(Foto: Sebastián Pérez Parry)
(Foto: Sebastián Pérez Parry)
Diego Suárez Bosleman

Su labor es ‘traer a la vida’ a las criaturas que dominaron la Tierra hace millones de años. A través de materiales como la arcilla y la resina, Sebastián Pérez Parry, un paleoartista, esculpe dinosaurios a tamaño real. Visitó el Perú como parte de la exposición “Paleoarte y paleorreconstrucción: ecosistemas marinos del pasado”, organizada por el Ministerio de Cultura.

"Tengo 34 años. Nací en Argentina y actualmente vivo en la provincia de La Rioja. A los 11 años fui voluntario en el museo de mi localidad y desde ahí no me alejé de la paleontología. He recreado a uno de los dinosaurios más grandes conocidos".

—¿Cómo así uno escoge volverse un paleoartista?

Creo que se nace siendo paleoartista. Las profesiones tradicionales, el sistema y el vivir cotidiano van sacando esa vocación, que permite recrear el pasado a través de técnicas artísticas.

(Foto: El Comercio)
(Foto: El Comercio)

—¿Siempre fue un amante de los dinosaurios?

Sí. Se lo debo a mi padre. Él tenía un proyecto llamado Expedición Dinosaurio, que consistía en llevar a niños del barrio a buscar fósiles. Cuando encontrábamos algo desconocido íbamos al museo de la localidad. Con tantos acercamientos el museo me brindó la posibilidad de entrar como voluntario. Al poco tiempo ya ganaba un sueldo.

—¿No existe la carrera profesional de paleoartista?

Lamentablemente, no. A los 18 años viajé a Río de la Plata para estudiar Paleontología, pero la carrera era mucha teoría y no me gustaba eso. Luego me metí a Bellas Artes, donde perfeccioné el conocimiento de materiales, técnicas y esculturas.

—¿Cómo es posible recrear con tanta exactitud animales extintos?

El paleoartista crea sobre la base de descubrimientos y publicaciones científicas. Huellas, esqueletos y plumas permiten determinar la textura de la piel de los dinosaurios, así como su color y tamaño. Aunque siempre hay un aporte de la imaginación del paleoartista.

—¿Cómo es el proceso para reproducir un dinosaurio?

La técnica que usamos nosotros se llama molde perdido. Primero hacemos una estructura de hierro. La cual rellenamos con telgopor. Luego colocamos una malla de alambre de fierro. Todo eso se cubre de arcilla, lo que nos ayuda a formar la textura y los músculos. Después viene el proceso de molde de yeso. Sobre eso uno empieza a utilizar la resina, que permite sacar una placa por cada parte del dinosaurio. De ahí vienen el armado y la pintura.

(Foto: Sebastián Pérez Parry)
(Foto: Sebastián Pérez Parry)

—¿Cuántos dinosaurios ha recreado?

He reproducido unas 60 especies. He abarcado prácticamente todas las de Sudamérica. Recientemente realizamos trabajos con animales acuáticos. Fue un desafío. Empezamos con el ictiosaurio –similar al delfín– y el megalodón –especie de tiburón de más de 12 metros de largo–.

—¿Cuál ha sido el dinosaurio más complicado?

Un argentinosaurus, uno de los más grandes conocidos. Tenía 30 metros de largo y 15 de alto. Nos costó ocho meses de trabajo. Éramos un equipo de siete personas. El proyecto demandaba entre 8 y 10 horas al día. Lo complicado fue adaptar nuestras técnicas y materiales para el aire libre, pues esta criatura iba a ser expuesta en el Parque Nacional de Talampaya, en La Rioja (Argentina).

—Leí que también recreó un tigre dientes de sable.

Sí. Es una de mis criaturas favoritas y quería hacer una escultura de ella desde hacía años. Pero siempre me pedían dinosaurios. Y los materiales son muy costosos como para solventarlos uno mismo. Pero cuando estaba a punto de sacar plata de mi bolsillo para recrear a este animal, aparecieron dos proyectos para crear piezas de megafaunas en dos parques en la provincia argentina de Córdoba. Recreamos animales como el diente de sable; el stegomastodon, similar a un mamut; y la macrauchenia, pariente lejano del caballo. Ahora estamos trabajando en un megatherium –el perezoso gigante, con unos 6 u 8 metros de largo–.

—Aún le quedan muchas especies por recrear.

Me gustaría trabajar con invertebrados. Tratar de salir un poco del foco de los dinosaurios. Es verdad que son impactantes, pero la historia de la vida en la Tierra tiene millones de años y millones de especies distintas y apasionantes por igual. Desde un microorganismo unicelular hasta las plantas fosilizadas. Creo que tenemos un área de trabajo que es prácticamente inacabable, infinita.

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