ChatGPT es el chatbot más popular actualmente. Desde su llegada, no ha parado de demostrar y sorprender por sus capacidades de conversar y crear textos con naturalidad. Al mismo tiempo, experimentamos una evolución en el sistema de conversación con máquinas, marcando una visible diferencia con los modelos tradicionales.
De acuerdo con Hipertextual, los chatbots tienen sus inicios en los años 50, cuando Alan Turing se preguntó si las máquinas podían llegar a pensar, creando así la prueba de Turing. Este test buscó comprobar si una máquina podía imitar los comportamientos inteligentes de los humanos. Esta interrogante motivó a Joseph Weizenbaum a dar el primer paso entre la comunicación humano - máquina. El informático del Instituto Tecnológico de Massachusetts creó a Eliza en 1966.
Eliza fue un programa que logró “engañar a muchas personas que creían que estaban manteniendo una conversación con una persona real”, informa Hipertextual. Fue bautizada como el bot psicólogo porque identificaba ciertas palabras claves y hacía preguntas al respecto.
Luego de ella, vendrían más modelos tratando de lograr lo mismo: imitar la forma en que los humanos se comunican. Sin embargo, con la aparición del bot llamado SmarterChild se logró cambiar todo el panorama. Este tipo de programa computacional no solo entretenía sino también ayudaba. Los usuarios podían pedirle información de interés como el pronóstico del clima, los horarios del cine y más. De esta forma, se inició la transición de los chatbots como plataformas de servicio.
Es así que este tipo de programas conversacionales pasaron a ser aliados de las compañías. Tal y como vemos actualmente, sus usos más habituales son “el servicio al cliente, el comercio electrónico y marketing digital”, comenta el experto Onas Lepage, Head of Business Solutions & WPO en Mejora Continua y CRO de Ecomsur.
Sin embargo, este tipo de chatbots que solo suelen contestar inquietudes sobre temas específicos podrían quedar atrás a raíz de la llegada de ChatGPT, un modelo de chat impulsado por inteligencia artificial, desarrollado en 2022 por OpenAI.
Chatbots tradicionales vs. ChatGPT
Debido al desarrollo de la tecnología y la mayor inclusión de la inteligencia artificial, los nuevos modelos como ChatGPT están marcado un antes y después en el mundo de los chatbots. Sobre todo, marcando una diferencia con los bots usados comúnmente.
“Los chatbots tradicionales se basan en reglas predefinidas y patrones de coincidencia. Su uso son en escenarios limitados y son menos flexibles de entender variaciones en la comunicación con las personas usuarias”, señala el especialista de Ecomsur.
Por su lado, Cesár Beltrán, encargado del laboratorio de Inteligencia Artificial en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), explica que para este tipo de chatbot “se hace una base de datos de todas las preguntas que podría hacer el usuario y también se las relacionan con las respuestas que puede dar”. Es decir, aquí la conversación se trata de una correlación de ciertas interrogantes con sus soluciones.
Otra de las características es que en este tipo de comunicación, el programa generalmente inicia la conversación y es quien realiza las preguntas. El usuario no tiene el control, el robot le “dice qué quiere hacer”, afirma Beltrán.
Él ejemplifica en el caso de un servicio médico, el chatbot pregunta aspectos como “con qué especialidad desea la cita, con qué medico desea atenderse, en qué horario, etc. Ahí no hay ninguna conversación, está guiando nada más”.
Onas Lepage, agrega que “estos chatbots son más simples y funcionan bien en dominios limitados donde las interacciones siguen patrones predecibles”.
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Por otro lado, los modelos actuales como ChatGPT se basan en otras estrategias. Estos funcionan utilizando redes neuronales profundas de inteligencia artificial denominadas ‘transformadores’.
“Estas redes se entrenan en grandes cantidades de texto para aprender patrones, gramática, hechos y razonamiento contextual. El objetivo es generar respuestas coherentes y relevantes en función del texto de entrada proporcionado por el usuario”, explica Lepage.
La gran característica en esta red neuronal es que tiene la capacidad de “recordar patrones, textos o palabras”, dice Beltrán. Y “son más flexibles y capaces de manejar una amplia variedad de preguntas y contextos, incluso si no están predefinidos”, agrega Lepage.
Ahora bien, un chatbot como ChatGPT siempre tiene una respuesta. A diferencia de uno tradicional que suele no responder cuando se le interroga algún tema fuera de sus patrones.
“(ChatGPT) Siempre te va a responder, aunque invente te va a dar una solución con estructura coherente”, advierte Beltrán.
Asimismo, el especialista concluye que un chatbot tradicional “no tiene nada de inteligente”, mientras que la tecnologías como OpenAI funcionan en base “modelos de procesamiento del lenguaje natural, el cual permite entender y generar texto en lenguaje humano, siendo capaz de realizar tareas como generación de texto, traducción, resumen, respuesta a preguntas y más”, refuerza Lepage.
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Sobre el futuro
Beltrán pronostica que las aplicaciones de ChatGPT podrían ser usadas en ciertos dominios, dejando atrás a los bots tradicionales. Es decir, ciertas empresas adoptarían y utilizarían los nuevos modelos para su servicios para lograr que la conversación con el usuario sea más natural y eficaz.
“Más adelante empresas de telefonía, aseguradoras o el mismo gobierno podrían utilizar el modelo de ChatGPT para ponerle su dominio y solamente reciba preguntas al respecto”.
En este sentido, la experiencia del usuario se transformaría a tal punto de no diferenciar de que se trata de una persona o un chatbot. Y sobre todo, se podrían resolver de mejor manera las inquietudes de las personas.
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