Argentina, La Nación/GDA
1987 se estrenó, con una moderada repercusión y algo más de éxito, Viaje insólito (Innerspace), un largometraje de ciencia ficción inspirado en una novela de Isaac Asimov, que contaba la historia de un grupo de científicos que son miniaturizados, junto a una nave, e inyectados al torrente sanguíneo de un hombre para estudiarlo y, por qué no, sanarlo por dentro. Este argumento, que hace 30 años nos parecía algo absolutamente descabellado, hoy está algo más cerca de convertirse en realidad.
Hace varios años que se viene trabajando sobre la idea de crear robots que puedan ser introducidos al cuerpo humano, al igual que en la película; pero la ciencia acaba de dar un paso vital para el proyecto. Aparentemente, uno de los principales problemas que enfrenta este proyecto está en hacer que los diminutos dispositivos se muevan a través de la sangre, el líquido ocular u otros medios.
Esta semana, tras años de trabajar en el tema, un grupo de investigadores del Max Planck Institute for Intelligent System de Alemania, dio con el diseño perfecto para que estos robots puedan desplazarse por fluidos de diferentes densidades. Copiando la forma y el modo en que se desplazan los moluscos, una suerte de movimiento hacia adelante y hacia atrás, este grupo de investigadores habría resuelto este problema.
Las razones de esta elección son, por un lado, porque este tipo de movimiento (un aleteo en el que el movimiento de apertura es más lento que el de cerramiento, que logra el impulso) les permitiría a los robots desplazarse en diversos tipos de fluidos corporales. Por otro lado, y tal vez la más importante, ese tipo de movimiento no demanda mucha energía; este tipo de robots no tiene baterías ni motores, su estructura es muy sencilla, y reciben energía a través de fuentes magnéticas externas de baja intensidad.
A diferencia de lo que nos sugería la película Viaje insólito,los mismos cientificos aseguraron que todavía no tienen muy en claro cómo aprovecharán estos micro robots. Sin embargo, están esperanzados, porque es un paso clave para desarrollar tecnología médica en miniatura.