Una empresa francesa fabricará perfumes que recrean el olor de una persona fallecida, a partir de la ropa que usaban.
Según le dijo a la BBC Katia Apalategui, fundadora de la pequeña empresa Kalain (en alusión a la palabra francesa calin que significa "cariño"), la idea surgió hace siete años, cuando su padre falleció por razones de salud.
"Algunas personas mantienen los lazos con los fallecidos por medio de fotos o videos. Yo necesitaba sentir de nuevo el olor de mi padre", dice Apalategui.
"Un día le conté esto a mi madre y ella me dijo que sentía la misma necesidad y por eso nunca había lavado la funda de la almohada sobre la que dormía".
"Pensé que si había dos locas que pensaban de la misma manera, tal vez otras personas tuviesen la misma necesidad", cuenta.
En busca de un laboratorio
Transformar la idea en una realidad fue un camino largo.
Apalategui, quien trabaja como corredora de seguros, llamó a numerosas puertas y pasó dos años buscando un laboratorio capaz de desarrollar estas fragancias, hasta que se encontró con la Unidad de Química Orgánica y Macromolecular (Urcom) de la Universidad de Le Havre, en Francia, que se especializa en moléculas odorantes.
Este laboratorio desarrolló una técnica que permite reproducir el olor humano a partir de un tejido utilizado por la persona.
"Tomamos la ropa de la persona y le extraemos su olor, lo que presenta más de 50 moléculas. A los cuatro días lo reconstruimos como un perfume, disuelto en alcohol", explica Géraldine Savary, de Urcom.
Marca personal
"El olor de cada persona varía en función de su alimentación, de las cremas y perfumes que utiliza y de las posibles enfermedades. Todo eso mezclado representa una especie de marca olfativa de cada uno", señala Apalategui.
Luego, Apalategui encontró un organismo público, la agencia regional para la innovación de la Alta Normandía, que la ayudó a recaudar fondos para desarrollar la iniciativa.
Kalain, que será dirigida por el hijo de Apalategui, Florian Rabeau, iniciará sus actividades entre el mes de septiembre y octubre.
Un perfume que reproduzca el olor natural de una persona costará alrededor de US$640, explica Apalategui, quien describe al producto como un "consuelo olfativo".
Dice que ya la han contactado numerosas personas y distribuidores en Europa, Asia y también Estados Unidos.
Una de ellas, cuenta, le dijo que quiere reproducir el olor de su perro muerto.
El olor de los vivos
La empresa trabajará mayormente con agencias funerarias que le ofrecerán el perfume a la familia del difunto.
Sin embargo, Apalategui quiere también comercializar el olor de las personas vivas. Ella ve como posibles clientes a empresas que se ocupan de organizar bodas o a parejas que por alguna razón, como un viaje, deben separarse por un tiempo.
A pesar de su precio, la fragancia no se puede reproducirse a partir de la original.
"Todavía no tenemos esta tecnología. Si la persona quiere un frasco nuevo, tiene que traer otra prenda", explica.
En su opinión, dice, este proyecto le ha permitido poner un fin a su duelo de manera positiva.