Tomás Unger Golsztyn

Para la mayoría de personas, resulta incomprensible el entusiasmo que muchos dentistas tienen por su profesión. Los ciudadanos comunes trascurrimos nuestros días sin prestarle mucha atención a nuestros dientes, y solo nos acordamos de ellos para maldecir una picadura o malestar aparentemente insoportable. Aun entonces, ignoramos su complejidad.