energía corporal, mejorar nuestras vibraciones, o aparatos para regularizar nuestros campos electromagnéticos.

Un ejemplo reciente es el de las , que prometen curar tumores, regenerar partes del cuerpo o borrar la memoria. ¿Cómo? Usando “varios niveles de vibración y frecuencia con lentes refractores y escáneres 3D, así como láseres”. La curación se produciría por “un enfoque de realineación de frecuencia homeopática”. Suena esperanzador, muy complicado y, sobre todo, milagroso. Pero, sin evidencia que demuestre su efectividad.

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Entonces, no se deje sorprender si escucha sobre unas nuevas tarjetas cuánticas que curan cualquier enfermedad. Son una estafa.

Toda persona tiene la libertad de tomar las decisiones que considere convenientes. Sin embargo, en temas de salud es muy peligroso que, ante la comprensible desesperación tras un diagnóstico desfavorable, los pacientes con enfermedades complejas decidan abandonar la medicina convencional para entregar sus cuerpos (y sobre todo sus billeteras) a estas terapias alternativas que, en el mejor de los casos, solo podrían generar un efecto placebo temporal.

Recuerde que las pseudoterapias (y las pseudociencias) siempre nos estafan, y hasta nos pueden llegar a costar la vida.