Ni bien estamos empezando a derrotar una pandemia, empieza a hacer noticia un nuevo virus esparciéndose por el mundo, y con un nombre para película de ciencia ficción: la viruela del mono. Su nombre es viruela símica (de simios), aunque ninguno refleja su origen ni su medio de transmisión.
Los temores y paralelos con el SARS-CoV-2 no son justificados. El mayor parecido de la viruela símica con el coronavirus es que ambos afectan a humanos con una letalidad que puede llegar al 1% de los casos. La viruela símica tiene características y un comportamiento muy diferente: es mucho menos contagiosa y virulenta que el SARS-CoV-2, y ya existe una vacuna efectiva.
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Monos inocentes
No es una enfermedad nueva. Se han identificado casos hace décadas en África central y occidental. El virus se identificó en 1958, al detectarse en monos de laboratorio en Dinamarca, que nadie sabe cómo fueron infectados.
Estudios posteriores indicaron que los monos no eran la fuente del virus, sino víctimas de una infección por terceros. Al igual que la gripe española que causó la anterior pandemia a principios del siglo XX, el nombre no tiene nada que ver con su origen.
Es posible que hasta ese momento la enfermedad era confundida con una infección relativamente leve de viruela (variola virus o VARV), enfermedad más letal pero de síntomas parecidos, que recién empezaba a ser erradicada. También es posible que muchos casos hayan sido confundidos con varicela o algunas enfermedades transmitidas sexualmente como herpes genital o sífilis, debido al parecido de las lesiones que causan en la piel.
La viruela símica (‘monkeypox virus’ o MPXV) es de la misma familia de virus que la viruela: los ortopoxvirus. La mayoría son patógenos de animales, y brotes en manadas de ganado pueden tener serio impacto económico.
Contagios localizados
Desde su identificación inicial, casi todos los brotes y casos de viruela símica fuera de África central y occidental se han dado entre personas que viajaron o animales importados de esa región.
La fuente más probable de los casos recientes es un brote del 2017 en Nigeria. Aunque no se esparció masivamente, tampoco se extinguió del todo y han seguido dándose casos locales con relativa frecuencia. Su reciente propagación internacional acaparó titulares, un reflejo de la veloz movilidad global y de cómo la pandemia ha agudizado la conciencia y preocupación por brotes infecciosos.
“La viruela símica no llegará a ser una emergencia de salud pública de importancia internacional, como sí lo ha sido el COVID-19, y menos una pandemia”.
Hasta la semana pasada, el brote de MPXV se había esparcido a 31 países, principalmente en Europa y Norteamérica. Recientes estudios indican que la mayoría de casos se han dado entre hombres que habían viajado a Nigeria, o que habían tenido contacto íntimo o cercano prolongado con ellos. De las dos variedades de viruela símica conocidos, una del Congo o África Central, y otra de África Occidental, esta última es la detectada en estos países, la menos virulenta y letal.
Síntomas
El SARS-CoV-2 es un virus respiratorio, cuyo principal modo de ingreso y mayor impacto es en las vías respiratorias. Sus variantes más recientes se han vuelto más virulentas –contagian más fácilmente, aún si no causan síntomas–, se adhieren y multiplican más rápido, por lo que basta estar expuesto brevemente a las exhalaciones de una persona portadora para contagiarse.
La viruela símica no se transmite fácilmente por vías respiratorias, y no se adhiere fácilmente a partículas volatilizadas (aerosoles) ni a las vías respiratorias. Para un alto riesgo de contagio por respiro, es necesario estar muy próximo a una persona enferma entre varios minutos y un par de horas, dependiendo del grado de infección del enfermo y las defensas de la persona sana.
La principal vía de contagio del MPXV es contacto con líquidos corporales (saliva, semen, sangre) o lesiones abiertas en la piel. También pueden darse infecciones por contacto prolongado con fómites (objetos en los que una persona enferma ha dejado concentraciones del virus), por ejemplo, sábanas sucias. Los síntomas iniciales –fiebre, dolores musculares y de cabeza, inflamación linfática– se dan entre cuatro y 15 días después del contagio. Entre uno y cuatro días después de los síntomas, empieza un brote de sarpullidos o lesiones en la piel, normalmente del tórax hacia las extremidades.
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Lecciones aprendidas
Pese a todo, la experiencia de la pandemia ha dado lecciones muy útiles para contener la viruela símica. Todos hemos aprendido la importancia de medidas preventivas como el uso de mascarillas, la desinfección de superficies y el lavar manos con regularidad. Además, las redes de comunicación sanitaria, identificación de contactos y rápido análisis genómico siguen activas alrededor del mundo. Esto permite identificar, aislar y tratar rápidamente a personas infectadas.
En cuanto a vacunas, la antivariólica es efectiva para prevenir contagio e infección de la viruela símica. Por esto casi no hay casos entre adultos mayores de 50 años, una generación que fue vacunada masivamente contra la viruela logrando su erradicación, y mantiene la inmunidad.
Todo parece indicar que la viruela símica no llegará a ser una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) como ha sido el COVID-19, y menos aún una pandemia. Sin embargo, nos recuerda lo importante que es enseñar y practicar buenos hábitos sanitarios, y tener sistemas de salud equipados para enfrentar brotes infecciosos.
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