Cuando el documental sudafricano “Mi maestro el pulpo” ganó un Óscar este año, muchos espectadores supieron por primera vez que los pulpos son animales excepcionalmente inteligentes y sofisticados. Esto es algo que biólogos marinos y etólogos (que estudian el comportamiento animal) ya conocían.
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El pulpo es un animal muy desarrollado que evolucionó por una rama distinta a los mamíferos. Su aspecto y su funcionamiento son tan diferentes a cualquier criatura terrestre que muchos, al verlo fuera del mar, pensarían que se trata de un ser extraterrestre.
Para comenzar, el pulpo no tiene patas sino tentáculos. Tiene tres corazones, uno central y dos menores junto a las agallas, que extraen oxígeno del agua salada. La sangre de cualquier animal terrestre usa hemoglobina –un compuesto con base en hierro– para transportar oxígeno. El pulpo hace eso a través de la hemocianina, una proteína que tiene como componente principal el cobre, que le da sangre azul.
—Evolución temprana—
Como hemos visto anteriormente, la vida en nuestro planeta evolucionó a partir de organismos unicelulares como las algas verdiazules. En el árbol de la evolución, los reptiles y los mamíferos se separaron hace relativamente poco.
El punto de divergencia con los pulpos se dio antes de que siquiera existan animales propiamente dichos. Nuestro ancestro común es dos veces más antiguo que los dinosaurios; se remonta al período Cámbrico, hace unos 540 millones de años. Fue la llamada explosión cámbrica en la que empezaron a evolucionar diferentes formas animales, los distintos filos evolutivos.
En la taxonomía o clasificación científica de especies, los pulpos pertenecen al filo de los cefalópodos (del griego ‘céfale’, que significa ‘cabeza’, y ‘podos’, que quiere decir ‘pies’). El ancestro común de los cefalópodos se separó primero de otros moluscos, especies animales más simples como choros y conchas de abanico, y después siguió un curso diferente al ancestro de los caracoles. Todo esto mucho antes de que el primer pez o reptil incursionara fuera del agua.
“Varios estudios indican que la inteligencia de los pulpos es comparable a la de mamíferos como los lobos de mar”.
Los cefalópodos y moluscos son invertebrados que nunca desarrollaron huesos o esqueleto que les diera un eje central o columna vertebral. Las formas tempranas de los cefalópodos se parecen más a los nautilos, cuya concha espiral y múltiples tentáculos pequeños en la apertura de esta evocan la imagen de un cangrejo ermitaño antes que un pulpo.
Este diseño les dio supremacía en los mares por varios millones de años, ya que desarrollaron la capacidad de flotar produciendo gas que quedaba atrapado adentro de la concha exterior para darles protección.
—Calamares y pulpos—
Las nuevas especies de cefalópodos desarrollaron un sistema de flotación que permitía descender y mantenerse en el fondo marino. Esto les dio acceso a otras fuentes de alimento y lugares para esconderse de los predadores que empezaban a evolucionar en el mar. Algunos cefalópodos fueron perdiendo la necesidad de una concha, con lo que ganaron ciertas ventajas, como velocidad y agilidad para desplazarse.
También continuaron desarrollando otros sentidos (vista, tacto y gusto), y sistemas circulatorios y nerviosos cada vez más complejos. Desarrollaron tentáculos sin segmentos intermedios o abdómenes. La forma de sus cabezas les permitió obtener un sistema de propulsión a chorro, juntando agua en su interior y contrayendo los músculos para expulsarla rápidamente, resultando en una de las mayores aceleraciones (aunque cortas) del reino animal.
Hace unos 200 millones a 150 millones de años, en el período Jurásico, cuando prosperaron los dinosaurios, se separaron la rama de los decapodiformes, que incluye a los calamares (con ocho tentáculos similares y dos diferentes), y los octopodiformes, que incluye a los pulpos (con ocho tentáculos).
Mientras los calamares se dedicaron a surcar los mares, los pulpos ocuparon exitosamente la superficie submarina. Unas 300 especies ocupan diversos ambientes; algunas habitan zonas rocosas cerca de orillas, otros arrecifes de coral y las profundidades del fondo marino. Se han encontrado especies habitando el zócalo continental, y zonas de más de 3.000 metros de profundidad.
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—Inteligencia excepcional—
Tanto los pulpos como los calamares desarrollaron cerebros y capacidad cognitiva muy por encima de otros invertebrados. El grado de inteligencia y la complejidad del comportamiento de los pulpos recién se ha empezado a comprender en décadas recientes.
Hasta la fecha se sabe que tienen memoria de corto y largo plazo, parecen soñar al dormir, pueden reconocer personas aun si se visten igual, juegan y aprenden a usar objetos como herramientas. También son capaces de abrir frascos, resolver problemas espaciales como laberintos, y han sido observados escapando de acuarios –para luego regresar– con el fin de robar comida en cocinas y en edificios vecinos.
El cerebro del pulpo tiene un diseño y composición totalmente diferentes al de cualquier mamífero, con dos conglomerados principales de células nerviosas, parecidas a nuestras neuronas, que envuelven el esófago. Esta masa cerebral está estrechamente conectada a otros ocho conglomerados de tejidos nerviosos, uno con cada tentáculo; cada conglomerado tiene la capacidad autónoma de tacto y gusto, y puede controlar movimientos básicos.
—Respeto y protección—
Con frecuencia se incluye a los calamares y pulpos entre los mariscos por ser ‘frutos’ del mar. En realidad, los cefalópodos son de un nivel de desarrollo, complejidad e inteligencia varios órdenes de magnitud por encima de otros moluscos, e incluso de peces desarrollados, como el atún. Varios estudios indican que la inteligencia de los pulpos es comparable a la de mamíferos como los lobos de mar.
El hecho de que los pulpos sean animales inteligentes y habiten en una gama de ambientes marinos puede presentar grandes dilemas éticos, tanto para algunas costumbres culinarias como para proyectos de minería submarina. De lo que sí podemos estar seguros es de que cuando queramos encontrarnos con formas alienígenas de vida inteligente, no tenemos que buscar platillos voladores de otras galaxias, basta con ir al mar.
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