Es el sistema de lluvia artificial más grande jamás diseñado. Y lo ha creado China para hacer frente a la sequía en una de sus fuentes de agua más importante.
La Corporación Aeroespacial de Ciencia y Tecnología china está instalando unas cámaras de combustión especiales para que que ayuden a incrementar la lluvia en la parte de la meseta tibetana bajo soberanía china.
Nunca antes se había hecho esto en una superficie tan grande: se trata de un área del tamaño de Alaska (en Estados Unidos), de más de un millón de kilómetros cuadrados.
En esta región de la cordillera del Himalaya es donde nacen tres grandes ríos: el Yangtsé, el Mekong y el río Amarillo. Su agua proviene principalmente del derretimiento de la nieve de las montañas y de las precipitaciones que se crean en sus laderas, pero la amenaza de sequía hace que el país necesite incrementar su caudal.
Y lo quiere hacer sembrando nubes.
Un río en el cielo
Al proyecto se le ha llamado Tianhe (traducido como "el río del cielo") y consiste en instalar decenas de estaciones meteorológicas que diseminan partículas de yoduro de plata (o yoduro potásico) en la atmósfera ayudadas por la acción del viento.
El resultado del contacto de estas partículas con el aire es una estructura cristalina de agua condensada, parecida a la del hielo, que ayuda a crear nubes que propician la lluvia.
De acuerdo con los investigadores que forman parte del proyecto, las precipitaciones podrían aumentar en la región en 10.000 millones de metros cúbicos al año, lo que supone un 7% del consumo total de agua por parte de la población del país.
Lugar estratégico
El sitio elegido para llevar a cabo este proyecto es muy importante para la región porque esta abastece de agua a casi la mitad de la población mundial.
A la meseta tibetana se la conoce popularmente como la torre de agua de Asia. Sus glaciares proveen de agua a los mayores ríos del continente asiático que después riegan los suelos de países como China, India, Nepal, Laos y Myanmar, entre otros.
China ya ha utilizado esta técnica en otras ocasiones para hacer frente a sequías, incendios e incluso para favorecer un buen clima durante eventos importantes (como en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008), pero nunca antes a gran escala y casi siempre con la ayuda de aviones que soltaban en las alturas las partículas de yoduro potásico.
Ahora ha diseñado un método mucho menos costoso e innovador. Se trata de unas cámaras de combustión especialmente diseñadas por científicos de la Academia China de las Ciencias e instaladas en las crestas empinadas de las montañas tibetanas.
En este punto de la meseta tibetana el viento monzónico del sur asiático penetra en las cámaras creando una corriente que permite elevar las partículas de yoduro plateado.
El gran desafío de este proyecto era ver si la combustión del yoduro funcionaría en una zona tan alta provista con poco oxígeno. Por el momento las pruebas han sido satisfactorias y una sola cámara puede crear una nube de hasta 5 kilómetros.
El problema que representa la lluvia artificial es que no puede controlarse la cantidad de agua que creará ni el lugar exacto en el que lo hará. Además, estas cámaras especialmente diseñadas solo funcionarán cuando hay viento para hacer volar el yoduro de plata.
"Tengo cierto escepticismo sobre la cantidad de lluvia que se pueda producir. El sistema meteorológico es enorme y puede hacer que los esfuerzos humanos sean en vano", dijo Ma Weiqiang, investigador del proyecto al periódico South China Morning Post.
Grupos en defensa del medio ambiente también han expresado su preocupación por el uso masivo de yoduro de plata para provocar precipitaciones que puedan impregnar la atmósfera y el suelo de sustancias contaminantes.