Debo confesar que la noticia me cayó como un baldazo de agua fría. Hace exactamente un año, don Tomás Unger nos dejó. Junto con Óscar Miró Quesada de la Guerra ‘Racso’ fue uno de los más importantes divulgadores científicos del Perú. Por más de 40 años ininterrumpidos El Comercio publicó sus columnas, las cuales no solo sirvieron como perfecto complemento para profesores de ciencia de todo el país, que las recortaban y las compartían con sus alumnos, sino que también fueron inspiración para muchos peruanos que decidieron tomar el camino de la ciencia y hoy destacan en diferentes especialidades alrededor del mundo.
Si bien es cierto que en los últimos años han aparecido, sobre todo en las plataformas digitales, varios jóvenes dedicados a la divulgación científica, la partida de don Tomás, sin duda, se siente. Ojo, no porque la suya haya sido la única voz calificada, sino porque siempre es bueno tener un referente que ayude; no para seguir necesariamente el mismo camino, sino para ayudar a marcar el norte.
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Esto es muy importante, sobre todo en estas épocas: aunque hayamos pasado por una terrible pandemia y ahora estemos sufriendo los efectos del calentamiento global, parece que los temas relacionados con la ciencia, la tecnología, la salud y la innovación cada vez nos importan menos.
Siempre alertas
Seguramente se preguntará si realmente cambiará en algo tener más divulgadores y periodistas de ciencia. En mi opinión, sí.
Por un lado, es necesario continuar con las labores de alfabetización científica. Tuvo que llegar la pandemia para que empecemos a familiarizarnos no solo con algunos términos (como epidemiología o zoonosis), sino hasta cómo funciona la ciencia (entender las fases de estudio en la fabricación de una vacuna es un claro ejemplo).
En estos días también se necesita de ese tipo de información para entender más sobre el dengue (no solo cómo se transmite, sino qué pasa si alguien se reinfecta) o sobre qué están originando las alteraciones en el clima.
Recordemos la mala estrategia de comunicación por parte del Ministerio de Salud para manejar el tema de la extensión de la fecha de uso de las vacunas contra el COVID-19. Esas dudas fueron aprovechadas inmediatamente por aquellos que continúan negando la importancia de las vacunas.
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Y hasta parece que nos estamos olvidando de quienes nos hicieron bastante daño durante la pandemia. Solo hay que recordar que durante el año pasado organizaciones de provincias (como el Colegio Odontológico de Arequipa) otorgaron reconocimientos a Jorge Luis Cuyubamba, que se hizo pasar por un científico que trabajaba en un laboratorio chino.
Para hacerle frente a estos y otros casos es importante que la población tenga acceso a información basada en evidencia. Ahí es clave el papel de los divulgadores y los periodistas de ciencia.
Solo con eso evitaremos que promotores de agüita arracimada, del biomagnetismo, del dióxido de cloro o de teorías conspirativas sigan manteniendo en la ignorancia a la población para evitar que pueda tomar mejores decisiones.