Es muy común que uno beba jugo de naranja todo los días para así evitar resfriarse. Sin embargo, este zumo de fruta no tiene ese efecto en el cuerpo, es decir, no te protegerá de esos males.
La creencia de que altas dosis de vitamina C pueden evitar que las personas padezcan de resfríos fue esparcida por el Nobel de química y de la paz Linus Pauling.
Él sostuvo en 1970 que 3.000 miligramos al día de vitamina C, 50 veces más de lo recomendado diariamente, protegían al organismo de la bronquitis, alergia, fiebre, neumonía y refrío. Pero hasta la fecha de hoy, 29 investigaciones científicas han demostrado que no es así. Por lo tanto, no reduciría la duración de estas infecciones o evitaría sus síntomas.
No obstante, habría una excepción. Un estudio publicado en la en la revista “The Cochrane Library” indica que solo en los corredores de maratones y esquiadores, quienes son sometidos a un alto esfuerzo físico por un corto periodo de tiempo, beber 200 mililitros de jugo de naranja los protegería de resfriarse.
Pero esto no quiere decir que tomar zumo de naranja, por ende vitamina C, no sea beneficioso para la salud. Samuel Campbell, biólogo de la Universidad de Alabama (EE UU), indicó que este jugo tiene una capacidad desestresante, ya que reduce los niveles en la sangre de cortisol (hormona que se produce en situaciones de emergencia y que su producción en exceso puede anular las defensas del cuerpo).
Campbell indica que para mantenerse sano en un ambiente estresante y cambiante como el de hoy, se debe consumir altas dosis de vitamina C. De acuerdo a la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se recomienda consumir 75 miligramos al día.
Especialistas del Instituto Linus Pauling, de la Universidad Estatal de Oregón, demostraron que 500 miligramos de vitamina C pueden reducir la presión arterial en pacientes con hipertensión. Las pruebas demostraron una reducción del 9% en la presión diastólica y sistólica (mínima y máxima).
Pero eso no es todo, un estudio publicado en la revista “Cancer Cell” explicaba que el efecto antioxidante de la vitamina C impide que las células cancerígenas puedan seguir convirtiendo azúcar en energía. Es decir, deja a los tumores sin fuerza y bloquea su crecimiento.
También se ha relacionado a la vitamina C al cuidado de la piel. Una investigación de la Universidad de Leicester (Reino Unido) afirma que esta vitamina contribuye a la curación de células de las heridas de la piel y evita que el ADN de estas células se dañe.
Finalmente, tomar vitamina C permite tener un buen sistema cardiovascular. Según un estudio de la Universidad de Colorado (EE.UU.), 500 miligramos de la vitamina reduce la actividad de la endotelina 1 (ET-1), una proteína que hace que las venas y arterias se contraigan.