. (Foto: archivo El Comercio)
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Redacción EC

Dormir lo necesario es básico para el desenvolvimiento adecuado en el quehacer diario de las personas. Sin embargo, desde hace ya unos años existe un elemento que roba el sueño, sobre todo a los adolescentes: el smartphone.

Maravilloso aparato tecnológico que no solo ha mejorado las comunicaciones entre nosotros, sino que también ha cambiado una enorme cantidad de hábitos, como por ejemplo, el de dormir. Y es que un recientemente publicado en la revista científica “Sleep Journal” encontró que el número de adolescentes que declaraba dormir menos de siete horas diarias había aumentado nada menos que un 22%.

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Un hecho bastante grave para la salud de los jóvenes teniendo en cuenta de que los especialistas consideran que ellos deberían tener como mínimo nueve horas de sueño nocturno. En 2015, un 43% de adolescentes encuestados afirmó dormir menos de siete horas, lo que genera una importante falta de sueño.

Las actividades escolares y sociales de los jóvenes no habían variado demasiado como para demandarles quedarse despierto más tiempo. El gran factor desencadenante de esta disminución se debía a la cantidad de horas que los chicos pasaban conectados a internet, desde sus móviles.

La investigación encontró que la relación era considerablemente alta. Así, pasar cinco horas o más al día en la red (en comparación con una hora) aumentaba el riesgo de dormir poco en más de un 50%. Pasar tres horas al día (también en comparación con una hora), aumentaba el riesgo en casi un 20%.

La razón por la que los smartphones causan que los jóvenes duerman menos a diferencia de otros aparatos electrónicos, como los televisores y laptos, es que los primeros son fáciles de llevar al dormitorio y de tener en la mano mientras se está en la cama.

De hecho, muchos de los encuestados declararon dormir con el móvil en las manos e incluso revisarlo cuando se despertaban en las noches, y justamente ahí radica el problema. Responder mensajes y deslizarse por el muro de las plataformas sociales es mental y emocionalmente estimulante, lo cual produce alteraciones del sueño.

Asimismo, si hablamos de lo fisiológico, la luz azul que emiten los móviles y las tablets simulan la luz del día, lo que inhibe la producción cerebral de melatonina, la hormona que ayuda a quedarse dormidos y a permanecer en ese estado.

Consecuencia de la falta de sueño
La falta de sueño puede tener consecuencias graves para los adolescentes, por ejemplo, un menor rendimiento en el colegio, mayor riesgo de obesidad, problemas de salud mental (como depresión mental y ansiedad).

Los datos obtenidos por el estudio logran explicar el creciente aumento de casos de depresión en los jóvenes a partir de 2012, cuando los smarphones comenzaron a masificarse dentro de este grupo de personas.

Definitivamente la clave para ayudar a los más jóvenes sigue recayendo en el control adecuado por parte de sus familiares.

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