¿Sabías que cada vez que tocas tu celular, puedes estar interactuando con millones de microbios? La dependencia a nuestros teléfonos móviles es un hábito ampliamente extendido. Usamos estos dispositivos mientras nos desplazamos, comemos e incluso mientras vemos televisión. Pero, ¿te has detenido a pensar qué más contienen, además de información valiosa?
Dependencia de los celulares y su riesgo invisible
Los teléfonos móviles albergan enormes cantidades de agentes microbianos. Cada quien es consciente sobre qué superficies deja su equipo. Y de nada sirve lavarse las manos antes de almorzar si en plena comida sacamos el teléfono, teléfono que –seamos sinceros– muchas veces usamos hasta en el baño. Estos microbios se acumulan en la superficie del teléfono, formando un ejército invisible.
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La amenaza de las superbacterias
El problema va más allá de la mera presencia de microbios comunes. Investigaciones recientes han descubierto bacterias resistentes a antibióticos en los smartphones. Un estudio en Huánuco halló estas bacterias en las pantallas de los teléfonos de vendedores de comida.
“Encontramos que en algunos dispositivos había cepas que eran resistentes a dos, tres, cuatro y hasta cinco antibióticos distintos. En total, 77 celulares fueron identificados con algún tipo de resistencia [de un total de 127 muestras]”, comentó en aquella oportunidad el Dr. Franz Kovy Arteaga Livias, miembro del equipo de investigación y médico de la Red EsSalud de Huánuco.
Anteriormente, otros estudios ya habían evidenciado la presencia de bacterias resistentes en alimentos, como la carne vendida en los mercados. Lo sorprendente es encontrar estos agentes en celulares, un entorno fuera del ámbito hospitalario, donde también se han detectado en los teléfonos del personal médico.
Bacterias, superbacterias y antibióticos
Las bacterias son organismos unicelulares sin núcleo definido, cuyo ADN flota libremente en el citoplasma. Han existido desde que la vida comenzó en la Tierra. No todas son dañinas; algunas son esenciales para nuestra salud. Sin embargo, las patógenas, que poseen proteínas o genes tóxicos, pueden causar enfermedades, especialmente en personas con sistemas inmunológicos comprometidos.
“No son buenas, no son malas, simplemente son. Sin ellas no podríamos vivir. Por ejemplo, hay algunas en el intestino que ayudan a digerir alimentos, son esenciales. Otras simplemente no son ni buenas ni malas, ni nos ayudan ni nos perjudican, están ahí y, como mucho, ocupan un espacio que no pueden ocupar otras”, señala a El Comercio Joaquim Ruiz Blázquez, investigador titular de la Universidad Científica del Sur.
“Luego, hay otras que tienen una serie de proteínas o genes que codifican productos que, esos sí, son tóxicos para nosotros: son las que llamamos bacterias patógenas. Las hay que son más virulentas y las hay que son menos virulentas. Las menos virulentas a menudo afectan a quienes tienen el sistema inmune más deprimido o están en peor estado de salud por diversos motivos”, agrega.
Todo nuestro entorno está lleno de bacterias, incluso las encontramos flotando en el aire. Afortunadamente, no todas son dañinas, y para las que lo son, existen tratamientos antibióticos. Sin embargo, el abuso de los antibióticos ha dado lugar a las superbacterias, que son resistentes a estos medicamentos.
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Sobre estas superbacterias Ruiz explica que “son bacterias que hemos ido seleccionando usando antimicrobianos”. Es decir, el uso de estas sustancias ha favorecido la supervivencia de las bacterias que pueden resistir su acción.
El investigador precisa que los antimicrobianos, principalmente, provienen de fuentes naturales y han estado presentes desde tiempos muy antiguos, desde antes de que los humanos los descubrieran y usaran. Incluso en épocas prehistóricas, había bacterias que eran naturalmente resistentes a estos antimicrobianos.
Los organismos que producían antibióticos (por ejemplo, ciertos hongos y bacterias) lo hacían en pequeñas cantidades, y algunas bacterias en su entorno desarrollaban resistencia a estos antibióticos. Las bacterias resistentes prosperaban cerca de los productores de antibióticos, pero en otros entornos, donde no había antibióticos presentes, estas bacterias resistentes tenían menos ventajas para sobrevivir y reproducirse en comparación con las bacterias no resistentes.
“Al empezar a usar antimicrobianos de manera masiva a partir de los años 40 del siglo pasado. ¿Qué hicimos? Eliminamos las bacterias sensibles, y el espacio que quedaba libre fue ocupado por las resistentes. ¿Qué ha pasado después de tanto tiempo? En el ámbito hospitalario, la mayoría de las bacterias sensibles han sido eliminadas, y lo que queda son bacterias resistentes que se han adaptado a ese entorno”, manifiesta.
Ya sabemos que las bacterias están presentes en todos los entornos. Por curiosidad, decidimos examinar la sala de redacción de nuestro diario, ubicada en Santa Catalina, La Victoria. ¿Qué tipo de bacterias podrían encontrarse en un ambiente como el de un periódico? ¿Descubriremos alguna resistente a los antibióticos? Con la colaboración del equipo de laboratorio de la Universidad Científica del Sur, tomamos muestras de hisopados de los celulares y teclados de laptops y computadoras de 10 colegas periodistas.
