Bruno Ortiz Bisso

Hace unas semanas, cómo el auge de los “contribuyó al avance de inventos y materiales en todas las áreas científicas y tecnológicas, incluyendo las biomédicas”, permitiendo avances en extraordinarios en telecomunicaciones, construcción, vestimenta y transporte.

Pero también , la presencia de basura indestructible en carreteras, veredas, ríos y playas se hizo cada vez más notoria. A continuación, conoceremos las iniciativas de algunas empresas, no solo para recuperar el material sino para volver a utilizarlo.

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Menos materia prima

Peruana de Modelados (Pamolsa) tiene, desde el 2013, Recicloplas, una planta de de PET que, hasta la fecha, ha generado más de 30.000 toneladas de material reciclado posconsumo. Esto permite que todo el portafolio de productos de la marca contenga, por lo menos, un 50% de material reciclado en su composición.

“Con esto reducimos el consumo de agua, energía y generación de gases de efecto invernadero asociados a estos productos. Del mismo modo, significa una fuente de ingresos de manera directa e indirecta para las más de 2.000 personas que componen la cadena de reciclaje de Recicloplas”, señala a El Comercio Enrique Sarco, director de Sostenibilidad de Pamolsa.

¿En qué consiste la labor de Recicloplas? Todo el PET posconsumo recuperado a través de sus proveedores aliados es seleccionados, triturado y lavado, para fabricar una escama de alta calidad que, luego de pasar por un proceso de descontaminación certificado por la FDA, es utilizada en lugar de materia prima virgen para la fabricación de nuevos productos. “La planta de reciclaje Recicloplas se ubica en el Callao, pero se abastece de material reciclado en todo el Perú, de los cuales destacan Lima, Ica, Arequipa, Cusco y Junín. La operación de Recicloplas ha sido reconocida por el Ministerio del Ambiente (Minam) como una de las mejores iniciativas de economía circular”, agrega Sarco.

Dato Actualmente, Pamolsa procesa más de 750 toneladas de PET posconsumo al mes. Su objetivo es, a mediano plazo, aumentar la capacidad y eficiencia del proceso.

Una meta ambiciosa

Coca-Cola es una marca mundialmente conocida y, al emplear envases de plástico para sus productos, han puesto en marcha “Un mundo sin residuos”. Más que una campaña, la empresa lo entiende como una misión. La meta es recolectar y reciclar el equivalente al 100% de los empaques que ellos colocan en el mercado, hasta el 2030.

“Nos basamos en tres ejes estratégicos: diseño, recolección y alianzas. En diseño, nuestra meta es incorporar el 50% de resina reciclada en todas nuestras botellas al 2030. En el Perú ya estamos por encima del 25% de resina reciclada y, además, contamos con la primera botella del país hecha 100% de otras botellas. También tenemos la estrategia de retornabilidad con nuestros envases de plástico que pueden ser reutilizados hasta unas 20 veces antes de ser completamente reciclados para volver a ser usados. En cuanto a recolección trabajamos en algunas acciones como Bodega Sin Residuos y ReciclaBus, que buscan sensibilizar y generar el hábito del reciclaje en diferentes distritos de Lima. En cuanto a alianzas, trabajamos con organizaciones como Recíclame en la promoción de modelos de recolección y en la educación y el cambio de hábitos en los consumidores”, explica a este Diario Daniel Suárez, director de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sostenibilidad para Latinoamérica Centro de Coca-Cola.

Eso también se recicla

Dentro de su estrategia de economía circular, Industrias del Envase cuentan con varios casos de éxito en el mercado local, como la fabricación cajas plásticas para cervezas y gaseosas, hechas con resina 100% reciclada. Sin embargo, su más reciente iniciativa de reciclaje apuntó a recuperar la mayor cantidad de envases de pintura usados.

“Junto con IDE, Qroma y Recíclame realizamos esta campaña piloto en los locales Color Centro de Qroma. Tras recuperar los baldes directamente del consumidor, tuvimos que conseguir a un proveedor capaz de acondicionar los baldes para que puedan entrar a nuestro ciclo productivo sin problemas. Es decir, que pueda segregar, clasificar, limpiar y moler los baldes a un tamaño óptimo. Ya hemos hecho pruebas de inclusión de este material reciclado en nuestro proceso productivo, reemplazando más del 25% de la materia prima virgen”, detalla Gonzalo Bravo, gerente comercial de Industrias del Envase.

Este proyecto aún continúa en etapa de prueba, mientras evalúan la factibilidad de una logística inversa que les permita cerrar el ciclo del reciclaje del material que se usa para la fabricación de los baldes, como el polipropileno y el polietireno de alta densidad.

Sin embargo, uno de sus principales retos en este proyecto tiene que ver con la recolección de los baldes usados. “Este trabajo en conjunto implica la concientización del consumidor en primera instancia y, luego, la operación en sí, pues implica la segregación en fuente, recolección y acondicionamiento para evitar que dichos baldes terminen en algún botadero informal y puedan cerrar su ciclo de vida”, subraya Bravo.

El gran reto de la formalización

Se sabe que en el Perú las tasas de informalidad en el reciclaje son muy altas. Para la asociación Recíclame mientras no se realice un monitoreo adecuado para conocer a detalle las brechas existentes, difícilmente se podrán tomar decisiones.

“Desde nuestro espacio, contribuimos mediante la gestión del conocimiento, la educación técnica y la promoción de políticas públicas. Precisamente, esta labor nos ha permitido aportar cifras reales y confiables que permitan trazar objetivos medibles y que aseguren el desarrollo progresivo de la cadena de reciclaje en el Perú, impulsando así la formalización de los actores del sistema”, reflexiona Renzo Gomero, gerente general de la asociación Recíclame.

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La ONG Recicla Latam recuerda que desde el 2011 el Minam viene implementando el Programa de Segregación en la Fuente y Recolección Selectiva de Residuos Sólidos en viviendas urbanas en todo el país, y que en el 2020 implementó la “Hoja de Ruta hacia una Economía Circular en el Sector Industria”, pero que esas acciones tomadas no son suficientes.

“No tenemos una infraestructura que pueda asegurar que los residuos que no son reciclables u orgánicos sean bien dispuestos ya que existen más de 1.500 botaderos informales y por el otro, más del 90% de los recicladores son informales. Sumado a lo anterior, los ciudadanos no nos encontramos debidamente concientizados en nuestro rol en la cadena de reciclaje”, recalca Fiorella Danjoy, directora ejecutiva de la citada ONG.

Danjoy considera que las claves para cambiar esta situación es que, primero, todos tomemos conciencia y nos hagamos responsables de los residuos que generamos, separarlos en el origen, formalizar a los recicladores y empresas generadoras de residuos sólidos, y, finalmente, invertir en sistemas para conseguir reciclar materiales que hasta ahora no se pueden reciclar localmente.