Con el aumento del consumo de contenido en móviles y las reglas visuales impartidas por Facebook (videos verticales y subtitulados)—heredadas de Vice o Playground—, entre otras plataformas digitales, los formatos de video han ido evolucionando. Además del importante uso de tomas con drones, que hubieran servido de sobre manera en aquellas comisiones que hacía en mis pininos como video reportero de esta casa editora en el 2007. Así como el avance del tiempo y la tecnología establecen ciertas pautas para el mejor uso de tomas en video digital, lo mismo viene sucediendo con el empleo de los vehículos aéreos no tripulados tales como el dron. Su uso recién está siendo regulado tras su proliferación.
En Europa se han vendido (en los últimos años) cerca de un millón y medio de drones para uso civil. Y tal como manifiesta el diario español El Correo, son dos los principales usos que se le vienen dando en la sociedad. “Por un lado, están quienes lo utilizan de manera recreativa, a control remoto (también llamado RPAS). Por otro, el uso profesional, que va desde realizar un video de bodas diferente al habitual, la búsqueda de restos arqueológicos y hasta la realización de fotografía aérea para poder dibujar mapas”, indica el site de dicho diario de Bilbao.
En nuestro país se han dado iniciativas legislativas que buscan regular el uso de drones pero que no han sido difundidas de la misma forma como se viene dando la propagación del uso de estas aeronaves sin pilotos. Muy distinto a lo que viene sucediendo en el viejo continente, donde en marzo de este año se presentó un plan para el desarrollo del sector civil de los drones en España y donde los países de la Unión Europea intentan establecer una norma común. Dicho plan también contempla que, más allá del 2030, los RPAS pueden servir como taxis aéreos o para distribuir paquetes en alturas inferiores a los 120 metros. Algo para lo que ya se vienen preparando empresas como Amazon, UPS y Uber.
*Uber Air es el servicio de aerotaxi de cara al 2020 que plantea la reconocida empresa de transporte.
La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) en España establece que las normas que se deben de tener en cuenta al momento de utilizar un dron son: siempre tenerlo a la vista y no superar una altura de 120 metros; volar de día, en condiciones meteorológicas favorables y en zonas adecuadas; tener más de 18 años o contar con la supervisión de un adulto; no difundir imágenes de personas o espacios privados sin autorización, entre otras.
Si bien no contamos con la totalidad de reglas como en España, Perú no es ajeno a la fiebre de los drones. Esta nueva tecnología visual también se viene utilizando en nuestro país para reducir la contaminación, así como para evitar la deforestación. Hace siete años tuve la oportunidad de conocer el Parque Nacional del Manu. En aquel viaje que realicé con mi hermano y un amigo, además de quedarnos atónitos con la biodiversidad que tenemos en nuestro país, conocimos de cerca la cruda realidad de la minería ilegal. No se podía acceder a algunas zonas de dicho parque porque estaban cercadas por dicha actividad ilícita. Hoy, gracias al apoyo de sobrevuelos con dron, se viene trabajando en sembrar bosques en aquellos lugares donde hubo minería.
Existen distintas marcas y tipos de drones para uso civil. Hace poco, una de las mejores, DJI, basada en Shenzhen —ciudad considerada como la ‘Silicon Valley de China’—, que cuenta con la serie Phantom y Mavic; en esta última, lanzó el DJI Mavic 2 Enterprise, un dron con capacidad de búsqueda y rescate que ha sido dirigido a distintas empresas y gobiernos. Existe otra marca de drones, Lily, que salió al mercado con la revolucionaria promesa de que sus equipos tenían la capacidad de sobrevolar de manera autónoma y de poder seguir a su usuario. Lo que hubiera sido excelente para los amantes de los deportes de aventura. Si bien hay páginas web que describen que su primera versión fue un fiasco, al parecer los productores de Lily Camera no se dan por vencidos y manifiestan haber mejorado su dron en la última generación que salió a la venta.
Son muchas las marcas que vienen apareciendo en el mercado. Pero lo importante es el uso que se le quiere dar o viene dando a cada uno de estos vehículos aéreos no tripulados. Empresas como Amazon tienen previsto recurrir a esta tecnología para transportar sus paquetes. Hay marcas que se quieren especializar en drones para la ejecución de obras y otras como el DJI Mavic 2 Enterprise para vigilar fronteras y hasta prestar servicios de emergencia. Pero el mayor uso, al parecer, siempre será el entretenimiento. Como apoyo visual de algún viaje, espectáculo musical o como soporte visual de algún evento deportivo, de alta competencia.
Lo que se debe de tener mapeado es el mal empleo de esta nueva tecnología que puede traer consigo posibles casos de robo, como el que presenciamos hace unos días en los distintos medios que informaron sobre un grupo de turistas que quedaron atónitos al ver cómo un dron les robaba una bicicleta. O la triste historia detrás del video que se volvió viral en redes de aquel osezno que trataba de alcanzar a su madre en una zona empinada en la nieve. La verdad fue que aquella familia de osos estaba siendo intimidada por un dron que quería capturarlos en imágenes. Y hasta la frenética reacción de un granjero que se dio cuenta que estaba siendo grabado por un dron sin consentimiento alguno de su parte.
Pero no hay que darle mayor cabida al lado negativo. Hace unos días recibí una intervención quirúrgica. Una apendicitis aguda que me tiene en cama tras haber sido operado de emergencia para no generar una Peritonitis. Desde ese día solo pienso en los miles de pacientes que son operados a diario y que necesitan el trasplante de un órgano. En muchos casos, se necesita hacer un traslado forzoso que podría ser transportado por un dron. No olvidemos que volar en un taxi-dron autónomo está cada vez más cerca.
*Pruebas de taxis aéreos de la empresa china Ehang que piensa sobrevolar arriba de los 120 metros de altura.
Sergio Sicheri se desempeña como Jefe del Núcleo de Audiencias del Grupo El Comercio, es gerente general de Brand Wash & Solutions (asesoría en imagen de marca y soluciones digitales). Cuenta con una maestría en Dirección de Marketing y Gestión Comercial en el EOI de España y la escuela de postgrado de la UPC. Ha dictado cursos de marketing digital en la universidad Mayor de Chile, la universidad Científica del Sur y en ISIL.