Las muestras se colocaron en un medio de transporte y se llevaron al laboratorio de la universidad, donde se transfirieron a medios de enriquecimiento, caldos de cultivo donde se inocularon los hisopos por 24 horas a 37 grados centígrados.
Después de este período, se esperó el crecimiento de las bacterias, que luego se siembraron en dos medios diferentes. En este caso, se usó un agar sangre, un medio general que permite el crecimiento de diferentes microorganismos, y un agar MacConkey, un medio selectivo. En el primer crecimiento, que se observó a las 24 horas, se vieron diferentes tipos de colonias. Luego, estas colonias se vuelvieron a aislar para obtener colonias puras.
Con las colonias más puras, de diversas morfologías y colores, se realizaron pruebas específicas, como la tinción Gram y pruebas bioquímicas, para identificar las bacterias de manera precisa.
¿El resultado? En las distintas pruebas realizadas, se detectaron diferentes tipos de bacterias: Staphylococcus aureus, Streptococcus spp viridans, Kluyvera ascorbata, Pseudomonas luteola, Enterobacter spp. y Acinetobacter lwoffii. De estas, todas presentaron sensibilidad a los antibióticos, es decir, son susceptibles de ser inhibidas o destruidas por estos, salvo el Streptococcus viridans, que mostró una ligera resistencia.
Cabe aclarar que una bacteria resistente no es necesariamente infecciosa. “Una bacteria puede ser infecciosa aunque sea muy sensible o ser totalmente inocua y muy resistente. No tiene nada que ver una cosa con la otra”, especifica Joaquín Ruiz, quien estuvo a cargo del análisis de estas muestras.
Según el especialista, los resultados obtenidos muestran que las bacterias halladas son las que normalmente se encuentran en un ambiente como una oficina, nada inusual. Algunas de ellas, como el Staphylococcus aureus, podrían generar infecciones, pero solo si se topan con una persona cuyo sistema inmune esté deprimido.
“Es lo normal en un ambiente de trabajo, donde no hay antibióticos, como lo es una oficina”, concluye el investigador.
Consecuencias y amenaza mundial
Y como hemos visto, las bacterias resistentes no solo están en los hospitales, también se han extendido a muchos otros entornos, como mercados, aves salvajes, el agua y hasta en los celulares.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que una bacteria resistente puede ser patógenas como pueden no serlo. Y, como ya vimos, de las patógenas, algunas son más virulentas que otras.
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Para el investigador de la Científica, puede que una persona sana por manipular el celular no se vaya a enfermar, “el problema es que actúa como vehículo que lo distribuye de un sitio a otro”.
“El riesgo es que esa bacteria llegue a alguien que tenga algún problema de inmunodepresión. Si esa bacteria la introducimos en un hospital y acaba contactando, de alguna manera, con un paciente que está ingresado, ese paciente sí que tiene un riesgo real de sufrir enfermedad”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a esta amenaza una de las 10 mayores a la salud pública en el planeta. Se prevé que, para 2050, la cantidad de fallecidos por este motivo llegue a los 10 millones.
En los estudios realizados se ha comprobado que las bacterias detectadas eran resistentes a antibióticos clásicos como la ampicilina, pero en los casos más preocupantes también a la colistina, usada como última opción por los médicos en hospitales.
Recomendaciones para la limpieza de dispositivos
Dado que los microbios están en todas partes, es crucial mantener una adecuada limpieza para reducir riesgos. Aquí hay algunas recomendaciones:
• En hospitales: Procura dejar el celular en el bolsillo.
• En casa: Lava bien tus manos antes de usar el teléfono.
Pero el consejo principal pasa por formar el hábito de limpiar el celular con regularidad.
Cómo desinfectar tu teléfono correctamente:
Apple recomienda usar toallitas con alcohol isopropílico al 70% o alcohol etílico al 75% en las superficies exteriores del iPhone. Las toallas de la marca Clorox también pueden servir, según indica en su sitio web. Evita productos con lejía o peróxido de hidrógeno, y no permitas que la humedad entre en las aberturas.
Samsung sugiere usar un paño de microfibra suave y limpio para limpiar suavemente el producto. Si es necesario, humedece la esquina del paño con una pequeña cantidad de agua destilada y aplica desinfectantes como soluciones de ácido hipocloroso o alcohol.
Huawei indica que se retire la funda del teléfono, se use una toallita de alcohol o un paño suave con alcohol al 75%, y se limpie suavemente la pantalla y la carcasa. No limpies alrededor de los puertos y asegúrate de que el teléfono esté completamente seco antes de usarlo.
Recordatorios importantes:
• Limpia suavemente para evitar arañazos.
• No uses detergentes o lejía para limpiar el teléfono.
• No rocíes alcohol directamente sobre el dispositivo. Mantén el alcohol lejos de cualquier fuente eléctrica.
• Si el líquido entra en el teléfono, apágalo de inmediato y llévalo a un centro de reparación autorizado.