“Nos preocupamos por cursos, pero nos hemos olvidado de soñar”
“Nos preocupamos por cursos, pero nos hemos olvidado de soñar”
Redacción EC

RENZO GINER VÁSQUEZ ()

“Nací hace 42 años en la ciudad de Huaraz. Estudié en el colegio Santa Rosa de Viterbo y luego decidí ser ingeniero de sistemas, pero mi vocación era la docencia, entonces opté por integrar ambos. Estoy casado y tengo un hijo de 14 años, me gusta el básquet, aunque hace mucho que no lo practico. Actualmente soy profesor en el colegio Jesús Nazareno y catedrático en la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo. Mi hobby es mi trabajo, soy perseverante en cada proyecto nuevo, ese también es mi defecto. Algunas personas dicen que es malo dedicarte solo a tu trabajo, pero disfruto con cada nuevo reto que encuentro en el camino.”

Solo dejó su natal Huaraz para ser premiado como El , una iniciativa de Interbank y el Ministerio de Educación. Su proyecto 'Realidad Aumentada X' aprovecha al máximo las a las escuelas públicas desde el 2007.

— ¿Cuándo nace su iniciativa? Cuando las OLPC [One Laptop per Child] llegan allá. Con el Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación conseguimos un bono de casi 10 mil soles, entonces empezamos a trabajar con títeres. Con esa experiencia pasamos a programar, llevando los títeres a la animación.

— Así los niños se interesan por lo que producen... Esa es la idea, todo está enmarcado en una estrategia orientada a gestionar información, poco a poco el mundo se vuelve más digital, eso nos genera mucha dependencia por quien crea los contenidos y las aplicaciones.

— ¿Qué es la ? Una cámara capta la realidad, a eso le añadimos objetos virtuales que realizan algún tipo de interacción. En el 2011 obtuve un premio por eso.

— ¿Qué significó ese premio? Una oportunidad de volver a España. Nos permitía marcar un hito porque nos convertíamos en los que más premios ganábamos en lo individual y en el país. Sin embargo, los argentinos tienen una cultura de mayor difusión de logros. Ellos tenían tres terceros puestos; sin embargo, su mentalidad hacía creer que ellos eran los ganadores globales. Nos falta mucha preparación competitiva. Pese a eso fue una bonita experiencia, un estímulo para seguir avanzando. Si bien en el mundo se desarrolla mucho esta técnica, en la región y el país no; hay programadores de muy alto nivel pero ninguno está vinculado a la educación, no existe esa conexión.

— ¿En qué momento nace la idea? Siempre tuve ese interés, las OLPC llegaron cuando yo tenía intenciones de abandonar la educación por los problemas propios de los educadores, el sueldo. En el ministerio hay un deseo de entregar las máquinas pero no poseen un modelo sostenible, no existe la comunicación con el profesor para desarrollar un modelo propio que impulse el uso de la tecnología. Los dispositivos son cada vez más potentes y si el hombre fue capaz de llegar la Luna en una época donde ni siquiera existían los celulares, ¿por qué no empleamos todos los dispositivos que tenemos ahora?

— ¿Considera que su proyecto ha evolucionado? Sí. Pasamos de programar a generar softwares. Uno de los niños tenía un familiar sordo, ese fue el aliciente para hablar sobre esto y se me ocurrió que podíamos construir traductores. Tuvimos contacto con el Samec (un centro de ayuda a niños con discapacidad), quienes estuvieron muy animados. Construimos pequeños traductores, con los niños más grandes podíamos incluso traducir toda una oración al lenguaje de señas.

— ¿Cuál es su invento favorito? Las animaciones. Pese a que es una tecnología muy sencilla, es mi favorita, nos permite llegar a los niños para motivarlos.

— Y desarrollar la imaginación... Sí. Acá nos preocupamos por cursos muy básicos, pero nos hemos olvidado de soñar. Nos limitamos a metas cercanas, no visionamos con nuestro futuro. Cuando pones metas fáciles, el docente no sueña con conseguir alumnos que innoven o que sean más creativos.

— ¿Cuán positivo encuentra estas premiaciones? Se necesitan más iniciativas así. Es un aliciente para que el docente sistematice sus experiencias.

— ¿Cómo fue ese momento? Quería ver quién ganaría para filmarlo [risas], de repente dijeron mi nombre. Fue un sueño, no lo podía creer, no sabía a quién darle mi cámara para que me filmara [risas]. Consagraba el trabajo de cinco años en el que buscaba conseguir cosas mejores para mí y para los niños. — ¿Y el día siguiente a la premiación? Ya me estaba proyectando en todo lo que se requiere para el proyecto y como invertir los US$5 mil dólares que ganó el colegio. Hay proyectos con una universidad de México para integrar esfuerzos. — ¿Cómo pasó el día del maestro? Reflexionando, tratando de contactarme con mis colegas. Estaba en Lima y no es lo mismo estar en tu casa, con tus compañeros. Pero sé que hubieron muchas felicitaciones desde Huaraz. Saber que toman este premio como un impulso me satisface, porque en estos tiempos más importante que el dinero son las ideas.

— ¿Qué mensaje dejaría? Los peruanos sí podemos pero necesitamos colaborar entre nosotros. Compartamos nuestros conocimientos, experiencias, sacrificios. Así el país será mucho más grande.

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