Las consecuencias de la vida sedentaria en la salud y el cuerpo son analizadas por expertos de todo el mundo. Pero en más de una ocasión los efectos del estilo de vida moderno en los trabajadores se han exagerado.
La empresa Fellowes, dedicada a la elaboración de muebles ergonómicos y otros productos de oficina, dio a conocer a Emma, una muñeca que presenta una serie de problemas físicos que han llamado la atención: tiene una enorme joroba, ojos rojos e hinchados, várices, vellos en la nariz y orejas.
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La compañía asegura que, debido a la vida moderna, los trabajadores del año 2040 se verán de ese modo, pero ¿qué tanta base científica tiene este modelo que ha causado alarma en muchas personas?
Fellowes afirma que Emma ha sido el resultado de una investigación en la cual trabajaron con un “futurista conductual” y un equipo de expertos en ergonomía, salud laboral y bienestar en el trabajo. A partir de ello crearon seis modelos para cada país donde venden sus productos.
En el informe presentado, la firma indica además que obtuvieron información para su investigación a través de una encuesta en línea sobre los hábitos de salud en el trabajo, y que dicha encuentra fue realizada por Virgo Health, una agencia de investigación de mercado y no una universidad o centro de salud, como se suele hacer en estudios médicos.
Cabe señalar que a diferencia de este estudio, las investigaciones con rigor científico son analizadas por pares, es decir, por expertos externos a la investigación. Luego de que su metodología y sus resultados fueron evaluados y pasaron los filtros ya establecidos, una revista científica indexada publica el estudio. En este caso, Fellowes no ha publicado el estudio firmado por William Higham en ninguna revista de prestigio.
Un caso similar se presentó hace algunos meses cuando la empresa TollFreeForwarding usó información de diversos estudios y los juntó para elaborar una imagen en 3D de lo que aseguraban sería el aspecto de una persona en el año 3.000.
Así obtuvieron a Mindy, un ser humano encorvado, con un cráneo más grueso de lo normal, cerebro pequeño y las manos como garras. Como en el caso de Fellowes, los resultados de este informe tampoco fueron revisados por pares ni publicados en revistas reconocidas.
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