Madrid. (EFE). La tecnología vestible empieza a hacerse un hueco a través de pulseras cuantificadoras y relojes conectados, dispositivos que actúan de sensores corporales y vislumbran nuevos usos en el ámbito de la salud.
Son parte del internet de las cosas y, aunque sus usos se limiten aún al ámbito de la actividad física o a ser sencillas extensiones de los teléfonos móviles inteligentes, grandes actores tecnológicos están interesados en ellos.
Compañías como Google y Apple ya han dado pasos para, aprovechando la alta penetración de la tecnología personal, ahondar en el entorno de la salud. En concreto, Apple presentó hace unas semanas la aplicación Health, destinada a centralizar toda la información sobre la salud y la actividad del usuario: variables como el ritmo cardíaco, el nivel de glucosa en sangre o la frecuencia respiratoria.
TRABAJO CONJUNTO
Por su parte, la tecnológica de Mountain View (California) ha anunciado la plataforma Google Fit, también pensada para organizar toda la información física que pueda recolectar un usuario.
Hasta que estas iniciativas se materialicen de forma sólida, pulseras y relojes conectados actúan de avanzadilla de esta nueva era de medición y monitorización.
Trabajan asociados a un teléfono móvil inteligente o a un ordenador y su actividad se centra básicamente en medir el movimiento, con el objetivo de promover una vida saludable, y el sueño de una persona. Los más sofisticados actúan como extensión del "smartphone" y permiten desde recibir alertas de aplicaciones móviles a contestar llamadas.
Entre los dispositivos "ponibles" sin pantalla destacan Shine, Smartband de Sony, Jawbone Up 24 y las pioneras, Fitbit Flex y Nike Fuelband. Todos miden y recogen datos corporales que luego el usuario puede analizar en su dispositivo.
La veterana Nike Fuelband, que acaba de llegar a Android, se centra exclusivamente en medir el movimiento -su intensidad y frecuencia- y su software trata de motivar al usuario a que alcance los objetivos que se ha propuesto.
Smartband, la colorida propuesta de Sony, también registra el sueño, los pasos dados o las calorías quemadas, pero además sirve de despertador silencioso mediante vibración.
Compatible con teléfonos Android, se conecta mediante NFC con la aplicación Lifelog, que pretende ser un centro de representación visual de qué ha hecho un usuario a lo largo del día: no sólo su actividad física, también las fotografías que ha tomado, los correos que ha recibido, la música que ha escuchado, los lugares a los que ha acudido e incluso las notificaciones de Facebook recibidas.
Un poco más lejos que las pulseras tratan de ir los dispositivos con pantalla táctil, la mayoría relojes inteligentes que actúan como extensión del teléfono, entre los que se encuentran Pebble, Samsung Gear Fit o Gear 2 y Sony Smartwatch 2.
En este ámbito, Google presentó en su conferencia de desarrolladores, Android Wear, su apuesta para la tecnología vestible. Google pretende que Android Wear sea la llave de entrada a un mundo de múltiples pantallas.
Los dispositivos que funcionen con Android Wear ofrecerán información que consideren relevante para el usuario, mostrarán notificaciones de aplicaciones móviles, permitirán gestionar llamadas y controlar la música y se podrán manejar con la voz. Samsung, LG y Motorola ya han desarrollado relojes para Android Wear, si bien el más prometedor es el Moto 360, el único de formato circular hasta la fecha.
Se espera que Apple contraataque en septiembre con su propuesta en este campo, el largamente rumoreado "iWatch".