En algunas sociedades el sexo aún es tema tabú, y aún en las más desarrolladas, muchas familias lidian con tensiones creadas por diferentes creencias religiosas, sociales y generacionales en cuanto al género y sexualidad. Sin embargo, la biología es una ciencia ideológicamente neutral que puede proveer importante información para ayudar a entender la realidad física y genética de nuestra especie, y formar opiniones basadas en ciencia y no concepciones culturales preexistentes que rechazan un mejor conocimiento de la diversidad humana.
Aunque falta mucho por descubrir, las últimas décadas han dado avances revolucionarios, desde un mayor conocimiento sobre ciclos cambiantes del cuerpo a través de los años, hasta la interacción de programación celular con factores ambientales y nuevos conocimientos de genética.
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Definiciones
Para entender un tema es importante tener un vocabulario común. Se considera el sexo de un ser humano a las características que permiten diferenciarlo como portador de gametos o células reproductoras masculinas (espermatozoides) o femeninas (óvulos), o hermafroditas (ambos).
Aunque generalmente se habla de dos sexos, cerca del 2% de los bebes nacen con variaciones genéticas o con gametos de ambos sexos. Uno en cada 2.000 recién nacidos puede ser considerado intersex (fuera de la definición binaria de hombre o mujer por variaciones genitales, hormonales o cromosomales) u otras condiciones llamadas trastornos del desarrollo sexual o DSD. Estas son alteraciones en el desarrollo embrionario que afectan la diferenciación del sexo en un embrión. Todas son ocurrencias naturales y no resultado de prácticas o creencias culturales.
Tradicionalmente se ha forzado a definir el sexo de un bebe a pocas horas de nacido. En sociedades industrializadas, con frecuencia sometiéndolo a operaciones para asignar su sexo sin conocer la causa del hermafrodismo, usualmente basándose solo en los genitales externos. Esta práctica empezó a cambiar en el presente milenio.
“Los jóvenes de hoy no aceptan fácilmente una definición binaria de sexualidad y cuestionan dogmas que datan de siglos”.
El hermafrodismo es común en la naturaleza, habiendo especies en que el organismo tiene ambos sexos (hermafrodismo simultáneo) y otras en que cambian de sexo una o más veces (hermafrodismo secuencial). El término se origina en la mitología griega, cuando el dios Hermafrodito (hijo de Hermes y Afrodita) fue arrastrado al fondo de un lago por una ninfa enamorada de su belleza y sus cuerpos se fusionaron para siempre. La misma suerte correría todo quien se bañara después en ese lago, dando una manera de explicar un tercer género. Bajo las leyes del Imperio Romano, los hermafroditas eran clasificados como hombres o mujeres según cuáles órganos sexuales predominaban (se conferían privilegios a los hombres, sobre todo legales), por lo que era necesaria una determinación sexual binaria.
Importancia genética y hormonal
A mediados del siglo XIX, la naciente sexología definía los caracteres sexuales como primarios (al nacer) y secundarios (consecuencia de la pubertad). Hasta el siglo XX se proponían diversas teorías para explicar la diferenciación sexual. En 1905, la bióloga estadounidense Nettie Stevens publicó una investigación en gusanos donde las hembras solo producían un tipo de células, que denominó X, y los machos, células Y y X. Stevens observó que los cromosomas portados por espermatozoides determinaban el sexo del crío resultante.
El estudio del material genético humano y los cromosomas ha avanzado muchísimo desde su descubrimiento. Hoy sabemos que hay diversas combinaciones como XXY y XYY, y entendemos funciones de diferentes regiones de cada cromosoma.
También conocemos el papel de las hormonas, que determinan todo aspecto del desarrollo y funcionamiento sexual, desde estructuras reproductivas hasta textura de piel, desarrollo del esqueleto y mamas, distribución del cabello, e incluso tono de voz. Los niveles de testosterona, estrógenos y progesterona producidos y regulados por el cerebro, y distribuidos por todo el organismo, determinan además de formación sexual y libido, el funcionamiento reproductivo y sensibilidad al dolor, consistencia ósea (que permite el parto), conexión de neuronas cerebrales y mucho más. La producción de hormonas es afectada por enfermedad, estrés, nutrición, y cambia a lo largo de la vida.
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Cambios sociales
Entre los 60 y 90, bebes con cromosomas XY con distrofias fueron sometidos a cirugías para quitar testículos y construir una vagina, luego sometidos a terapias hormonales durante la pubertad. Muchas terapias fueron públicamente rechazadas en los 90 por personas sometidas a ellas, y sufrieron problemas de identidad sexual.
En este milenio ya hay países en que los padres no tienen que asignar un sexo al recién nacido, pudiéndolo dejar en blanco en la partida de nacimiento. Cada vez más países protegen a individuos intersex de ser patologizados. Por ejemplo, la Comunidad Europea ha reconocido el derecho individual a la integridad física y no ser sometido a intervenciones sin su consentimiento. Sin embargo, en muchos países sigue considerándose tabú y niños que nacen con DSD corren peligro.
Líderes de opinión, particularmente religiosos, acusan a médicos y educadores que tratan de explicar la diversidad sexual biológica y diversidad en la identidad sexual (un tema aparte que amerita estudio), de instigar a niños y adolescentes a explorar formas de expresión sexual consideradas anormales. Es importante recordar que hace un siglo el ser zurdo era considerado anormal; niños eran castigados severamente y aprendían a corregir sus tendencias siniestras (literalmente significa ‘mano izquierda’). Cuando científicos y educadores empezaron a abogar por una actitud menos represiva, se observó un incremento de niños zurdos, que algunos atribuyeron inicialmente a una educación más liberal. En EE.UU., las estadísticas documentaron un alarmante incremento de 3% a principios del siglo XX a casi 12% en los 60. Interesantemente, cuando dejó de ser anormal, el porcentaje de zurdos se estabilizó y no cambió desde entonces.
Los jóvenes hoy no aceptan fácilmente una definición binaria de sexualidad y cuestionan dogmas que datan de siglos, exploran su identidad sexual y expresiones de género, mientras algunos consideran estos cambios siniestros. La ciencia no toma partido, solo informa, y por lo general una sociedad mejor informada tiende a ser más comprensiva, inclusiva y tolerante.