Una expresión de uso muy frecuente en el Perú reza que “el que no tiene de inga tiene de mandinga”. Eso se refiere a la mezcla de etnias que tienen los peruanos actuales, cuyos ancestros pueden incluir descendientes europeos, africanos, asiáticos o indígenas andinos.
El ganador del Nobel de Medicina y Fisiología 2022, Svante Pääbo, podría tomar esa expresión peruana y decir, para referirse a la genética del ser humano moderno, que “el que no tiene de denisovano tiene de neandertal”.
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El Dr. Pääbo empezó a trabajar en la década del ochenta en tratar de recuperar el ADN de las momias egipcias. Publicó un estudio en 1985 severamente criticado, porque lo reportado como ADN egipcio fue en realidad material de los investigadores, que había contaminado la muestra.
Aprovechando la naciente tecnología de PCR (reacción en cadena de polinerasa) que facilitó el secuenciamiento del ADN y el ARN, el Dr. Pääbo fue a Alemania y empezó a investigar la genética de los milenarios ancestros del ser humano actual.
Nueve especies de homínidos
Aunque se acepta que deben ser muchas más, y que están aún por descubrirse, se piensa que hubo por lo menos ocho especies de homínidos antes del ‘Homo sapiens’.
El ‘Homo habilis’ (hombre hábil), descubierto en 1960, evolucionó en África hace aproximadamente dos millones de años y se extinguió en ese continente hace unos 1,5 millones de años. El ‘Homo erectus’ (hombre erguido), descubierto en 1891, probablemente evolucionó en África hace unos dos millones de años, se expandió rápidamente y se extendió por Eurasia, y se cree que desapareció hace 143.000 años.
El ‘Homo neanderthalensis’ (neandertal), descubierto en 1829, apareció en Eurasia hace aproximadamente 200.000 años y se extinguió allí hace unos 40.000 años. Son considerados los primos de los seres humanos actuales y se piensa que supieron controlar el fuego y desarrollaron instrumentos primitivos de piedra y hueso. Se cree también que desarrollaron algún tipo de medicina primitiva y dejaron obras de arte.
Los denisovanos fueron descubiertos por Pääbo en el 2010, a partir de un segmento del dedo meñique de un fósil encontrado en la actual Rusia. Probablemente, vivieron en todo el este de Asia desde hace unos 200.000 años y desaparecieron hace unos 50.000 años. La existencia de los denisovanos solo se ha demostrado por el análisis genético, no se han hallado aún fósiles de este homínido.
‘Homo floresiensis’ (el “hobbit”), hallado en el 2003, vivió en la isla indonesia de Flores hace entre 100.000 y 50.000 años. ‘Homo naledi’ (hombre estrella), hallado en el 2013, vivió en Sudáfrica y pudo haber existido entre 300.000 y 200.000 años atrás. ‘Homo sapiens’ (hombre sabio) somos los humanos modernos. Se piensa que la especie apareció en África hace unos 200.000 años, salió de ese continente hace al menos 100.000 años y se extendió por el resto del mundo.
El significado del trabajo de Pääbo
Por mucho tiempo se pensó que esas especies de homínidos eran ramas de ancestros comunes y que se extinguían por separado. Es decir, nunca se pensó que pudieran existir épocas en las que esas especies pudieran coexistir, conocerse, cohabitar, tener relaciones sexuales y tener hijos.
El trabajo pionero de Pääbo –que creó la paleogenética– es demostrar científicamente que los neandertales convivieron y se cruzaron con los ‘Homo sapiens’ y los denisovanos por años en Europa y Asia.
Implicancias inmunológcas
En el 2010, el Dr. Pääbo publicó su estudio en el que describe, por primera vez, el genoma de un neandertal y el estudio que describe el genoma de un denisovano, descubierto dos años atrás.
Una vez conocido el genoma de un neandertal, los científicos pudieron compararlo con la del ser humano actual y se dieron con varias sorpresas.
La primera es que se considera que el genoma de los pobladores de Europa y Asia tiene de 2% a 4% de genes neandertales, los que en recientes estudios han demostrado que le confieren al ser humano moderno interesantes características.
Un estudio del Dr. Pääbo del 2020 encuentra que las personas con segmentos genéticos neandertales –de hace 60.000 años– tienen más probabilidad de sufrir COVID-19 más grave. Esa parte del genoma, que abarca seis genes en el cromosoma 3, está presente en 63% de personas en Bangladesh y 30% de habitantes del sur de Asia. En cambio, solo está en el 8% de habitantes de Europa y 4% en el este de Asia. Esos cambios genéticos están casi completamente ausentes en África.
No se sabe con exactitud el significado de ese hallazgo. Podría ser que ese segmento fue dejado de lado por ser dañino para la especie.
Un estudio publicado el 9 de setiembre en “Nature” encuentra que nuestro cerebro difiere del neandertal en solo un gen (TKTL1), que se ha demostrado que propicia que el cerebro actual pueda formar más conexiones entre las neuronas, las que indudablemente dan una enorme ventaja evolutiva en el campo emocional e intelectual.
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Corolario
Una de las mayores consecuencias de los hallazgos del Dr. Pääbo es que echan por tierra ideas racistas y nacionalistas de que existen las razas puras. Eso, según lo demostrado en los estudios genéticos, es simplemente imposible.
El ser humano actual es el producto de la evolución y el entrecruzamiento de numerosas especies anteriores, las cuales por razones desconocidas fueron extinguiéndose progresivamente luego de mezclar sus genes. Hace unos 40.000 años, la nuestra fue la última especie humana que sobrevivió en la tierra, y sin duda, seguimos evolucionando.